La envidia, ese mal hábito del que nadie habla pero que está presente en las empresas

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A Marta le han felicitado. Marta te cae bien porque sois compañeras desde hace diez años. Sabes casi todo de su vida y viceversa. Aunque hoy la ves de otra forma. Desde que hace una semana, se llevó una palmadita en el hombro y tal vez sea ascendida en la empresa, la notas diferente contigo y con el resto de compañeros.

En realidad, nada de eso está sucediendo. Sí, a Marta le han felicitado porque gracias a su trabajo la empresa podrá cerrar un buen contrato, pero ella sigue siendo igual de encantadora con todos. Es la envidia que te corroe la que habla y piensa por ti.

La diferencia entre ser un ambicioso sano y un ambicioso que no tiene ni idea de lo que significa la palabra, es la envidia. Una persona ambiciosa que pretende hacer bien su trabajo, mejorar, crecer cada día y aprender, para empezar no verá en su entorno rivales, sino compañeros de viaje.

Como buen compañero, tu misión sería alegrarte por los logros de los demás, eso te hará mejorar como persona y lo más importante, como profesional

Todo lo relacionado con los celos, envidias o malestar por lo bueno que le suceda al otro, sólo conlleva un gasto de energía y lo peor: no dice nada bueno de ti. Así que la compañera de Marta debería tomar aire y centrar sus pensamientos en sus propias ideas y sueños.

Sólo una personalidad débil y frágil sufrirá de envidia y le parecerá que una persona que ha tenido un reconocimiento es su enemiga. No tiene sentido, ¿verdad? Los golpes de suerte, el trabajo duro, un conjunto de varias circunstancias logran que un día todo vaya bien ¿y qué? Ya llegará tu turno, ahora es su momento y ganarías más alegrándote que lo contrario.

Imagen|Pixabay

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