El papa Francisco llegó el jueves a Mongolia para una visita de cuatro días durante la que encontrará a una comunidad católica de 1.500 personas en un país de mayoría budista y en la que también hablará al mundo de temas como la paz y el ambiente desde lo que llamó el «corazón de Asia», entre Rusia y China.
El pontífice aterrizó en el aeropuerto de la capital Ulán Bator minutos antes de las 10 locales (23 de Argentina) tras nueve horas y media de vuelo en un Airbus A330 de Ita Airways.
Durante el vuelo, y acompañado por un enviado de Télam entre otros medios a bordo del avión, el Papa sobrevoló el espacio aéreo chino a eso de las 20 de Argentina, por lo que envió un telegrama de saludo al presidente Xi Jinping más allá de que Roma y Beijing no tienen relaciones diplomáticas.
En el que será su viaje 43 fuera de Italia desde su elección en marzo de 2013, el Papa, de 86 años, dedicará el primer día a descansar en la Nunciatura Apostólica, según el programa de la visita.
En total, Francisco dará cinco discursos durante las 74 horas que estará en Ulán Bator y en las que tendrá reuniones políticas, religiosas y sociales.
La primera actividad oficial de Francisco en Mongolia será una reunión el sábado con el presidente Ukhnaagiin Khürelsükh, luego de la que dará un discurso frente a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el Palacio de Estado de Ulán Bator.
Durante la visita, se espera que el Papa incluya entre los temas de sus discursos mensajes hacia la sociedad de Mongolia así como temas universales, entre ellos el medioambiente.
La comunidad católica mongola, con 1.500 fieles, es considerada una Iglesia «pequeña y vivaz» por el Vaticano, que en la previa resaltó el trabajo hecho por misioneros que difundieron el catolicismo luego del régimen comunista caído en 1992 que había prohibido la religión en el país. Según las estadísticas oficiales, por ejemplo, en 1995 había solo 14 católicos en toda Mongolia.
El domingo, además de encontrar a la comunidad católica local y a fieles de países cercanos, el Pontífice encabezará un encuentro interreligioso en el que se reunirá con representantes del budismo, la religión mayoritaria en el país.
Con cerca de la mitad de su población concentrada en la capital, Mongolia enfrenta grandes cambios demográficos luego de siglos de tradición nómada organizada alrededor de las ger, como se llaman las tiendas históricas que sirvieron de techo a los habitantes del entonces imperio mongol y que ahora dan también forma a varios de los edificios de Ulán Bator, entre ellos el teatro Hun en el que el Papa se reunirá el domingo con miembros de otras religiones.
Francisco definió a Mongolia como el «corazón de Asia» y se espera también que desde la capital, ubicada 660 kilómetros al sur de la frontera con Rusia, renueve sus llamados a la paz mundial, en el marco además del conflicto abierto en Ucrania desde febrero de 2022.
El Vaticano confirmó también que en las celebraciones presididas por el Papa habrá fieles de la Iglesia ortodoxa rusa.
«Es la misma presencia del Papa en Mongolia la que constituye una invitación a la paz», anticipó el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, en diálogo con periodistas.
«Y ello, por el lugar significativo que este país ocupa en el gran contexto asiático. Esta visita lleva en sí misma el llamamiento al respeto de todos los países, pequeños o grandes, a la observancia del derecho internacional, a la renuncia al principio de la fuerza para resolver las controversias, a la construcción de relaciones de colaboración, solidaridad y fraternidad entre los vecinos y con todos los países del mundo», agregó el cardenal italiano.
Por otro lado, está también confirmada la presencia de católicos chinos, con el acercamiento entre Roma y Beijing como marco a partir del acuerdo firmado en 2018 para la designación conjunta de obispos con el que ambos Estados buscan normalizar la vida de la Iglesia en el gigante asiático.
«Todo el mundo sabe el interés que el Papa Francisco tiene por China», contextualizó Parolin en esa dirección.
En 2022, Mongolia y el Vaticano cumplieron 30 años de relaciones diplomáticas en un marco en el que la Santa Sede destaca la pacificación promovida por las autoridades locales, a partir de un multilateralismo en el plano internacional y de decisiones como la abolición de la pena de muerte en el escenario doméstico.
Esos temas, junto a los cambios demográficos de los últimos años que provocaron una gran migración desde zonas rurales a la capital Ulán Bator en busca de oportunidades laborales, también podrían estar presentes en los discursos de Francisco, según fuentes vaticanas.
La visita del Papa, que tiene por lema «Esperar juntos» terminará el próximo lunes con un encuentro con misioneros, durante el que inaugurará una casa dedicada a víctimas de la violencia doméstica y personas sin hogar, antes de regresar a Roma desde Ulán Bator al mediodía local (1 de la mañana de Argentina) y aterrizar en la capital italiana cerca de once horas después.
«Los trabajadores son sagrados»
El papa Francisco afirmó este jueves que «los trabajadores son sagrados», al lamentar, en vuelo a Mongolia, el accidente por el que este jueves murieron cinco ferroviarios en Italia.
«Los accidentes de trabajo son una calamidad e injusticia», sostuvo el pontífice en diálogo informal con los 76 periodistas que lo acompañan a bordo del avión para una visita de cuatro días a Ulán Bator, entre ellos un enviado de Télam.
Al saludar a la prensa, el Papa reconoció además que es «difícil» el ejercicio de la diplomacia.
«No sabes cuánto es difícil», dijo, al tiempo que admitió que lo mejor a veces es tomarlo «con humor».
Durante su recorrido por los pasillos del AirbusA330 de Ita con el que llegará a Mongolia a las 10 locales del viernes (23 horas de hoy en Argentina), el Papa firmó libros y fotos que le acercaron los periodistas.
Consultado además por un supuesto enojo del episcopado de Estados Unidos tras las declaraciones en las que los acusó de tener algunas posiciones conservadoras, Francisco admitió que «se han enojado», pero no profundizó en el tema.