La carrera de Hayden Christensen ha resurgido gracias a su breve aparición en ‘Obi-Wan Kenobi’ y pronto volveremos a verle dar vida a Darth Vader en ‘Ahsoka’. Sin embargo, muchos criticaron en su momento con su dureza su interpretación como Anakin Skywalker en ‘El ataque de los clones’, hasta el punto de poner en duda que tuviera talento para la actuación. Poco tardó en disipar cualquier tipo de duda con ‘El precio de la verdad’ -aunque algunos ya lo tenían claro de antes gracias a la estimable ‘La casa de mi vida’-, el mejor trabajo de toda su carrera que acaba de llegar al catálogo de Amazon Prime Video.
Basada en la escandalosa historia real de Stephen Glass, un periodista que logró cierta popularidad gracias a una serie de artículos que acabó demostrándose que estaban basados en datos falsos, ‘El precio de la verdad’ fue el primer largometraje dirigido por Billy Ray. En él la confianza y la traición se erigen como dos de los grandes temas de la función y que volvería a explorar poco después en la también reivindicable ‘El espía’.
Dos tipos de periodismo
Como era de esperar, el mundo del periodismo tiene un peso notable en la película y se centra en dos personajes: la joven promesa que cae bien a todo el mundo y el recién ascendido entregado a su trabajo pero que no despierta las simpatías de los demás. Dos personalidades contrapuestas y condenadas a chocar entre sí, con la particularidad de aquí se revierten los roles habituales y el verdadero héroe de la verdad es el personaje que a priori parece condenado a caer mal al público.
Eso también lleva a que la interpretación de Christensen luzca más, pues su evolución es más evidente de cara al espectador y él sabe aprovechar para mostrar la ambivalencia de Glass, desde su lado más encantador hasta su innegable condición de farsante. No obstante, justo es reconocer que la verdadera revelación de la película es un Peter Sarsgaard, otro actor al que Hollywood no ha terminado de sacar provecho, en un papel mucho más complicado y menos lucido que resuelve de forma impecable.
Lo que nos queda al final es una película biográfica especialmente estimulante, ya que aprovecha su enfoque para dar forma a un drama adulto de esos que tanto echamos de menos últimamente. A ello no ayudó precisamente su tan indiscutible como injusto fracaso en cines, pues es cierto que su presupuesto fue de unos ajustados 6 millones de dólares, pero es luego apenas recaudó 3.
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