El teletrabajo se ha vuelto a colocar en el centro del debate, en este caso como una de las fórmulas que pueden ayudar a un ahorro energético. Y lo cierto es que tengo ciertas dudas sobre en qué medida impacta el teletrabajo en el ahorro energético.
No importa si hablamos de una fórmula de teletrabajo híbrido, que combina unos días en la oficina y otros desde casa, pero también el teletrabajo de forma habitual. El impacto es diferente en cada caso, pero es algo que se debe analizar en profundidad.
El ahorro de costes en desplazamientos
Lógicamente si no acudimos a nuestro puesto de trabajo en la empresa, nos ahorramos el desplazamiento. Pero el ahorro energético solo se produce si lo hacemos habitualmente en nuestro vehículo privado. En este caso, que por otro lado es muy frecuente, se va a producir un ahorro en combustibles importante.
Igualmente sería mucho más efectiva implantar medidas que faciliten horarios de entrada flexibles para que se puedan evitar atascos y horas puntas, que sobre todo en las grandes ciudades, impactan de forma importante en el consumo mensual para llegar al puesto de trabajo.
Tanto para los empleados, que les va a permitir en este caso asumir la subida de la inflación, que es especialmente alta en carburantes, y no acudir uno, dos o tres días en semana, supondrá a final de mes un ahorro muy importante.
El coste energético tecnológico
Si miramos la factura eléctrica de los equipos informáticos, los costes se pueden duplicar si no se habilitan conexiones centralizadas. En las empresas más pequeñas es normal que la conexión remota se realice a su propio equipo en la oficina.
En las que tienen habilitadas sistemas centralizados, no es necesario que el equipo de la oficina se quede encendido. Pero el ahorro energético sería nulo, porque tendríamos un ordenador en casa en marcha, supongamos que las mismas horas de las que los tenemos en la oficina.
Los costes de climatización
Para la empresa, no supondrá un ahorro importante. Porque en sus oficinas no se va a reestructurar de un día para otro, no se va a cerrar un área concreta que no se tenga que climatizar, por lo tanto no habrá ahorro energético.
Y en los hogares se producirá el efecto contrario, un aumento del gasto energético, simplemente porque al pasar más horas en casa vamos a gastar más electricidad, solo por encender el ordenador o encender la luz. Si a esto le sumamos que tanto en verano como en invierno necesitaremos aire acondicionado o calefacción.
Más que un ahorro energético, una recuperación de poder adquisitivo
Con todo esto encima del tablero muchas empresas pueden cuestionar si favorecer el teletrabajo supone un incentivo o no para el ahorro. Lo cierto es que no es tanto el ahorro energético global, como una recuperación de poder adquisitivo de los empleados que utilizan sus vehículos privados para desplazarse.
Si la empresa no ha subido salarios, o si la subida pactada ha quedado muy por debajo del IPC, en un 10,2% interanual, facilitar uno o dos días de teletrabajo puede suponer para todos los empleado que quieran acogerse un ahorro que les permita estirar un poco más sus nóminas. Más todavía si sumamos gastos de comida fuera de casa que nos ahorramos.
Es una fórmula, a la que se pueden sumar otras, como retribuciones no monetarias, pero que son muy apreciadas por muchos de los empleados, que ayudan a sentir que la empresa se preocupa por ellos y aumentar el compromiso con su compañía.