No cabe duda que nuestros mayores han sido los más afectados por la crisis sanitaria derivada de la pandemia de la covid-19. Ellos han sufrido las consecuencias más dramáticas, ya han sido el colectivo con mayor probabilidad de sufrir la hospitalización y, en los peores desenlaces, la muerte.
Evidentemente, esta circunstancia ha tenido un impacto significativo en las pensiones, que por primera vez en los últimos años han sufrido un ligero recorte. Aunque, eso sí, con ciertos matices.
Y es que, según datos de la Seguridad Social, el gasto en pensiones hasta la fecha actual supone el 12 por ciento del PIB, una cifra que es ligeramente inferior a la registrada en 2020, cuando era del 12,4 por ciento, aunque algo superior a la de 2019 (del 10,9 por ciento). No obstante, según cálculos del propio organismo público, se espera un aumento del 3 por ciento respecto al 2020.
En concreto, a fecha 1 de septiembre, la nómina mensual de las prestaciones contributivas de la Seguridad Social ascendió a 10.233,85 millones de euros, un 3,25 por ciento más que el mismo mes del año pasado. De ellos, más de dos tercios se destinaron al abono de las pensiones de jubilación. Esta cuantía experimentó un crecimiento del 3,80 por ciento en los últimos doce meses.
La brecha en la pensión media continúa aumentando
La pensión media de jubilación continúa aumentado, al llegar hasta los 1.036,69 euros mensuales, aumentando un 2,14 por ciento en el último año. En esta pensión media se incluyen todas las pensiones, incluyendo jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en favor de familiares.
Sin embargo, esta brecha difiere mucho entre los diferentes regímenes de la Seguridad Social. En el caso del Régimen General, la pensión media de jubilación fue de 1.338,34 euros al mes, frente a los 794,63 euros al mes del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Es decir, casi un 40 por ciento inferior.
Imagen | Carlos Ebert
