A finales de noviembre teníamos en nuestras pantallas la ambiciosa serie de Álex de la Iglesia para HBO, ‘30 monedas‘, y este pequeña comedia multiformato que suponía el debut en el largometraje de Daniel M. Caneiro tras veinte años en el mundo del corto. ‘El cerro de los dioses‘ es, precisamente, una más que digna heredera de ese estilo que la serie ha vuelvo a poner de moda. Terror, comedia, costumbrismo y ganas de hacernos pasar un buen rato.
Herederos de la bestia
Cuentan los miembros de R.E.M. cómo una vez sabotearon a The Verve en un festival con miles de espectadores. Descontentos por tocar antes que la banda de Richard Ashcroft por petición de última hora, la banda liderada por Michael Stipe decidió entonces cambiar el set y tocar solamente sus grandes éxitos. Y los autores de Bitter Sweet Symphony iban a presentar nuevas canciones. Siniestro total.
Esa sensación de disfrutar más con los teloneros del artista que hemos pagado por ver que con el propio cabeza de cartel podría aplicarse perfectamente a ‘El cerro de los dioses’, una pequeña y juguetona comedia de terror que podría servir perfectamente de antesala de la última gran obra del director de ‘Perfectos desconocidos‘. Donde la ambición desmedida del que puede permitirse todo no encuentra límites, amplificando sus virtudes pero también sus defectos, la película de Caneiro es muy consciente de sus propias limitaciones y hace de ellas su mayor virtud.
Paula, directora de documentales, investiga a un YouTuber, una actriz y un
director de cine de autor, quienes han sido invitados a una celebración en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha con la intención de ofrecer sus almas a un antiguo Dios, para así conseguir la fama y el éxito. En efecto, la sinopsis de la película hubiera merecido un lugar en Blumhouse o algún otro mecenas del género. Doble mérito para ‘El cerro de los dioses’ pues.
El proyecto de la siega de Fuentelsaz
A medio camino entre la metaficción, el found footage, el documental y la investigación policial, la película no duda en saltar entre formatos para ofrecer un cachondo relato sobre el precio de la fama. No cabe duda de que el resultado final se ve favorecido por los testimonios de algunos rostros populares. Raúl Arévalo, Macarena Gómez, José Corbacho o una divertidísima Patricia Montero elevan el caché de la propuesta con sus testimonios en primera persona. Incluso el propio de la Iglesia se deja ver por ahí.
A pesar de la personalidad de la protagonista, estupenda Paula Muñoz, será el influencer interpretado por Pau Escobar el que robe la función. Su retrato de este animal de las redes, la estrella de YouTube que influye en millones de chavales, es tan desternillante como certera, ofreciendo en sus intervenciones algunas de las risas más logradas del año. Pero no estaríamos hablando de terror rural sin un pueblo, unos vecinos y unas costumbres fuera de lo corriente.
Fuentelsaz del Campo, el pueblo donde tiene lugar la siega, es un personaje con tanta personalidad como cualquiera de los protagonistas. Su presentación, sus calles y plazas con nombres de estrellas de todo tipo y su alcalde, entre Julián Muñoz y el esperpento habitual de nuestro cine costumbrista, también sabe hacer suyo cada minuto de sus apariciones. Sus costumbres y comportamientos tal vez deberían haber tenido algo más de presencia e identidad, pero ahí entra la inteligente apuesta por el multi-found footage, que evita que den la nota más de lo debido.
Al final, ‘El cerro de los dioses’ tiene muy bien atada toda su locura y únicamente sus limitaciones presupuestarias pueden verse como un problema. Entre sus escasos 80 minutos (créditos incluidos) no hay lugar para el aburrimiento y cada uno de los participantes ha salido a darlo todo y a intentar divertir divirtiéndose, dejando bastantes risas y una importante cantidad de mala uva.
Como a tantas otras compañeras de generación, la actual situación ha terminado de colocarla en un incómodo limbo del que espero pueda salir pronto. Encontrará su público.
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