«Cuidado con ésta, que es una diabla»: cómo las brujas modernas se reapropian de la violencia patriarcal

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El cuerpo de la mujer como arma arrojadiza en el cine viene de lejos y ha inspirado muchos arquetipos en diferentes géneros. Más allá del terror, no tiene por qué haber un componente gráfico y explícito de oscuridad para representar la violencia con la que carga la sociedad contra la forma femenina, tiñéndola con poderes sobre el otro que nublan la mente y envenenan el deseo.

Como si de una «femme fatale» del cine negro se tratase, la directora y guionista Elena López Riera recupera en su primera película, ‘El agua, el legado social maldito heredado de generación en generación, traspasado de madres a hijas, que convive en la piel de las mujeres como símbolo de la violencia machista de la sociedad patriarcal.

Con una mirada naturalista, López Riera se detiene en su opera prima, que puede verse en cines españoles a partir del próximo 4 de noviembre tras su paso por la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, a descifrar la relación “amor-odio” que se tiene con el agua en su localidad natal, Orihuela, en la comarca alicantina de la Vega Baja, donde han sido muchas las veces que el vecindario lo pierde todo con riadas al desbordarse el caudal del Segura.

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La película, que tiene un componente documental en el que está fuertemente enraizada la trama para mostrar, por ejemplo, los destrozos de la última gran inundación de 2019, también vira hacia lo fantástico, en concreto hacia el realismo mágico, para unir al correr de esa agua el destino con el que marcan los lugareños a una generación de mujeres, lastradas por una imagen de llevar por el «mal camino» a quienes se acercan a ellas.

«El agua viene porque el río se enamora de una mujer y, como no puede tenerla, la arrastra», se escucha decir a una vecina de Orihuela en el metraje de ‘El agua’ sobre la atracción mágica que tiene en este universo el río hacia las mujeres. Valiéndose del personaje de una adolescente aburrida que no sale de su pueblo durante el verano, interpretada por la debutante Luna Pamiés, se expone la etiqueta de la violencia heredada de Ana, descendiente de una mujer a la que, el día de su boda, el río arrastra consigo a las profundidades.

Ana es el fiel reflejo, involuntario, de la herencia por obligación: su abuela Ángela (con Nieve de Medina encarnando al personaje), por ejemplo, es una mujer que sufrió violencia por parte de su marido hasta el día en que se murió y que representa, por los rituales que hace, el arquetipo de la bruja; la madre de Ana (Bárbara Lennie), por su parte, se presenta como una mujer a la deriva que no parece haber hecho nada productivo y que regenta un bar que cada día se va aún más a pique. Así, Ana lucha para liberarse del peso de la tradición y poder elegir qué camino propio pisa y junto a quién lo hace.

Akelarre

Akelarre

Akelarre

La apuesta de Riera, quien también coescribe el guion de su opera prima junto a Phillipe Azoury —que cuenta además con un pequeño papel en el film—, defiende un arco de transformación del personaje hacia la liberación a través de la confrontación y no hacia el martirio o la catarsis de un final trágico, como ocurre en ‘Akelarre, la producción dirigida por Pablo Agüero, en la que a pesar de la hermandad que se muestra entre las chicas de la aldea acaban siendo condenadas por la mirada masculina que, a la par que las desea, las teme también.

«Yo soy esa mujer, pero no hacía falta contar conmigo para temeros. Ahora yo contaré mi historia», se puede escuchar decir a cámara a la protagonista de ‘El agua’ en un momento de la película, combatiendo precisamente lo que dicen en el pueblo de ella. De manera velada, a pesar de ser un retrato naturalista que se entremezcla con el documental, López Riera revisita en su primera película, como si de un estudio sociológico se tratara, el mito de la bruja como encarnación del mal y de lo pecaminoso, que parece tener incluso poder sobre los elementos.

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Si en el siglo XVII las mujeres que intentaron ser libres cayeron al toparse con la Inquisición, en este cuento, que también busca sobrevivir al paso del tiempo de forma oral y por medio de una voz femenina; ahora las hijas de las brujas se apropian de su etiqueta malvada para resignificar el mito y utilizarlo para remover a las demás.

La película ‘She Will’, de Charlotte Colbert, disponible en Filmin, aborda precisamente una historia similar de empoderamiento de la protagonista al reconocer y decidir revolcarse contra la violencia. En esta trama, una estrella de cine se refugia para recuperarse de una doble mastectomía en un recóndito paraje de Escocia donde se quemó antaño a muchas mujeres por practicar, supuestamente.

She Will

She Will

She Will

Una vez allí, Veronica se alía con la sabiduría de la tierra de ese enclave para liquidar, además, el trauma que vivió siendo apenas una niña, cuando coincidió en la película que la lanzó al estrellato con un actor veterano que abusó de ella. De nuevo, el realismo mágico destierra aquí un ejército de voces acalladas que, canalizándose a través del personaje protagonista, encuentran su venganza contra el poder patriarcal, a la par que nutren de fuerza a su mensajera y la arropan en su trance.

El resultado es una película poderosa en la que, al igual que sucede en ‘El agua’, no se da pie al oponente a tender de nuevo su trampa para imponer un punto decisivo que sirva de alto en el camino de la violencia experimentada. Al hilo de ‘El agua’, que es bastante única en lo que a la visión documental se refiere, no hace falta irse a lo puramente fantástico, sin embargo, para encontrar heroínas parecidas que se revuelvan contra el discurso hegemónico de la sociedad sobre la perversión en el pensamiento femenino.

El poder de la sexualidad femenina como un arma consciente se convierte en la conversación principal de ‘The Love Witch, el largometraje de Anna Miller. Elaine, su protagonista, es una bruja «adicta al amor» que revierte lo sexista de muchas películas anteriores, regocijándose además en una suerte de «femme fatale» reinventada, desde una estética de la perfección y relegada al pasado.

Assassination Nation

Assassination Nation

Assassination Nation

Por su parte, en un mundo en el que internet y las redes sociales ya juegan un papel más en la revictimización de la mujer dentro de la sociedad como «manzana envenenada» a purgar, el largometraje ‘Assasination Nation’ de Sam Levinson (el creador de ‘Euphoria‘), tira también de sátira al convertir prácticamente en heroínas de acción a unas adolescentes que, primero, han sido sometidas por la violencia silenciosa del hombre y luego, objetivo de la venganza más explícita de los agresores.

Tener el agua dentro

Elena López Riera, que ha rodado todos sus cortometrajes en su Orihuela natal, trabaja en ‘El agua’ con un concepto que da miedo a las mujeres del pueblo: la llamada del río, sentirse atraída por el agua. En un mundo en el que hacer una película «sin contar toda la violencia que aún existe» habría sido evitarla, tal y como comentaba la directora en un coloquio tras el preestreno de la película en la Academia de Cine de Madrid, durante el casting para esta producción se preguntó a muchas mujeres qué era para ellas tener el agua dentro.

El Agua

El Agua

El Agua

«La mayoría de las mujeres respondió algo, nadie dijo: No sé lo que es tener el agua dentro», contó al respecto Riera. «Es una imagen muy potente relacionada con la mitología», sostuvo en relación con esta metáfora la guionista. «Había todo tipo de explicaciones: desde las representaciones sexuales hasta, en su amplia mayoría y dependiendo de la franja de edad, pero sobre todo en las mujeres mayores, hablaban de haberla tenido muchas veces. ‘No sé qué es, pero es algo que no te deja respirar’, decían. Esto es fuerte y dices: Hostia, pues estamos jodidas», concluyó.

Aun así, las voces de las nuevas generaciones que entonan eso de «Yo soy esa madre, esa hija» que se escucha en la película marcan el paso de lo que podría ser el futuro. «El mundo es de ellas», ha dicho esperanzada también Elena López Riera.