Ansiedad, angustia e insomnio. Temores e irritación ante lo nuevo y desconocido. Negación sobre lo que pasa y cómo afecta a la salud. También una oportunidad para reforzar los lazos familiares. Todo esto se mete desde hace unos días dentro de las consultas online nacidas ante el aislamiento social que luego se volvió obligatorio por el avance del coronavirus y que no permite la tradicional entrevista personal entre terapeuta y paciente.
Hoy ese espacio de intercambio virtual también es un desafío para varios profesionales de la delegación San Francisco del Colegio de Psicólogos de Córdoba, que echaron mano a esta herramienta para responder demandas.
Este jueves, se publicó en el Boletín oficial una resolución –nº 282/2020- en torno a las prestaciones de salud, donde se menciona el uso de plataformas de teleasistencia y/o teleconsultas como “una herramienta idónea” para poder garantizar la continuidad de un tratamiento y que no se agrave el cuadro de base de un paciente.
Desde el Colegio, indicaron a El Periódico que en estas circunstancias, donde hay una imposibilidad de iniciar o continuar procesos terapéuticos de modo presencial, la modalidad de terapia por videollamada se presenta “como el medio disponible que garantiza la continuidad de los tratamientos y ofrece la posibilidad de realizar nuevas consultas”.
Reacciones
Los profesionales indicaron que las consultas recibidas son “variadas” y que en situaciones extraordinarias como la que vivimos suelen profundizarse ciertos padecimientos o simplemente aparecer nuevos síntomas.
“Algunas de las consultas que se iniciaron responden a motivos previos a la situación social actual, que ante la incertidumbre y desconocimiento de la dimensión que tiene el Covid-19, se despiertan ansiedades, angustias y temores relativos a la historia personal de los consultantes. Quienes ya estaban en tratamiento han manifestado angustia, miedos, ansiedad, irritabilidad ante lo nuevo y desconocido. Varias personas refirieron que han tenido dificultades para dormir o para continuar con su ritmo de sueño, así como sensaciones encontradas por tener tiempo y no saber qué hacer”, indicaron los profesionales.
En forma paralela, hubo otras reacciones: “En otros casos se mostró indiferencia, negando o no tomando contacto con la situación, manifestando por ejemplo que ‘no pasa nada’. Algunos desplegaron recursos personales, pudiendo organizarse, disfrutar del estar en casa y manejar sus tiempos logrando acomodarse a la situación”, agregaron.
Flexibilidad
Desde Colegio de Psicólogos explicaron que la transición a la modalidad virtual se dio con facilidad en muchos casos, aunque en otros se interrumpió la terapia hasta el levantamiento de las medidas preventivas, ya sea por decisión del profesional o de los consultantes.
Asimismo, aclararon que a partir del anuncio de la extensión del tiempo de aislamiento social, “observamos mayor flexibilidad tanto de consultantes como terapeutas para adaptarse a los formatos disponibles”. Y eso es, sin dudas, un reto: “Se presentan nuevos desafíos como el de adecuarse a las características propias de la modalidad virtual y aprender a utilizar nuevas aplicaciones que faciliten el trabajo”, concluyeron.