Los ERTE siguen dando de hablar. Con la pandemia descontrolada en algunos territorios de España, las restricciones provocadas por los rebrotes y la sensación generalizada de que puede haber un segundo confinamiento que podría poner en jaque la economía española, muchos sectores están reclamando la prolongación de los ERTE al menos hasta la mitad de 2021. Una situación que difícilmente podrían resistir las cuentas públicas.
Sin embargo, la Comisión Europea ha concretado en el día de hoy las ayudas que recibirán los países miembros para paliar los terribles efectos que la crisis sanitaria está teniendo sobre el empleo, con 5,5 millones de trabajos destruidos en la UE solo en el segundo trimestre.
En este sentido, Bruselas ha propuesto que España reciba 21.300 millones de euros para abonar los ERTE, el segundo país con mayor dotación tan solo por detrás de Italia, que recibirá un total de 27.400 millones de euros. En total, 17 países han presentado peticiones por un importe de 81.400 millones, por debajo de los 100.000 millones con que está dotado el fondo SURE.
Esta financiación se articulará a través de créditos en condiciones favorables, que tendrán un plazo de amortización de 15 años, y con un interés que dependerá de la confianza de los mercados en Bruselas, aunque bien es cierto que en la actualidad cuenta con un rating de Triple A, de manera que el coste de la financiación no debería ser muy elevado.
Este balón de oxígeno garantizado por la Comisión Europea que tiene como fin afrontar el coste de los subsidios por desempleo se suma a la histórica dotación de 750.000 millones de euros para financiar un estímulo económico extraordinario con 390.000 millones de euros en subvenciones y 360.000 millones en créditos.
De esta manera, es previsible que la fractura de la crisis sea menor gracias a la financiación otorgada por Bruselas, que en condiciones normales sería imposible de obtener, especialmente para los países del sur de Europa que están peor capacitados desde el punto de vista financieros.