Las adaptaciones cinematográficas de videojuegos no nos han dado precisamente muchas alegrías. La gran mayoría tiene, siendo generosos, un interés muy limitado y parecen más pensadas para exprimir la popularidad de la obra original que para cualquier otra cosa. La cosa ha mejorado algo en los últimos años con buenos entretenimientos como ‘Detective Pikachu’ o ‘Sonic, la película’, pero todavía hay mucho margen de crecimiento.
Cuando ‘Assassin’s Creed’ llegó a los cines en 2016, lo hizo acompañada de cierta aureola de que esta vez sí iba a ser la buena. Una enorme presupuesto con un llamativo reparto liderado por el por aquel entonces ascendente Michael Fassbender y un plan de tres películas. Su batacazo en taquilla nos dejó sin verlas y las críticas tampoco fueran demasiado positivas, pero quiero aprovechar la oportunidad de que hoy se emite en Cuatro a partir de las 22:50 para reivindicarla en su justa medida.
Luces y sombras
No voy a decir que ‘Assassin’s Creed’ sea una gran película porque tiene una serie de errores que limitan su alcance, pero sí tiene la suficiente personalidad para plantear una intensa aventura en la que la historia nunca se deja de lado en beneficio de la sobredosis de efectos especiales. De hecho, en lo visual brilla más en lo general gracias a la cuidada fotografía de Adam Arkapaw, quien sabe cómo definir ese aura a caballo entre la realidad y un sueño que acompaña de forma constante la odisea de Aguilar.
Donde más sufre la película es en el guion, porque se notan los intentos de ofrecer algo diferente pero sin poder alejarse de lo que se espera de una superproducción de este calibre. Eso introduce cierta confusión innecesaria en el relato que Justin Kurzel intenta matizar en todo momento a través de una intensidad que en ningún momento desaparece. La apuesta está clara, la narrativa no tanto.
Todo ello también se ve reflejado en el dibujo de los personajes, donde se intenta jugar al despiste complicando la película de forma seguramente innecesaria. A cambio, esos saltos temporales ayudan a dar más fondo al personaje principal, pero como esta película no deja de ser una introducción a su universo, nos queda ver hacia dónde va a ir exactamente todo para valorarlo de forma más justa.
Eso sí, ‘Assassin’s Creed’ al menos no da la sensación de ser una especie de episodio piloto de lo que está por venir, un mal que por ejemplo sí afectaba a la entretenida ‘Alita: Ángel de combate’. Además, se nota la preocupación en buscar cierto realismo en las escenas de acción que beneficia al resultado final, como detalles como la utilización del español.
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Y es que da la sensación de que Kurzel busca cierta integridad en una película que se ve corrompida por su condición autoimpuesta de inicio de una franquicia. Lo curioso es que algunos de los fallos que suceden aquí ya se encontraban en ‘Macbeth’, su mucho más aclamada anterior colaboración con Fassbender, quien aquí está bastante convincente pese a que su personaje podría haber sido presentado de forma bastante más clara y estimulante.
‘Assassin’s Creed’ fue una decepción en taquilla, ya que Fox esperaba que fuese el inicio de una lucrativa franquicia pero a la hora de la verdad se conformó con unos ingresos mundiales de 240 millones de dólares. Tampoco algo catastrófico teniendo en cuenta que el presupuesto oficial fue de 125 millones -aunque algunos lo elevaban hasta los 200-, pero sembró dudas sobre una secuela cancelada finalmente cuando Disney adquirió Fox.