«46.7 C para el lunes 10 de julio […] Pero ojo, el modelo determinista del ECMWF pronostica 48.2C, que sería nuevo récord nacional». Con esas palabras, el perfil de AEMET Andalucía avisaba el sábado día 1 de una probable ola de calor a partir del próximo fin de semana y, sin sospecharlo, estaba abriendo la caja de los truenos.
¿Es mentira? No exactamente. Como señalan desde Suremet, «el modelo ECMWF comienza a vislumbrar un nuevo episodio cálido severo a partir del próximo fin de semana. La media de los escenarios muestra valores medios de 44/45°C. Llama la atención como algunos escenarios se van por encima de 47°C algo impensable hace unos años».
Pero lo cierto es que, como aclaraba rápidamente el perfil nacional de AEMET, «aún es pronto». Tan pronto que muchos expertos se están preguntando si de verdad merece la pena hacer «un pronóstico con precisión decimal a 9 días vista sin hablar siquiera de incertidumbre».
Y no, no lo parece. Sobre todo, porque durante la última «ola de calor» muchas de las estimaciones deterministas no llegaron a cumplirse. Como es lógico, claro. Desde hace mucho tiempo los meteorólogos tratan de desterrar los «modelos deterministas» por otros «probabilistas».
Es decir, tratan de sustituir modelos meteorológicos que ofrecen solo un escenario, por modelos que ofrecen varios escenarios (y permiten ver qué probabilidad se asigna a cada uno). ¿Por qué? Porque aunque parecen un engorro, permiten tomar decisiones de forma más precisa y sin llevarse a engaño.
El problema no es lo que dice, sino lo que comunica. En el fondo, nadie que sepa cómo funcionan los modelos de predicción como el ECMWF puede tomarse en serio esa predicción; pero quien no conoce ese funcionamiento, sí puede hacerlo. Ese es el problema. Fundamentalmente, porque entra dentro de lo razonable (de lo esperable, incluso) que esas temperaturas no se consumen y, en ese caso, la credibilidad de la organización puede verse comprometida.
Y, ojo, está claro que «el hecho de que los modelos numéricos prevean tanto calor» es reseñable por sí mismo, pero si no se comunica bien… puede acabar generando más problemas de lo que podríamos imaginar.
«Asesinos, sicarios, criminales». No hay que olvidar que, desde hace meses, AEMET está siendo acosada sin descanso por grupos anticiencia y conspiranoicos. Era la consecuencia directa de que la Agencia asumiera un papel más proactivo en la comunicación meteorológica (y en la lucha contra la pseudociencia). Es algo llamativo porque, pese a los problemas de los últimos años, AEMET sigue siendo una de las instituciones públicas más respetadas del país.
Y, en ese sentido, una acción más proactiva expone a la Agencia ante un problema básico de la comunicación científica: que encontrar formas de comunicar que permitan llegar a amplias capas de la población de forma efectiva sin poner en riesgo la credibilidad no es sencillo.
¿Habrá o no habrá otra ‘ola de calor’ la semana que viene? «Aún es pronto» para decirlo con seguridad. Aunque hay modelos que no lo tienen tan claro, lo es cierto que, conforme pasan los días, cada vez parece más probable un posible episodio de altas temperaturas. No es raro: los modelos estacionales para julio-agosto-septiembre dibujan un escenario con entre el 60-70% de más calor. No sabemos cómo ni por qué, pero la tendencia parece esa.
Y la única buena noticia es que los mismos modelos creen que la tendencia en cuanto a precipitaciones jugará a nuestro favor y, durante estos tres meses, hay un 50% de probabilidades de que llueva más de lo normal. Crucemos los dedos.
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Imagen | Jonas Weckschmied