Estamos
ante
la
generación
más
débil
físicamente
de
la
historia.
No
hablamos
de
tener
bíceps
más
grandes
o
llenar
más
la
camiseta
o
las
mallas.
Nos
referimos
a
que
una
baja
fuerza
y
masa
muscular
determinan
nuestra
salud
física,
mental
y
social
futura.
Estos
mínimos
históricos
en
debilidad
física
en
jóvenes
podrían
traducirse
en
máximos
históricos
en
problemas
de
salud
en
un
futuro
no
muy
lejano.
De
generación
en
generación
hemos
perdido
fuerza
y
resistencia
al
movernos
menos
Los
niños
y
adolescentes
de
hoy
(«jóvenes»
a
partir
de
ahora)
son
físicamente
más
débiles
que
las
generaciones
anteriores.
Los
jóvenes
a
lo
largo
del
mundo
tienen
peores
datos
en
la
aptitud
cardiorrespiratoria
y
aptitud
muscular
(fuerza
muscular,
resistencia
muscular
y
potencia
muscular)
que
los
jóvenes
de
generaciones
anteriores.
Hablamos
de
algunas
generaciones
anteriores,
es
decir,
padres,
abuelos
y
bisabuelos
de
esta
generación
actual,
no
ancestros
de
hace
siglos.
En
apenas
unas
décadas
se
ha
reducido
a
uno
de
cada
cinco
jóvenes
que
cumple
con
el
mínimo
de
actividad
física,
tanto
aeróbica
como
de
fortalecimiento
muscular.
No
hay
que
profundizar
en
complejos
estudios
científicos,
aunque
siempre
sirven
para
apoyar
lo
que
observamos,
para
darnos
cuenta
que
el
número
de
saltos,
esprines,
trepa
y
demás
patrones
básicos
intrínsecos
del
juego,
se
ha
reducido
a
mínimos.
Se
puede
comprobar,
además
de
en
las
calles,
en
la
carga
médica
y
financiera
de
las
lesiones
relacionadas
con
la
actividad
física
en
atletas
jóvenes.
Si
bien
está
claro
que
no
queremos
que
un
joven
vaya
al
médico
porque
se
ha
lesionado,
la
falta
de
asistencia
muestra
que,
o
bien
ya
no
nos
lesionamos,
o
hay
menos
participación.
Además
de
los
factores
psicosociales,
no
acumular
al
menos
60
minutos
diarios
de
actividad
física
de
modera
a
intensa,
sea
jugando
o
como
sea,
eleva
drásticamente
las
limitaciones
funcionales
futuras,
así
como
las
lesiones
asociadas
al
movimiento
y
las
enfermedades
vinculadas
a
la
inactividad
física.
Ser
los
jóvenes
más
débiles
de
la
historia
tiene
sus
consecuencias
A
finales
de
2023,
un
grupo
de
autores
de
Nueva
Jersey
publicaban
en
Current
Sports
Medicine
Reports
el
siguiente
artículo:
May
the
Force
Be
with
Youth:
Foundational
Strength
for
Lifelong
Development.
Haciendo
un
guiño
a
la
famosa
frase
del
universo
de
ficción
de
Star
Wars, «may
the
force
be
with
you»,
hacen
un
completo
repaso
a
las
consecuencias
de
la
falta
de
actividad
en
jóvenes.
Dinapenia
pediátrica
Quizás
no
conozcas
a
la
dinapenia,
pero
te
sonará
su
hermana
la
sarcopenia
(pérdida
de
masa
muscular
clínica
por
el
envejecimiento).
La
dinapenia
es
lo
mismo,
pero
con
la
pérdida
de
fuerza.
Que
los
jóvenes
de
esta
generación,
y
posiblemente
siguientes,
tengan
déficit
de
fuerza
(dinapenia
pediátrica)
genera
un
círculo
vicioso
del
que
será
muy
difícil
escapar
sin
entrenamiento
de
fuerza.
Al
tener
poca
fuerza
se
dan
limitaciones
físicas.
En
adultos
mayores
se
ve
cuando
no
pueden
levantarse
del
sofá
o
subir
las
escaleras,
por
ejemplo.
Esas
limitaciones
hacen
que
cada
vez
hagamos
menos
ejercicio
y
seamos
más
sedentarios
lo
que
eleva
el
riesgo
de
lesión
y
reduce
la
calidad
de
la
salud
futura.
En
última
estancia
nos
enfrentaremos
a
una
generación
enferma
y
con
incapacidades
que
aumentarán
aún
más
la
pérdida
de
fuerza
y
cada
vuelta
del
círculo
irá
a
peor.
Actividad
física
o
inactividad
física:
dos
mundos
totalmente
diferentes
Tomamos
el
envejecimiento
como
eso
que
sucederá
con
80
años
y
lo
vemos
muy
lejos
cuando
somos
unos
niños.
Los
niños
que
nacen
hoy
podrán
mostrar
problemas
de
salud
ya
en
la
adolescencia,
ni
te
cuento
si
miramos
a
esos
80
años.
Desde
que
estamos
en
el
feto
nuestra
vida
ya
está
en
marcha
con
situaciones
como
el
aprendizaje
de
olores
antes
de
nacer.
Los
primeros
años
de
vida,
la
infancia
en
general
y
la
adolescencia
como
punto
culmen
son
vitales
para
sentar
las
bases
de
una
vida
activa
y
saludable
en
el
futuro.
Esa
es
la
razón
por
la
que
es
tan
importante
aumentar
la
cantidad
de
actividad
física
en
lugares
como
la
escuela
o
promocionándola
mediante
los
organismos
estatales.
Los
beneficios
del
entrenamiento
de
fuerza
están
subestimados,
incluso
muchos
padres
aún
creen
en
el
mito
de
la
evitar
las
pesas
porque
son
malas
para
los
hijos.
En
realidad,
el
entrenamiento
de
fuerza
mejora
la
salud
muscular,
la
densidad
de
los
huesos,
la
salud
cardiometabólica,
la
salud
mental
y
prepara
al
joven
activo
para
que
sea
un
atleta
coordinado
y
habilidoso
con
adherencia
a
un
deporte
o
el
ejercicio
físico
general.
Reflexión
y
aplicación
práctica
Un
niño
no
para
de
moverse,
porque
está
diseñado
para
eso:
repta,
gatea,
camina,
corre,
salta,
trepa,
tira,
empuja…
El
entrenamiento
de
fuerza
en
niños
no
consiste
en
hacer
press
de
banca
y
curl
de
bíceps,
ni
mucho
menos.
El
niño
estimula
su
fuerza
mediante
el
juego
y
poco
a
poco
se
puede
dirigir
hacia
tareas
más
específicas
con
su
peso
corporal,
material
como
balones
medicinales
y
más
tarde
peso
libre.
Al
igual
que
los
avances
tecnológicos
se
han
disparado
desde
hace
medio
siglo,
la
cantidad
de
actividad
física,
y
por
ello
la
aptitud
aeróbica
y
muscular
de
los
niños,
ha
caído
a
mínimos
históricos.
Si
continuamos
con
esos
mínimos
históricos
en
actividad
física
es
posible
que
tengamos
máximo
históricos
en
enfermedades
y
morbilidad
a
medio
plazo.
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L
Ryan,
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E
Pracht,
Barbara
Langland
Orban
–
Inpatient
and
emergency
department
costs
from
sports
injuries
among
youth
aged
5–18
years:
BMJ
Open
Sport
&
Exercise
Medicine
2019;5:e000491.
https://doi.org/10.1136/bmjsem-2018-000491
En
Vitónica
|
Castigado «con
jugar»:
la
actividad
física
podría
ayudar
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las
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niños
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