Noruega ha encontrado un megayacimiento de fosfato. Son buenas noticias para el coche eléctrico y los paneles solares

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Buenas noticias para la minería europea. Norge Mining ha localizado un amplio depósito subterráneo de roca fosfórica en el suroeste de Noruega. El hallazgo es relevante tanto para el sector como para las industrias química y tecnológica por varias razones: su tamaño, su alcance y el valor estratégico del recurso, tan crítico que en marzo la Comisión Europea (CE) incluyó el fósforo en su propuesta de ley de materias primas fundamentales. Desde Bruselas han reconocido que se trata de una «gran noticia» mientras la compañía anglo-noruega mira ya a la siguiente fase para aprovechar el yacimiento. Las cifras que maneja prometen, desde luego.

Por lo pronto ha logrado generar expectación.

¿Qué ha pasado? Que Noruega ha logrado colarse en el centro del mapa de la minería de fósforo. Al menos en el de sus recursos potenciales. Como recoge The Economist, la compañía Norge Mining ha localizado al suroeste de Noruega una amplia reserva de al menos 70.000 millones de toneladas de vanadio, titanio y valiosa roca de fosfato. Para entender la magnitud real del hallazgo y sus posibilidades viene bien ponerlo en contexto con un par de claves.

¿Qué claves? La primera es que a día de hoy los mayores depósitos de roca de fosfato del mundo, localizados sobre todo en la región del Sáhara Occidental y, en mucha menor medida, China y Egipto, ofrecen una cantidad de roca muy inferior. En 2021 el Servicio Geológico de EEUU estimaba que las reservas de Marruecos rondaban los 50.000 millones de toneladas y el dato global se situaba en 71.000.

La segundo clave que ayuda a contextualizar el hallazgo de Noruega es que el depósito minero permitiría satisfacer las necesidades de roca fosfórica durante varias décadas: en concreto, y según han precisado desde Norge Mining a Euractiv, cubriría al menos 50 años de demanda. La estimación resulta bastante inferior a la aportada en un inicio la empresa —100 años—, pero sigue siendo notable.

¿Sabemos algo más del hallazgo? Aunque el depósito ha saltado estos días a los titulares de medios internacionales, como The Economist, Independent, BBC o Euractiv, el hallazgo de las reservas noruegas no es estrictamente una novedad. Norge Mining lo habría descubierto hace ya algunos años, en 2018, basándose en información del Servicio Geológico Noruego. En 2021 la compañía informaba de que el modelo geológico de su proyecto Bjerkreim había mostrado más de 70.000 millones de toneladas de roca mineralizada que contenía vanadio, titanio y fosfato, lo que a su juicio confirmaba «la importancia de los recursos minerales sin explotar» en Noruega y el papel que el país podría jugar en el sector.

Para conocer el alcance del hallazgo la compañía anglo-noruega ha tenido que investigar sobre el terreno. En un inicio se estimó que el yacimiento de mineral se extendía a unos 300 metros bajo la superficie, dato que más tarde se amplió hasta los 4.500. «Cuando lo descubrimos hicimos dos programas de perforación en dos zonas. Y en esas dos zonas, hasta 400 metros de profundidad, establecimos dos recursos de categoría mundial que juntos permiten un suministro de materias primas durante al menos 50 años», explica Michael Wurmser, de Norge Mining.

¿Por qué es importante? Por el valor de su contenido. Los focos se han centrado sobre todo en el depósito de roca fosfórica por su potencial e importancia estratégica: el fósforo se utiliza sobre todo en la industria de los fertilizantes, pero también en chips de ordenadores, semiconductores, paneles solares o baterías de fosfato de hierro y litio (LFP) para vehículos eléctricos, lo que explica su valor para la transición energética. De ahí precisamente el valor que le reconoce la CE.

«El descubrimiento es una gran noticia que contribuiría a los objetivos de la propuesta de la Comisión sobre la Ley de Materias Primas Críticas», reconocía hace poco un portavoz de la UE. El propio Wurmser ha mostrado su confianza en que la reserva minera ayude a Occidente a lograr una mayor «autonomía». Al fin y al cabo Europa y América dependen de proveedores que los exponen a interrupciones de suministro por razones geopolíticas. Por ejemplo, uno de los grandes depósitos de roca de fosfato ultrapura se sitúan en la península de Kola, al norte de Rusia.

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¿Importa el contexto? Sí. Mucho. Norge Mining recuerda que las tensiones geopolíticas con China y Rusia y el cambio climático ejercen una «presión cada vez mayor» sobre el comercio de roca de fosfato en la UE. «Aunque el mundo no se va a quedar sin roca fosfórica en un futuro próximo, la UE debería preocuparse por la escasez de este mineral. Las reservas nacionales en Europa resultan limitadas».

«Las importaciones proceden sobre todo de Rusia y países de Oriente Medio y el Norte de África», abunda un informe de The Hague Centre for Strategic Studies, que concluye: «Como consecuencia de esta dependencia de las importaciones, la UE es vulnerable a las interrupciones en el suministro de roca fosfórica».

¿Qué dicen los expertos? Hace un año ‘Nature’ publicaba otro informe que aportaba algunas pinceladas igual de relevantes. Según sus autores, para 2050 se demandará más de 3Mt de fósforo anuales para los vehículos eléctricos ligeros, lo que representaría alrededor del 5% de la demanda mundial actual de fósforo.

Si bien no es un porcentaje elevado, los investigadores recalcaban que el suministro está muy concentrado —con cinco países que controlan el 85% de las reservas mundiales— y no es descabellado pensar que naciones productoras, como China o EEUU, puedan proteger sus suministros restringiendo las exportaciones. «Es probable que las interrupciones futuras sean de naturaleza geopolítica y económica, mucho antes de que se agoten las reservas mundiales», zanjan.

Imagen de portada: Wikipedia

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