A 10 años del ascenso de River: una vuelta que fue mucho más que eso

Es una herida que quedará marcada como una mancha histórica en un club que creció y se desarrolló impregnado de gloria, incluso en esos 18 años sin vueltas olímpicas. Pero también es una herida que ya ha cicatrizado y que forma parte de un recuerdo amargo que se fue endulzando con las mieles del ciclo Gallardo y que se terminó de digerir en Madrid, el eterno 9 de diciembre de 2018. Aunque el inicio de la nueva era se produjo hace exactamente diez años, el 23 de junio de 2012, cuando River empezó a volver a ser River con el regreso a Primera.

Fueron 363 días de sufrimiento, de incertidumbre, de jugar contra equipos contra los que nunca se había enfrentado en los anteriores 110 años de vida y de visitar estadios que en Núñez apenas de conocían por TV. Fue, además, el torneo con la definición más cerrada del Nacional B, con una disputa incesante entre River, Quilmes, Instituto y Central. Recién en los segundos tiempos de la última de las 38 fechas del campeonato se decidió el título del equipo de Matías Almeyda, el segundo ascenso (Quilmes) y la Promoción (Instituto y Central, que jugaron ese 23/6 con la chance de subir directo y perdieron con Ferro y Desamparados, respectivamente).

Hace una década, un francés campeón del mundo que nació y se crió en Florida y en las tribunas del Monumental como hincha le devolvió la alegría, y el alma, a los fanas de la Banda de todo el mundo con su doblete contra el Almirante Brown que dirigía justo un ídolo de Boca, Blas Giunta. David Trezeguet, leyenda de la Juventus y de la selección de Francia, no sólo cumplió su sueño de jugar con la camiseta de River sino que su capacidad goleadora, su experiencia y su jerarquía top resultaron fundamentales en la segunda ronda del torneo, el tramo determinante en el que la tremenda presión amenazó con devorarse a jugadores de la talla de Cavenaghi, el capitán, el Chori Domínguez, Leo Ponzio y el entrenador, Almeyda. Por eso, en medio del emocionante festejo el rey David aseguró que “estos goles son más importantes que el que metí en la Euro”, en referencia al Gol de Oro que le dio el título de la Eurocopa 2000 a Francia.

Aquella tarde soleada de junio de 2012, el Cavegol se terminó de convertir en ídolo por haber sido la bandera del retorno, Ponzio dejó la primera de sus tantas huellas eternas en el Monumental, Maidana empezó a transformarse en el mítico héroe de todas las batallas y Matías Jesús enterró a los detractores que lo criticaron por asumir como DT apenas horas después de colgar los botines tras la pérdida de la categoría.

La campaña de ese River fue muy buena a pesar de los 13 empates y cinco derrotas (ante Aldosivi, Atlético Tucumán, Boca Unidos, Atlanta y Patronato): ganó 20 partidos, convirtió 68 goles y recibió 28. Sin embargo, el camino fue por demás tedioso y estresante. Una odisea. De Puerto Madryn a Jujuy. Con una peregrinación masiva de los hinchas por cada rincón de la Argentina que visitó aquel equipo que terminó con el Torito como goleador, con 19 gritos, y le dio revancha al castigado Rogelio Funes Mori, que con su participación clave en los dos goles de Trezeguet ante Almirante se despojó de la pesada mochila de haber fallado tanto frente al arco en el torneo que desembocó en el peor capítulo de la historia.

“23-J. La Resurrección”, decían las remeras que se pusieron los futbolistas para celebrar el regreso de River a un lugar que nunca debió dejar. O que dejó durante un año para tomar impulso y volver más grande que nunca. De la mano de un tal Maidana que aún hoy defiende los colores con el corazón, de un Ponzio que en breve tendrá el homenaje que se merece como capitán del equipo más glorioso del club, de un Cavenaghi que cumplió con ese mandato que lleva tatuado en la piel (“En las malas mucho más), de un Chori Domínguez que dejó las luces de Europa para meterse en el barro, de un francés más argentino que el asado y de un grupo que se desangró por la camiseta, como Ponzio contra Boca Unidos.

Daniel Vega; Luciano Vella, Jonatan Maidana, Leandro González Pirez, Ramiro Funes Mori; Ezequiel Cirigliano, Leonardo Ponzio, César González; Alejandro Domínguez, David Trezeguet y Fernando Cavenaghi. Estos fueron los 11 titulares que pusieron la piedra fundamental de una nueva era. Los que marcaron el comienzo de una obra que continuó Ramón Díaz y convirtió en la mejor de todos los tiempos otro hijo de la casa: Marcelo Gallardo.

Ninguno de los 14 trofeos que levantó el Muñeco hasta hoy hubiera sido posible sin el logro. Por eso, es una fecha que merece ser recordada. Y homenajeada.

A diez gracias.

El video conmemorativo institucional de River en 2021