Si buscas una receta de galletas caseras sencillas, sin ingredientes extraños y muy rápidas de preparar, esta puede ser la ganadora que se quede para siempre en tu repertorio. Son las típicas galletas de avena al estilo norteamericano, ligeramente crujientes por fuera y con el corazón más tierno, un clásico de la repostería que no necesita más adornos para seguir siendo uno de los dulces favoritos de niños y mayores.
Por mucho que lleven una proporción mayor de avena en la masa, no estamos ante una de esas recetas algo más saludables: son galletas dulces para de consumo ocasional. Sustituir ingredientes cambiando la harina de trigo, usando edulcorantes o reduciendo la mantequilla, podría dar resultados más o menos agradecidos, pero sería experimentar y no podemos asegurar los resultados. Cada componente de esta receta juega su papel, y por eso están tan ricas.
En casa solo teníamos azúcar moreno húmedo, así que hemos usado una parte de azúcar blanco para corregir la textura que nos daría si hubiéramos seguido al pie de la letra la receta original. Si tienes azúcar moreno o integral «normal», suelto tipo demerara, puedes usarlo en su totalidad. Solo con panela probablemente también quedarían bien, siempre que no fuera demasiado húmeda. En cuanto al grosor de los copos de avena, cuanto más finos sean, más crujientes saldrán las galletas.
Precalentar el horno a 180ºC con calor arriba y abajo, y preparar dos bandejas con papel sulfurizado antiadherente. Disponer la mantequilla troceada en un recipiente con cierta profundidad, y batir con batidora de varillas eléctrica para cremarla ligeramente.
Añadir los dos azúcares y la vainilla, y batir durante dos minutos hasta que quede una masa homogénea. Agregar el huevo y batir un poco más, removiendo la masa con una espátula para aglutinar todo bien antes de seguir batiendo.
Mezclar aparte con unas varillas la harina con la canela y el bicarbonato, para romper los grumos, y agregarla a la masa principal. Batir suavemente con la batidora. Echar finalmente los copos de avena y combinar todo a mano con una espátula, lengüeta o cuchara grande.
Tomar porciones de masa repartiendo bolitas del tamaño de una pelota de golf (o del tamaño deseado) en las bandejas, dejando al menos 5 cm entre ellas; más si son más grandes. Con las manos ligeramente humedecidas, compactar la masa y dar forma de disco grueso, entre 1 y 1,5 cm de grosor.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 12-15 minutos, hasta que estén doradas. vigilar que no se pasen y afinar el tiempo según se prefieran más crujientes o más tiernas. Esperar un poco fuera del horno antes de trasladar a una rejilla para que se enfríen.
Con qué acompañar las galletas de avena
Al ser un bocado dulce que recuerda a meriendas de la infancia, estas galletas de avena no necesitan más que un vaso de leche o bebida vegetal como la horchata para mojarlas, aunque los más mayores también las disfrutarán con un café o infusión. Machacadas serían un aderezo goloso estupendo para coronar una copa de helado de vainilla, de turrón o de frutas como el mango.
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