Una de las grandes sensaciones del pasado Annecy International Animated Film Festival llega al Atlántida dispuesto a no dejar títere con cabeza. Y lo hace en sentido literal, además. Cinco historias cruzadas, con la colonización europea de África durante el siglo XIX de fondo, listas para dejar un cuerpo, cuanto menos, agridulce. Directamente desde Bélgica, ‘¡Qué magnífica tarta!‘ es ya una de las grandes cintas de animación del año.
Dolor en stop-motion
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Emma De Swaef y Marc James Roels llevan unos cuantos años colaborando juntos en el mundo de la animación. Su primer trabajo en común, el cortometraje ‘Oh Willy…’, es uno de los más laureados de los últimos años y una epopeya sobre el amor y la compasión que tiene mucho en común con su primer mediometraje. Efectivamente, la duración de su obra maestra es de apenas cuarenta y cinco minutos.
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La pareja de cineastas ofrecen un souvenir envenenado sobre colonización de África y sus consecuencias, como el desarraigo cultural, la explotación de recursos y el impacto medioambiental, por no hablar de la explotación humana. Todo ello narrado a través de un tempo y una perspectiva similares a los trabajos de Roy Andersson. Casi como si una paloma se posase en una rama a reflexionar sobre la existencia.
Ambientada a finales del siglo XIX, esta historia presenta, en cinco historias cruzadas centradas en cinco personajes, una mirada irónica teñida de tristeza a través de la locura de los poderosos y los exploradores (el rey, el empresario deshonesto, el desertor), y la desorientación experimentada por los lugareños (el pigmeo, el portador), en forma de animación con unos personajes de fieltro tan adorables que la emoción se amplifica con todas sus consecuencias.
Entre algodones y telas, entre la poesía y el compromiso, su animación encaja perfectamente con el oscuro desencanto de una película que se mueve en el filo entre el humor incómodo y la visión realista de la denuncia que realiza una película «militante», como han calificado los propios Swaef y Roels. ‘Ce magnifique gâteau!’ es una éxito rotundo, una fábula delicada sobre lo descortés realizada con el mimo que merecen unos personajes totalmente reconocibles y con un corazón tan roto como el tuyo una vez que se termine la película.
Con una facilidad pasmosa para sacarnos una sonrisa que acto seguida será congelada con un más que probable despiadado recordatorio de la fragilidad humana, estamos ante una muestra más del excelente estado de salud que vive la animación franco-belga y otro ejemplo de la eterna juventud que vive el género cuando hay historias que contar y ganas de trabajar duro.
No verás muchos trabajos de animación más emocionantes o mejor elaborados durante todo el año. ‘¡Qué magnífica tarta!’ es una forma ideal de adentrarse en la nueva edición de un festival tan rompedor.