The Arctic City: cuando en los 70 soñábamos con ciudades en el Polo Norte con gigantescas cúpulas para acoger a 40.000 personas

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En 1970 una serie de arquitectos plantearon la posibilidad de que viviésemos en el Ártico. Personas en el Ártico ya hay y pequeños asentamientos de humanos hay estables desde cientos de años. La idea aquí sin embargo era más ambiciosa: colocar una ciudad completa bajo una gigantesca cúpula que protegiera a sus habitantes de la intemperie. Así es como nación el descabellado proyecto The Arctic City.

Para entender la ida de The Arctic City hay que entender la época y el contexto en la que fue ideada esta ciudad. Estamos hablando de la segunda mitad del siglo XX, cuando la arquitectura disfruto de uno de sus máximos apogeos en determinadas tendencias. Las fuertes crecidas económicas posteriores a las guerras mundiales, la gran inversión en desarrollo tecnológico y factores como la preparación y cautela por la Guerra Fría afectaron directamente a la arquitectura también.

Por aquel entonces recién habíamos llegado a la Luna y todo parecía posible para el ser humano. Soñábamos con ciudades en la Luna y hasta en Marte para dentro de poco. Ciudades donde el estado fuese el encargado de invertir y gestionar todo, como ya se buscaba hacer también aquí en la Tierra. Además, gustaba la idea de colonizar y asentarse en territorios extremos para sobreponer la fuerza del humano frente a la naturaleza. Y, ¿por qué no empezar por el Polo Norte?

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Una cúpula (inflable) en mitad del Polo Norte

La idea parte del arquitecto, ingeniero y visionario aleman Frei Otto. A lo largo de la década anterior había comenzado a ganar popularidad y destacar por sus extravagantes ideas. Entre ellas destaca la del uso de estructuras de tracción e inflables. Destaca por ejemplo el pabellón de la Expo 67 de Alemania Occidental.

Con esa misma idea en mente, se les ocurrió crear una gigantesca cúpula de dos kilómetros de ancho. Una cúpula neumática lo suficientemente ancha como para acoger una ciudad entera bajo ella. ¿Cúpula neumática? Más o menos. Estaría compuesta por rejillas de cables y una fibra de poliéster en sustitución al acero para reducir su peso y tener flexibilidad. Entre las rejillas habrían capas traslúcidas que servirían para dejar pasar la luz del Sol. La cúpula, en su máximo punto, tendría unos 240 metros de altitud.

Artic City 01

Así pues, la idea era primer cavar el área para hacer un mayor hueco. Después se colocaría la cúpula y se procedería a inflarla. Una vez hecho comenzaría la construcción de la ciudad en sí, que estaría cerca de un puerto y un aeropuerto. Además tendría una central nuclear encargada de proporcionar no solamente energía sino también calor para mantener temperaturas estables y agradables dentro de la cúpula.

Como toda ciudad estatal planificada que se precie, contaría con una zona designada a viviendas, otra a las industrias y otra a central para la administración. Todo ello conectado por vías subterráneas y carretera de circunvalación en la cúpula.

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La ciudad estaba pensado que tuviese prácticamente de todo. Desde ayuntamiento y parques hasta centros educativos, hospital o jardines botánicos. De hecho para hacer frente a los días y noches polares (considerablemente más largos) la cúpula actuaría también como sol artificial para proporcionar luz.

Artic City 03

La idea sin embargo no avanzó mucho más allá de bocetos y primeros detalles técnicos. Habían muchísimas cosas que solventar para llevarlo a cabo. Sin embargo y por muy descabellado que parezca, parte de sentido tenía. Era una inversión gigantesca, pero con el propósito de obtener grandes beneficios de la explotación de los recursos naturales del Polo Norte.

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La obsesión por vivir bajo cúpulas

La idea de vivir y crear ciudades bajo gigantescas cúpulas que nos proteja del exterior es algo que lleva entre nosotros mucho tiempo. Es por ejemplo la idea de Elon Musk para las colonias de Marte. De hecho, ya hay personas trabajando para ver si esto es viable.

Pero si hay un experimento de ciudades bajo cúpulas que destaca es sin duda Biosphere 2. Como ya vimos en su momento, se trató de un extraordinario proyecto llevado a cabo en los años años 90 y que buscaba ser una réplica perfecta del mundo. Sus habitantes vivieron dentro durante meses totalmente aislados del exterior y si hay una conclusión que podemos sacar es que replicar el mundo y hacer frente a la naturaleza aún es muy complicado para el ser humano.

Vía | Hidden Architecture

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