El que en su día fue el iceberg más grande del mundo está en sus últimas: partido en cuatro y a punto de chocar contra una isla

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A-68a, el colosal iceberg que se separó de la Antártida hace tres años, ya no es tan colosal. Desde 2017 ha estado viajando a la deriva por el Atlántico Sur alejándose cada vez más del Polo Sur. A medida que lo ha hecho también ha perdido volumen y hasta ha comenzado a fracturarse. Ahora, amenaza con chocar con Georgia del Sur, una isla prácticamente del mismo tamaño que el propio iceberg.

Gracias a imágenes satelitales de la ESA hemos podido seguir muy de cerca la evolución del iceberg. A-68a se separó de la plataforma de hielo Larsen-C de la Antártida en julio de 2017. Muchos icebergs se desprenden cada año, pero ninguno tan grande como el A-68a. Durante tres años ha deambulado más de 1.000 kilómetro y se pronosticaba que las corrientes lo llevarían hacia una zona más cálida para acabar derritiéndose. Más o menos.

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Según indicó la ESA hace unos días, el iceberg se ha partido en cuatro trozos más pequeños estos días. A-68a ahora va acompañado de A-68e y A-68f. Si te preguntas por A-68b y A-68c, se separaron ya previamente del iceberg principal Por su parte, A-68d se quedó atrás recientemente también.

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Los datos de la ESA estiman que el iceberg además de fragmentarse, está perdiendo alrededor de 2,5 centímetros a diario. El equipo de la ESA calculó que A-68 originalmente cubría unos 5.664 km2 con un promedio de 232 m de espesor. A lo largo de sus más de tres años a la deriva, se ha dividido más de una vez. El bloque principal (A-68a) ahora apenas mide unos 2.600 km2.

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Un (posible) choque con Georgia del Sur

La fragmentación del gigantesco iceberg es buena y no tan buena a la vez. Por un lado está el hecho de que se pierda una masa de hielo tan grande, en gran parte por factores climáticos que han afectado a la Antártida durante los últimos años. Por otro lado sin embargo es hasta cierto punto bueno que se fragmente y derrita cuanto antes. ¿Razón? Puede chocar contra Georgia del Sur.

Georgia del Sur es una pequeña isla británica en el Atlántico Sur y en mitad del camino de A-68a. A su vez, también es una de las áreas de conservación marina más grandes del mundo. Si se acerca demasiado puede encallar en las aguas poco profundas alrededor de la isla. Y esto es un desastre para la fauna y la flora marina del lugar. Una masa de hielo tan grande cambia la temperatura y destroza patrones de alimentación de todo tipo de seres vivos de la zona.

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Entonces, ¿es bueno que se derrita? Sí, pero cuanto antes y del todo. A medida que se derrite su parte sumergida también lo hace y pierde profundidad. Esto significa que se puede acercar aún más a la costa de la isla y por lo tanto encallar más cerca de donde se encuentra el núcleo de fauna y flora. Además de que durante todo este proceso libera agua dulce que cambia la salinidad del océano en esa área.

La ESA lleva décadas rastreando el camino que han seguido los icebergs en la zona y en cierto modo la mayoría de veces han rodeado la isla sin quedar atrapados ahí. No obstante, no hay nada seguro en este aspecto, más allá de que tarde o temprano A-68 y todos sus fragmentos van a derretirse. Si a su paso destroza parte de Georgia del Sur es algo que tendremos que esperar para comprobarlo.

Vía | Live Science
Más información | ESA
Imagen | Henry Páll Wulff

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