“Virus significa lo que imperiosamente tiene que venir en la Argentina: renovación, alegría, calor”, anunciaba en el diario Clarín, y a comienzos de los ’80, el mismo Federico, nacido el 23 de octubre de 1951.
Como respaldo, por entonces tenía experiencias de rock en bandas platenses y roce permanente con intelectuales y artistas plásticos como Roberto Jacoby, con quien compartió autorías en varios clásicos. “Virus fue como una venganza, como una venganza a la época. Era como sembrar la peste”, analizó Jacoby tiempo atrás.
“El legado de Federico puede medirse de varias formas. Entre ellas, destaco que recuperó el baile, su efecto liberador. Y que lo hizo cuando el rock agitaba la antinomia comercial – no comercial. Federico le hizo frente a ciertos prejuicios instituidos por una elite de rockeros y por los medios”, destaca a pedido de VOS el dee jay Cristian Trincado, amigo de Moura en la fase más exitosa al frente de Virus, de lo que da cuenta en su libro Del otro lado de la fiesta (Caballo Negro).
“Me mudé al edificio en el que Federico vivía. Y por una red de gente en común, nos hicimos amigos. Él era más grande que yo, exactamente 12 años, porque los dos somos gatos en el Horoscópo Chino”, completa Trincado sobre el cantante que hoy aparece naturalizado como un precursor, pero que siempre conviene poner en contexto para que su influencia tenga una justa medida.
“¿Qué puedo decir de Federico que no haya dicho antes?”, se pregunta y nos pregunta Isabel De Sebastian, excantante de Metrópoli, banda contemporánea Virus en el tránsito de la primavera democrática a los prolegómenos de un desencanto de fines de la década de los ‘80.
“¿Que sus manos eran inmensamente expresivas? ¿Que tenía un humor irónico de alto voltaje? ¿Que vivía para que lo que tenía para dar sucediera en las más óptimas condiciones artísticas y profesionales? ¿Que el apodo de dandy del rock le queda corto? El pop, cuando tiene un motor como Federico, con su inteligencia y su capacidad, sale de ser sólo entretenimiento: ilumina ciertas zonas de nuestra vida en común, deja huella”, se y nos contesta De Sebastian, que también fue miembro de Virus como coreuta.
“No olvidemos que estas canciones, presentadas de esta manera, iban contra la corriente en un momento donde los niveles de represión feroz aún se sentían en el aire. Federico estaba ahí, corriendo el límite, justo en el pasaje de dictadura a democracia, en un Buenos Aires aún muy careta y homofóbico. Federico apostaba, y fuerte”, resalta la vocalista, que compartió grilla con Virus en La Falda y en el Chateau Rock de 1986.
Encanto y misterio
“Para mí fue el primer influencer”, suelta Leo García vía audio de WhatsApp. “Un icono de nuestro rock nacional. Quizás el número uno de la excelencia, de la new wave y del pop”, refuerza el cantante, quien a su vez confiesa que fue la primera persona le dio misterio y encanto escenario de por medio. “Mi primer show de pop, y de rock, fue la presentación de Relax (1984, cuarto disco de Virus) en el Astros. Una auténtica bendición. A partir de ese momento, Federico Moura fue una lección constante. Fue intachable, en el sentido de que es muy difícil que alguien pueda decir algo malo de él, o que tenga un recuerdo agrio. Hizo todo correcto. Fue de esas personas que han pasado por la vida para hacer las cosas bien, de principio al final. Me siento afortunado de entender una sensibilidad muy profunda”, revela Leo.
Luego concluye: “No lo conocí, sólo pude verlo en escena. Con el tiempo me hice amigo de Marcelo… Y curiosamente, me sucedió algo místico con Federico: he tenido la mayoría de su ropa emblemática en casa. La camisa verde manzana con las flores bancas de Virus en Obras (se refiere a Virus Vivo I), el pantalón y el saco de Relax. Tuve que devolver todo para una muestra, pero me llegó algo espiritual con eso”.
Alegría y verdad
Bello, de cara angular, voz aterciopelada y movimientos escénicos insinuantes, Moura le puso seducción e ingenio a una escena artística gris, atormentada por la paranoia y el desasosiego imperantes en un país gobernado por una Junta Militar.
Por un Proceso de Reorganización Nacional que su misma familia padeció, ya que hizo desaparecer en 1977 a su hermano Jorge, militante del ERP.
Más de Federico Moura en aquella nota con Clarín: “El miedo a la alegría ha sido una cosa claramente producida por los años de represión. Es una cosa cultural muy grave suponer que el dolor está más cerca de la verdad que la alegría”.
“Que nos desaparezca un hermano delante de nuestros ojos, después armar un grupo, llegar a ser número uno en ventas en la Argentina, que se nos enferme Federico en pleno apogeo y a los años afrontar su muerte. La nuestra es una historia de picos extremos de felicidad y dolor”, resumió Marcelo Moura en entrevista con VOS, en ocasión de la publicación de su libro sobre Virus. De hecho, esas memorias se titulan así, Virus, “una palabra que paradójicamente nos hizo conocer el cielo y el infierno”.
La referencia de Marcelo tiene dos objetivos: el contagioso grupo pop que armó con Federico y Julio, su otro hermano guitarrista; y el virus del Sida, que ganó el cuerpo de Federico cuando la información acerca de la enfermedad era escasa y alimentaba un tsunami de prejuicios.
“El desconocimiento de la enfermedad era absoluto. Incluso, en algún momento cuento que el médico que lo atendió me dio la mano a mí y a él no. Le dije: ‘Me parece bien que no le dé la mano a él, pero sería más correcto que tampoco me la dé a mí’. El médico me lo agradeció, y me explicó que era tan grande el desconcierto, que ni en esos detalles reparaban”, recordó Marcelo.
Y siguió: “Cualquier familia estaría aterrorizada, porque no se sabía si te contagiabas tomando del mismo vaso o si el afectado te tosía cerca. Era una cosa lógica. Y en el seno del grupo se razonaba así: ‘Si hace cinco años que trabajo con él, ¿por qué no me contagié?’. Todo eso entraba en una lógica”.
En Virus, el libro, Marcelo también destacó a Federico como alguien que veló por los derechos de las minorías y que militó la causa gay sin gestos altisonantes.
“Federico siempre fue una persona con gran valor –confirmó–. Defendió muchísimo sus convicciones, aunque no sé si los derechos de una minoría de manera consciente. Lo que quisimos siempre, después de años de dictadura y falta total de libertades, era no creernos dueños de ninguna verdad sino abrir la cabeza a distintas verdades, a distintas formas de vivir. No juzgar a nadie por sus elecciones sexuales entraba en esa actitud. Fede sufrió mucho, porque advirtió que ser homosexual en la Argentina era equivalente a ser un asesino serial”.
Para Marcelo, Federico “fue más hombre que ninguno”: “Hubo compañías que le pidieron que ocultara su condición porque gustaba a las chicas. Yo siento que él hizo muchísimas cosas por algo que después no vio, como que la Argentina sea uno de los países más avanzados en materia de legislación social. No alcanzó a ver las respectivas promulgaciones de las leyes de identidad de género y de matrimonio igualitario, pero de alguna manera, ayudó a que sean posibles”.
Al cierre de esta evocación, Isabel De Sebastian reivindica que Federico Moura murió con una enorme dignidad.
“Jamás le dio de comer ni por un segundo a la carroña mediática, y sé que nunca hubiera querido ser parte de eso –asegura–. Federico, de apariencia frágil, casi etérea, fue uno de los más fuertes de mi generación, y jamás cayó en la estupidez de creerse una estrella de rock”.
“Federico fue un laburante –enfatiza De Sebastian–, me gusta recordarlo así, y creo que al él también le hubiera gustado. Atrás de ese glamour había mucha integridad; y atrás de cada canción, una mente inquisitiva y la pulsión por la libertad. Sobresalían esas cualidades suyas que tanto se necesitan, y que agradezco y celebro en este aniversario”.
Vos