Hace
menos
de
dos
meses,
Europa
tuvo
la
oportunidad
de
una
de
las
situaciones
más
impensables:
dejar
de
depender
del
gas
ruso.
Sin
embargo,
el
desafío
resultó
ser
más
complejo
debido
a
que
países
como
Eslovaquia
y
Hungría
siguen
manteniendo
acuerdos
que
les
permite
acceder
al
gas
ruso
mediante
rutas
alternativas,
como
la
reexportación
de
gas
etiquetado
de
Azerbaiyán.
Esta
situación
ha
provocado
preocupaciones
dentro
de
la
UE
acerca
de
las
sanciones
y
las
relaciones
de
esos
países
miembros
con
Rusia.
¿Reetiquetado?
Kadri
Simson,
comisaria
de
energía,
ha
renunciado
como
parte
del
proceso
tras
el
nombramiento
de
la
nueva
presidenta
de
la
Comisión
Europea,
Ursula
von
der
Leyen,
y
la
reorganización
de
su
equipo.
En
una
entrevista
concedida
al
Financial
Times
ha
explicado
su
desacuerdo
con
un
tratado
que
permitiría
a
Azerbaiyán
etiquetar
el
gas
ruso
que
circula
por
Ucrania
como
si
fuera
suyo.
El
acuerdo
con
Gazprom.
Las
empresas
energéticas
europeas
han
estado
negociando
para
suministrar
gas
a
Europa
central
después
de
que
expire
el
acuerdo
con
Gazprom,
el
gigante
ruso,
a
finales
de
diciembre.
El
acuerdo
previsto
con
Azerbaiyán
trataba
de
suministrar
gas
a
Ucrania,
donde
el
gas
sería
transportado
a
Europa
mediante
un
acuerdo
de
permuta
financiera
con
Rusia.
Sin
embargo,
la
ahora
excomisaria
de
energía
ha
advertido
de
que
sería
una
estrategia
innecesaria
y
no
cumpliría
con
los
objetivos
de
la
UE
de
desvincularse
del
gas
ruso.
La
dependencia.
El
flujo
de
gas
que
llega
a
la
Unión
Europea
a
través
de
Ucrania
está
alrededor
del
5%,
pero
países
como
Eslovaquia
y
Hungría
dependen
de
ello.
Hasta
ahora
también
estaba
Austria,
pero
Gazprom
interrumpió
el
suministro
debido
a
un
conflicto
contractual
con
el
grupo
energético
OMV,
aunque
el
gas
fluye
por
otras
vías.
En
cuanto
a
Eslovaquia
y
Hungría
también
siguen
buscando
otras
vías
para
abastecerse
de
gas
debido
a
los
intensos
bombardeos
sobre
la
infraestructura
energética
de
Ucrania.
Una
de
las
rutas
que
ha
encontrado
para
conseguir
gas
de
Azerbaiyán
es
con
un
acuerdo
a
través
de
Turquía
y
los
Balcanes.
Todo
ello,
pone
de
manifiesto
el
balance
entre
los
intereses
energéticos
y
la
política
exterior
de
la
UE,
especialmente
con
la
necesidad
de
mantener
una
cohesión
interna
en
un
contexto
de
conflicto
con
Rusia.
Sin
embargo,
con
el
bloqueo
a
Gazprombank
y
las
sanciones
estadounidenses,
las
opciones
de
la
UE
para
encontrar
soluciones
de
suministro
alternativas
continúan
siendo
limitadas.
Desvincularse
de
Rusia.
La
efectividad
de
las
sanciones
de
la
UE
quedaría
entre
dichas
por
el
reetiquetado
del
gas
ruso
y
podría
aumentar
las
tensiones
entre
los
países
del
bloque
más
alineados
con
Rusia.
Sin
embargo,
el
tema
de
las
sanciones
a
Rusia
es
un
tema
bastante
complejo,
aunque
los
países
de
la
UE
se
han
comprometido
a
dejar
de
comprar
combustibles
fósiles
a
Rusia
para
2027,
las
compras
de
gas
no
están
sujetas
a
las
sanciones
impuestas
por
el
bloque
en
respuesta
a
la
guerra.
Esta
paradoja
resalta
la
dependencia
a
otros
recursos
como
el
uranio
para
la
energía
nuclear.
¿Cómo
puede
impactar
en
España?
En
particular,
España
tiene
una
menor
dependencia,
pero
la
situación
no
es
indiferente.
España
cuenta
con
una
ventaja
en
cuanto
a
la
diversificación
energética,
ya
que
tiene
acceso
al
gas
natural
licuado
con
seis
terminales
de
regasificación
y
la
gran
apuesta
por
las
renovables.
Además,
cuenta
con
acuerdos
con
Argelia
para
proveerse
de
gas,
aunque
no
ha
estado
exento
de
tensiones
políticas.
La
apuesta
por
el
hidrógeno
verde
con
el
corredor
H2Med
es
otra
de
las
soluciones
que
se
presentan
para
garantizar
la
seguridad
energética
en
el
país
a
largo
plazo.
Sin
embargo,
los
altos
precios
del
gas
en
el
mercado
europeo
y
la
interconexión
energética
con
el
resto
del
continente
podrían
impactar
en
el
país.
El
objetivo
planteado
por
la
Unión
Europea
de
dejar
de
depender
del
gas
ruso
antes
de
2027
puede
considerarse
un
plan
ambicioso
y
bastante
complejo,
teniendo
en
cuenta
que
países
dentro
de
la
Unión
están
haciendo
tratados.
El
futuro
energético
de
Europa
ahora
está
en
manos
del
nuevo
comisario
de
energía,
el
danés
Dan
Jørgensen,
quien
ha
incidido
en
bajar
los
precios
de
la
energía,
coordinar
inversiones
en
energías
renovables
y
reemplazar
las
inversiones
de
GNL
desde
Rusia.
Imagen
|
Brian
Cantoni
y
Aron
Urb
(EU2017EE)