Al
abrir
la
puerta
del
museo
y
levantar
la
cabeza,
incluso
antes
de
que
el
amable
guía
empiece
a
reproducir
un
video
alusivo
a
la
historia
del
club,
ya
se
puede
ver
lo
importante
que
es
River
en
la
historia
del
Torino:
una
bandera
rectangular
expuesta
en
el
Monumental
en
1949
y
que
dice
«Mazzola
presente»
(en
honor
a
Valentino,
crack
fallecido
en
la
Tragedia
de
Superga),
con
los
colores
de
Argentina
a
los
costados
y
la
Z
del
medio
en
negro,
se
exhibe
como
primera
imagen
para
los
turistas
que
se
acercan
hasta
la
zona
de
Grugliasco,
en
Turín.
Es
una
de
las
tantas
muestras
de
esta
Eterna
Amicizia
que
los
italianos
siguen
recordando
con
emoción…
«Para
nosotros,
River
es
todo,
es
un
club
que
a
la
distancia
se
volvió
prácticamente
como
un
hermano.
El
gesto
que
tuvieron
es
algo
que
nunca
vamos
a
olvidar
y
que
va
a
seguir
trascendiendo
generaciones.
Acá,
ver
una
camiseta
blanca
con
la
banda
roja
es
como
ver
una
del
Torino«,
cuenta
Domenico
Beccaria,
presidente
del
museo
y
fanático
del
Toro.
La
presencia
de
Olé
allá
los
enorgullece:
excelentes
anfitriones
y
con
una
amabilidad
pocas
veces
vista,
para
los
trabajadores
del
Museo
del
Grande
Torino
e
della
Leggenda
Granata,
un
argentino
equivale
a
un
representante
del
equipo
que
tanto
aman
y
admiran
del
otro
lado
del
Atlántico.
Ese
que,
mientras
ellos
pasaban
el
momento
más
duro
de
su
historia,
decidió
dejar
todo
de
lado
para
ir
a
dar
una
mano.
En
el
sector
granate
de
Turín,
el
recuerdo
todavía
saca
lágrimas,
más
allá
de
que
hayan
pasado
76
años.
Se
nota
en
la
calle.
Se
nota
en
los
fanáticos
que
dedican
una
hora
y
pico
de
su
fin
de
semana
a
ver
la
historia
de
su
club
(solo
abre
sábado
y
domingo)
y
se
hacen
entender
con
su
italiano.
Cuando
en
River
se
enteraron
de
que
el
avión
que
trasladaba
al
mejor
equipo
de
la
historia
del
Torino
se
había
estrellado
contra
la
basílica
de
Superga
a
la
vuelta
de
un
amistoso
contra
el
Benfica,
propusieron
jugar
un
partido
a
beneficio
de
las
familias
de
las
víctimas
(fallecieron
todos
los
jugadores
y
los
dirigentes
que
iban
en
el
vuelo).
El
gesto
más
grande,
sin
embargo,
fue
que
el
Millonario
optó
por
poner
a
la
Reserva
en
el
torneo
local
para
llevar
a
todos
sus
titulares
a
Italia:
fue
así
como
La
Máquina,
con
estrellas
como
Amadeo
Carrizo,
Di
Stéfano,
Labruna
y
Loustau,
jugó
22
días
después
de
la
tragedia
(26
de
mayo
de
1949)
contra
un
combinado
de
los
mejores
jugadores
italianos,
que
se
llamó
Torino
Símbolo,
y
ante
casi
60.000
personas.
Una
Eterna
Amicizia
No
hay
registros
de
algo
similar
en
la
historia.
Como
tampoco
de
que
un
club
tenga
un
espacio
tan
importante
en
el
museo
de
otro
de
un
continente
diferente.
Pero
el
agradecimiento
de
los
turineses
es
tan
grande
que,
por
momentos,
parece
que
se
está
en
Núñez:
en
la
escalera,
que
conduce
al
piso
principal
de
esta
construcción
tan
antigua
como
excelentemente
mantenida,
una
de
las
paredes
tiene
enmarcadas
cuatro
camisetas
de
River
de
diferentes
épocas,
donadas
especialmente.
La
más
llamativa,
por
lo
retro
y
la
historia
que
lleva
detrás,
es
una
con
formato
de
camisa
que
se
usó
en
ese
partido
homenaje
y
está
firmada
por
Di
Stéfano
y
Amadeo.
Lógicamente,
la
mayor
parte
del
museo
es
ocupada
por
ese
equipo
histórico
de
Toro,
que
ganó
cinco
ligas
consecutivas
entre
1942
y
1949
(del
43
al
45
no
se
compitió,
por
la
Segunda
Guerra
Mundial),
pero
cada
espacio
es
bueno
para
que
haya
algo
del
club
hermano.
Así
es
como,
junto
a
unas
camisetas
del
Benfica
(otro
con
el
que
tienen
amistad
por
haber
sido
el
rival
en
aquel
amistoso)
e
Inter
de
Milán
(último
adversario
en
un
encuentro
oficial
antes
de
la
tragedia),
hay
una
de
River
del
2018
que
tiene
los
autógrafos
del
plantel
campeón
de
la
Libertadores
(«Está
Julián
Álvarez»,
destaca
el
guía).
Igual,
eso
no
es
todo.
En
otra
parte,
el
Torino
le
dedicó
una
vitrina
entera
llamada «Fratelli
nel
Mondo»
(hermanos
en
el
mundo),
en
la
que
hay
otra
casaca
(del
2014,
también
firmada
y
donada
por
el
Museo
River);
un
banderín
de
River
del
partido
de
1949,
un
par
de
plaquetas,
una
foto
con
dedicatoria
de
Amadeo
del
2012
(lo
quieren
mucho
porque,
además
de
su
presencia
en
aquel
día
histórico,
en
su
rol
de
presidente
honorario
tuvo
mucho
contacto
con
dirigentes
tanos)
y
otras
tres
del
17
de
mayo
del
2014,
cuando
el
club
de
Núñez
inauguró
un
espacio
especial
dedicado
al
Toro
en
su
museo.
En
una
de
ellas
se
encuentra
Rodolfo
D’Onofrio,
quien
en
aquella
ocasión
recibió
al
ya
mencionado
Domenico
Beccaria.
Entradas
del
partido
de
la
solidaridad
y
una
placa
grande
de
River
puesta
sobre
mármol
(«El
Club
Atlético
River
Plate,
a
la
memoria
de
los
caídos
en
Superga,
interpretando
el
sentimiento
de
los
deportistas
argentinos»,
dice,
fechada
en
mayo
del
49)
también
se
pueden
ver
en
esta
recorrida,
que
realmente
le
inflaría
el
pecho
de
orgullo
a
cualquier
hincha
del
Millonario
y
que
por
momentos
estruja
la
panza
de
lo
fuertes
que
son
algunas
imágenes
o
de
solo
ver
las
piezas
del
avión
que
se
pudieron
recuperar.
Un
lugar
en
el
que
cada
rincón
transmite
un
poquito
de
historia.
En
el
que
el
mejor
equipo
que
alguna
vez
usó
la
camiseta
color
granate
abraza
a
sus
visitantes
de
la
mano
de
los
inolvidables
Mazzola,
Bacigalupo
y
el
goleador
Gabetto.
Y
en
el
que
River,
el
hermano
del
otro
lado
de
Atlántico,
tiene
un
lugar
tan
central
como
emocionante.
Porque
las
generaciones
pasarán,
pero
la
Eterna
Amicizia
jamás
morirá…
Torino
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