River, corto de efectivo: el déficit que preocupa a Gallardo

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No cierra. Literal y conceptualmente. River no está consiguiendo, al menos en sus primeras demostraciones futbolísticas del semestre, capitalizar fácilmente lo que genera. Y el bajo nivel de eficacia le produce una comprensible inquietud a Gallardo.

En los dos últimos partidos -ante Argentinos y Colón- su equipo intentó 31 remates y convirtió dos goles, lo que marca un flaco 6,45% de efectividad. Un valor que contrasta con su promedio de aciertos en la Copa de la Liga Profesional que ganó Colón.

En ese campeonato propició 231 tiros y 26 terminaron en gol (11,25%), aunque 11 de ellos fueron en dos goleadas: 5-0 ante Central Córdoba (38,4% de acierto) y 6-1 a Godoy Cruz (37,5%).

Del mismo modo que en el partido de ida de la Libertadores, cuando falló jugadas decisivas (un cabezazo exigido de Romero, un mano a mano de Suárez…), en su estreno en la LPF la problemática de River no fue la falta de situaciones sino la contundencia: intentó 21 tiros (ocho direccionados al arco) y recién metió el descuento a los 91’.

Aunque el análisis frío de los números no dice nada en sí mismo: lo que debe preocupar a Gallardo es por qué ocurrió esto. Milito y Domínguez, cada uno con su estilo, alcanzaron el éxito atándose a una estrategia más ligada al básquet que al fútbol.

Comprendiendo que resultaría imposible que River no le pateara al arco, buscaron cercarle el perímetro o cubrir bien los espacios en la zona “pintada” -aquí, rectangular y de césped híbrido- para que no se generaran ataques combinados con paredes o triangulaciones. Típicos avances MG®.

Argentinos cubrió las bandas y evitó que Montiel y Casco -y luego Angileri- se proyectaran para abastecer de pases aéreos a Romero y Suárez o los centros a Girotti mientras que Colón prefirió que su rival intentara desde las bandas y hacia los medios, cubriéndose bien en la última línea.

Y de ese modo, Paradela terminó filtrándose por el segundo palo y cabeceando débilmente un centro de Carrascal; Braian R. se vio obligado a rematar exigido en tres oportunidades -la cuarta, más clara, la tapó Chicco-; Maidana cabeceó en zona de 9 y Garcés desvió y hasta el propio Montiel acabó pateando al arco, siendo otra vez el arquero héroe de lo que pudo haber terminado en un épico 2-2.

Pero un hipotético empate hubiese servido de make up, apenas, de una situación que Gallardo deberá resolver a contrarreloj: en La Paternal, donde urgirá convertir para mantener las chances de clasificación, el margen de error se irá achicando a cada minuto. Y no habrá revancha para que los números cierren.

Lo que dijo Gallardo respecto a la falta de eficacia

Del mismo modo que el entrenador de River había manifestado su preocupación por la falta de efectividad ante Argentinos, luego de la derrota ante Colón hizo un análisis similar en referencia a la carencia de su equipo para poder capitalizar las acciones que tuvo.

«El rival (por Colón) pegó en los momentos justos, nos hizo mucho daño y no supimos reaccionar a tiempo. Y en el segundo tiempo no logramos concretar lo que generamos desde los costados», admitió el Muñeco.

«Con más entusiasmo e ímpetu de ir a buscar el gol, no pudimos concretar las que tuvimos ante un rival que se sintió debilitado por ese hombre de menos que tenía y que trató de cuidar el resultado. Y lo hizo muy bien: nos impidió tener ideas claras para resolver situaciones», destacó el DT.