Cuando ser flexible ayuda a mejorar el clima de trabajo

0
317

El ambiente de trabajo, los compañeros, los problemas que surgen, las buenas y las malas noticias. Nada se puede controlar. Y aspirar a que todo funcione igual siempre nos llevará a vivir frustrados o enfadados continuamente.

¿Y si apostamos por la flexibilidad? Adaptarse a las circunstancias, vengan como vengan no sólo será positivo para nosotros, también para nuestro entorno laboral. Aprender a no caer en los extremos nos ayudará a contribuir a que nuestro equipo mejore su actitud.

Cuando nuestras ideas son rígidas, además de convertirnos en personas que atraen conflictos, nuestra mente se sitúa en posiciones extremas. Creemos tener la razón absoluta. La autoexigencia es nuestro lema y olvidamos que el blanco y el negro no mueven el mundo.

¿Trabajo en equipo o un equipo que trabaja?

Tendemos a caer en los extremos porque nos sentimos seguros. El orden, las etiquetas nos ayudan a entender el mundo, el problema está en que esa forma de ser simplifica la vida y nos perdemos matices y excepciones. Es decir, ideas o sugerencias de gente muy diferente a nosotros.

Y tanto a nivel personal como profesional es recomendable romper con nuestros esquemas si son demasiados rígidos. Ni todos piensan igual que nosotros, ni por hacerlo de manera diferente suponen un peligro.

Claves para trabajar en equipo

Ser flexible no significa dar la razón a los demás porque sí. De hecho ser flexible es demostrar una gran firmeza. Lo que implica es escuchar a los demás, mostrar respeto ante otras formas de pensar o actuar. Estar abierto al cambio, es sano si hemos de trabajar en equipo.

Las verdades intocables no existen. Una vez que somos conscientes de ello, tal vez el día a día en nuestro trabajo será más agradable. Ser flexible es sinónimo de no temer el cambio. Y eso, en una empresa es el pan nuestro de cada día. «Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error», Alessandro Mazoni, poeta italiano.

Imagen|Pixabay