¿Pos soberanía argentina?

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soberanía alimentariaSe entiende por país soberano aquel que es capaz de establecer sus propias leyes dentro de su territorio, fundamentalmente con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior y promover el bienestar general.

La soberanía de un país se refiere a su poder político, a su autonomía administrativa, al rechazo de nefastas influencias exteriores tanto como al empeño en la defensa de sus intereses nacionales.

Entonces, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) condicione y supervise la economía y las finanzas argentinas, el valor de su moneda tanto como que llegue a destacar abiertamente la «disciplina de Macri para cumplir con el plan de ajuste fiscal”, alcanza para hablar de ´pos soberanía´

En términos de soberanía nacional, ¿quién podría explicarnos la usurocracia financiera campante que impera en nuestro país?, un país herido por una tremenda devaluación monetaria con un puñado de ganadores conocidos y millones de anónimos perdedores, es decir el resto de todos “nosotros” los argentinos de a pie.

Que tarifas, tarifazos y billonarias ganancias de las prestadoras de servicios públicos esenciales limiten o anulen la legítima soberanía de los usuarios, eso también es pos soberanía.

Reproduce pos soberanía cuando conforme informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), cada consumidor pagó en noviembre 525% más en góndola de lo que cobró el productor… ¿soberanía del consumidor?

También declinamos e hicimos soberanía “liquida” cuando por acción u omisión “entregamos” la realización de nuestra final argentina de la Copa Libertadores 2018´

Resumiendo, la decrepitud de nuestras soberanía política, independencia económica y justicia social, es por demás elocuente.

Duele esta Argentina transfigurada en país mendicante, monumentalmente dependiente en lo económico, en lo financiero, en lo tecnológico (ahora hasta en lo deportivo), recurrentemente atrapada por crisis reiteradas de corrupción, de racionalidad, de insolvencia, de autonomía, de autosuficiencia y otras idioteces.

Esta pos soberanía no es ajena a nuestra justicia bochornosa, a provincias manejadas por eternos tiranuelos; tampoco es extraña a sobornables y corporativas legislaturas holgazanas, a venales sindicatos ricos con afiliados pobres, al corrupto mundo empresario (siempre listo para depredar al Estado); a nuestra Educación en manos de sindicalistas “feudales”, no de los educadores; a clubes deportivos a merced de barras bravas ni, menos que menos, al prevaleciente negocio del lucro y la intermediación parasitaria.

Preconclusivamente, cual metáfora o cifras relativas que cincelan refulgentemente la elocuencia de los últimos despojos como de esta última prostitución deportiva, delatan claramente a los pocos que “ganaron” con la timba cambiaria como a esos poquitos que este domingo, privilegiadamente, disfrutaron en Madrid del inédito destierro deportivo, pues ¿acaso qué otra cosa fue el partido final argentino-americana: River Plate vs. Boca Junior?

Puntualmente todos aquellos que concurrieron al partido final original previsto para el sábado 24 de noviembre ppdo., deberán mascullar otra frustración, otra defraudación hasta resignarse e identificarse con las mismas cuales nuevas víctimas de esta anodina y languideciente pos soberanía, porque finalmente hoy el diario no hablaba de ti, soberanía.

Roberto Fermín Bertossi

Investigador Cijs / UNC

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