Por qué no debemos obligar a leer a los niños antes de los seis años: su cerebro no está preparado

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La neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza que se basa en aportar estrategias y tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro. Su objetivo: optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Y en esa nueva didáctica se basa el convencimiento de que el aprendizaje de la lectura no puede realizarse antes de que el cerebro del niño esté suficientemente maduro para afrontar esta tarea.

El neuropediatra Manuel Antonio Fernández nos explica por qué no debemos obligar a los niños a leer antes de los seis años.

Cómo funciona nuestro cerebro

La eterna pregunta de muchos padres: «¿Por qué María ya sabe leer con cuatro años y mi hijo no? ¿Es menos inteligente?»

Y la respuesta del doctor Manuel Antonio Fernández es un rotundo ‘No’.

«Cada niño es un mundo y tiene un ritmo de maduración diferente. Eso significa que las áreas del cerebro que controlan la memoria y el aprendizaje no maduran al mismo tiempo».

De hecho, en España el inicio de la lectoescritura suele coincidir con la entrada en Primaria, alrededor de los seis años (aunque en algunos centros escolares comienzan antes), cuando se cree que el niño empieza a estar ya listo para estas tareas, aunque podría esperarse aún más, porque:

«de lo que se trata es de disfrutar aprendiendo, no que la enseñanza se convierta en una obligación, porque todo es más sencillo si se aprende con alegría».

Todos hablamos de la importancia del cerebro, pero ¿de verdad sabemos cómo funciona? ¿Somos conscientes de que es lo único que nos ofrece datos contrastados sobre el aprendizaje?

Explica el neurólogo pediátrico que existen dos partes en el cerebro (la corteza parietal posterior y la temporal superior), esenciales para adquirir cualquier tipo de información. «De ellas dependen las funciones ejecutivas, que van evolucionando de forma progresiva a medida que el cerebro de los niños va madurando».

«Y esas funciones son imprescindibles para que el cerebro vaya adquiriendo el resto de habilidades: si no soy capaz de mantener atención, de controlar el movimiento y los impulsos aún, difícilmente voy a ser capaz de aprender los pasos siguientes del proceso de aprendizaje».

«Solo se puede aprender aquello que se ama»

Bebé molesto, rodeado de letras

Bebé molesto, rodeado de letras

Pero si hay alguien que defienda la relación entre educación y cerebro, es sin duda Francisco Mora, doctor en medicina y neurociencia.

A través de sus numerosos libros, como ‘Neuroeducación‘ o ‘Cómo funciona el cerebro‘o nos ha dejado reflexiones y verdades que se graban en la memoria de cualquier padre o educador. Explica que:

«la esencia de la lectura está en transformar el grafema en fonema y que se logra gracias al desarrollo de un área del cerebro. Si esta no está desarrollada, se lee mal».

Y aunque hay niños que aprenden a leer antes, esta transformación suele darse a partir de los 6-7 años, «cuando ya se han terminado de formar los circuitos sinápticos y además aislar los axones con mielina para que la información vaya con nitidez».

E insiste en la versatilidad de los niños y en un desarrollo de su cerebro diferente. Cada uno tiene su ritmo. Asegura que:

«Si enseñas a un niño de siete años a leer, aprenderá en tres semanas, porque su cerebro ya está preparado».

Para finalizar, me quedo como reflexión final con el subtítulo de su libro más famoso sobre el tema: «solo se puede aprender aquello que se ama». Así que esperemos a que nuestros hijos estén preparados para aprender a leer sin obligaciones y seguro que llegará un día en que amarán las historias escritas. Forzarles para que aprendan antes que el resto («porque mi niño es muy listo») no tiene ninguna ventaja.

Fotos | iStock
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