En
muchas
culturas,
tanto
antiguas
como
contemporáneas,
la
fertilidad
masculina
es
un
indicador
clave
para
la
salud
reproductiva,
y
recientemente
ha
cobrado
protagonismo
el
rol
de
la
dieta.
Un
estudio
publicado
este
año
reveló
que
seguir
un
patrón
alimentario
mediterráneo
mejora
notablemente
la
calidad
del
semen,
mientras
que
el
consumo
elevado
de
alimentos
ultraprocesados
la
deteriora.
Adherirse
a
la
dieta
mediterránea,
rica
en
frutas,
verduras,
semillas,
legumbres,
pescado,
aceite
de
oliva
y
frutos
secos,
se
asocia
con
una
mejora
significativa
en
múltiples
parámetros
semanales:
concentración,
motilidad,
recuento
total,
vitalidad
y
morfología
del
esperma.
El
estudio
italiano
analizó
a
358
hombres
y
encontró
que
quienes
consumían
alimentos
mediterráneos
con
mayor
regularidad
tenían
hasta
un
75 %
menos
probabilidad
de
presentar
bajo
recuento
espermático,
incluso
tras
ajustar
por
edad
e
índice
de
masa
corporal.
Además,
puntuaciones
más
altas
en
el
cuestionario
MEDAS
se
correlacionaron
con
niveles
más
bajos
de
las
hormonas
FSH
y
LH,
indicadores
de
una
mejor
función
testicular.
Por
otro
lado,
los
hombres
cuya
dieta
incluía
más
calorías
procedentes
de
alimentos
ultraprocesados
(como
comidas
rápidas,
snacks
y
refrescos
azucarados)
presentaron
declives
marcados
en
la
calidad
seminal.
Cada
aumento
de
un
cuarto
en
el
aporte
calórico
de
ultraprocesados
se
asoció
con
reducciones
significativas
en
recuento,
motilidad
y
morfología
espermática.
Además,
se
incrementó
el
riesgo
de
bajo
recuento
en
más
de
un
200
%
comparado
con
quienes
consumían
pocos
ultraprocesados.
Este
patrón
dietético
protector
tiene
un
respaldo
sólido
en
la
literatura
científica.
Una
revisión
sistemática
publicada
en Frontiers
in
Nutrition de
2024,
con
más
de
2 000
participantes,
reportó
que
seis
de
diez
estudios
mostraron
mejoras
en
parámetros
como
concentración,
motilidad
y
recuento
tras
seguir
la
dieta
mediterránea.
De
manera
consistente,
metaanálisis
recientes
hallaron
incrementos
medios
de
24
millones
en
el
recuento
total
de
espermatozoides
y
mejoras
en
la
motilidad
total
y
progresiva
entre
un
7 %
y
9 % .

Los
mecanismos
detrás
de
estos
beneficios
incluyen
la
abundancia
de
antioxidantes,
grasas
insaturadas
y
micronutrientes
que
protegen
contra
el
estrés
oxidativo
y
la
inflamación,
además
de
apoyar
la
función
hormonal
y
testicular.
En
sentido
opuesto,
los
ultraprocesados
suelen
contener
exceso
de
azúcares,
grasas
saturadas,
aditivos,
y
carecen
de
fibra
y
nutrientes
esenciales,
lo
que
promueve
el
estrés
oxidativo
y
puede
interviene
negativamente
en
la
espermatogénesis.
A
pesar
de
la
fuerte
asociación
entre
dieta
y
parámetros
seminales,
los
estudios
tienen
limitaciones:
la
mayoría
son
observacionales
y
transversales,
por
lo
que
no
prueban
causalidad;
algunos
usan
recordatorios
alimentarios
de
corto
plazo,
y
los
tamaños
de
muestra
varían.
Sin
embargo,
su
consistencia
a
través
de
poblaciones
y
metodologías
refuerza
el
mensaje:
mejorar
la
calidad
del
semen
podría
ser
tan
sencillo
como
modificar
la
alimentación.
Dada
la
tendencia
mundial
de
reducción
en
parámetros
espermáticos,
estos
hallazgos
cobran
mayor
relevancia .
Adoptar
una
alimentación
basada
en
productos
frescos,
mínimamente
procesados,
con
énfasis
en
aceite
de
oliva,
vegetales,
legumbres,
pescado
y
frutos
secos
podría
no
solo
favorecer
la
fertilidad
masculina,
sino
también
la
salud
general
a
largo
plazo.
Foto
de
Louis
Hansel
en
Unsplash
|
Brooke
Lark
en
Unsplash
En
Trendencias
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Jamie
Nadeau,
nutricionista: «No
hay
ningún
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La
creatina
no
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un
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