«Me llevo a tu hermanito a mi casa»: decirle esta broma a un niño no es divertido

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Siempre me ha llamado la atención la cantidad de cosas que decimos a los niños y que jamás diríamos a un adulto. Frases en ocasiones absurdas, ambiguas e incluso desconcertantes para los peques, que no saben cómo encajar ni responder.

Los niños que acaban de convertirse en hermanos mayores suelen ser a menudo blanco de expresiones y preguntas de este estilo, siendo quizá una de las más escuchadas «¿Me prestas a tu hermanito?» o «¡Me llevo a tu hermanito a mi casa!».

Es cierto que en la mayoría de las ocasiones este tipo de frases se dicen sin ninguna mala intención, y por supuesto sin pensar en que pueda tener consecuencias negativas para ellos. Pero creo que es importante y necesario que reflexionemos sobre lo que decimos a los niños en ciertos momentos y cómo pueden impactar nuestras palabras.

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Confusión y perplejidad ante unas palabras que no siempre comprenden

Quizá con el objetivo de ganarse la confianza del niño que acaba de convertirse en hermano mayor, hacerle sentir especial o ensalzar una reacción defensiva por su parte, muchas personas caen en el error de bromear con llevarse a su hermanito a casa.

Entre adultos sabemos que no hay mala intención en las palabras, pero los niños, especialmente cuando son pequeños, pueden sentirse confundidos al escuchar esta frase.

Y es que debemos recordar que no es hasta los seis años, aproximadamente, cuando los niños comienzan a desarrollar las habilidades cognitivas necesarias para entender el sarcasmo, las ironías o las bromas.

Hasta entonces, tanto el desarrollo del lenguaje como su forma de pensar y percibir el mundo hace que no sepan interpretar exactamente las intenciones de su interlocutor a través de sus palabras, por lo que este tipo de «humor» (si es que puede llamarse así) suele desconcertarles mucho.

¿Qué siente el niño cuando le decimos que vamos a llevarnos a su hermanito?

hermanos

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Es difícil precisar qué siente exactamente el niño cuando un conocido o extraño le dice que va a «quitarle» a su hermanito, pero podríamos apostar por lo siguiente:

Miedo

En primer lugar, muy probablemente sienta miedo, aunque quizá no lo manifieste de una forma evidente. A veces ese miedo se esconde tras una sonrisa nerviosa y confundida, una mirada tímida, un intento por esconderse detrás de su padre o su madre, o incluso un gesto de valentía al querer proteger al hermano más pequeño.

Confusión

Encontrarte con un conocido o extraño que te diga que se va a llevar a tu hermanito resulta cuando menos confuso. Quizá el niño se sienta sorprendido y se pregunte cosas como: ¿quién es esa persona?, ¿por qué dice eso?, ¿por qué a mis padres no parece preocuparles sus intenciones?, ¿qué se supone que debo hacer yo ahora?

Las bromas pesadas de los adultos a los niños

Desconexión

Por lo general, el adulto que intenta acercarse al niño con semejante mensaje lo hace con el objetivo de ganarse su simpatía y conexión, aunque no cabe duda de que es una manera muy torpe de hacerlo.

Y es que bromear, confundir o asustar al niño diciéndole que «vas a llevarte a su hermano a casa» no te va a permitir conectar, sino todo lo contrario. Recordemos que la única forma de lograr la conexión es mediante el respeto, la empatía y el entendimiento,

¿Qué pasa si al niño le parece bien?

hermanos

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También podría suceder que el niño esté pasando por un periodo de celos y malestar ante la llegada de su hermanito. Esos celos podrían estar causándole tal sensación de inseguridad, frustración y enfado que no le parezca mal la idea de que alguien le «libere» de su hermano y le devuelva el trono que siente haber perdido.

¿Qué ocurriría entonces en esta situación? ¿Cómo actuaríamos si el niño nos diera permiso para «llevarnos» a su hermanito? ¿Le criticaríamos y juzgaríamos a pesar de haber sido nosotros los autores de semejante broma macabra?

Recuerda: una broma solo resulta divertida cuando nos reímos todos

Como mencionábamos al inicio, está claro que este tipo de comentarios no tienen ninguna maldad y más bien obedecen a la falta de herramientas comunicativas y emocionales por parte del adulto para acercarse al niño.

Gastar una «broma» que provoca desconcierto o incluso miedo, lejos de ser divertido es una falta de respeto.

Pero aún así es importante reflexionar sobre el impacto que en ocasiones pueden tener nuestras palabras, y tener bien presente la premisa de que una broma solo resulta divertida cuando todas las partes implicadas se ríen.

Así que si eres adulto y quieres ganarte la confianza del niño o hacerle sentir especial por haberse convertido en hermano mayor, es mejor buscar otras estrategias más respetuosas y divertidas para el peque como estas que te mostrábamos aquí hace tiempo.

Fotos | Portada (freepik)

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