11 mitos sobre la lactancia materna que debemos desterrar de una vez

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La lactancia materna (y la crianza en general) está rodeada de numerosos mitos y creencias. Aunque algunos de ellos se han ido transmitiendo de madres a hijas y están muy arraigados en determinadas culturas, se ha comprobado que no tienen base científica y debemos desterrarlos.

No hay dudas de que la lactancia materna tiene múltiples beneficios para la salud de la madre y el bebé, pero siguen difundiéndose creencias que no son ciertas. A continuación os dejamos 11 de los mitos más frecuentes sobre la lactancia materna que no debéis creer.

1. Hay que dar el pecho cada tres horas

Esta es una de las pautas más arraigadas en nuestro entorno y es probable que fuese lo que les contasen a nuestras madres e incluso a nuestras abuelas. ¿os imagináis que a nosotros nos obligasen a comer siempre cada tres horas? ¿Y si tenemos hambre antes no podemos picotear un poco? ¿A lo mejor hemos desayunado menos y ahora nos apetece un almuerzo antes? ¿Y si nos hemos echado un siestón y estamos tan a gusto tienen que despertarnos para que comamos?

La leche materna se digiere rapidísimo y, especialmente los primeros días, los recién nacidos necesitan realizar tomas de pecho muy frecuentes: entre 8 y 12 tomas al día, a veces incluso más. Si tenemos en cuenta que aún están aprendiendo a mamar, se cansan, se quedan dormidos a mitad… y la toma puede alargarse hasta una hora al principio, ¿veis factible que mamen cada tres horas? Estas tomas tan frecuentes son fundamentales para el buen establecimiento de la lactancia materna.

Recuerda que cuanto más mame el bebé, más leche produciremos. Además, los primeros seis meses de vida la leche materna (o la de fórmula en su defecto) cubre todas sus necesidades, tanto de nutrientes como de hidratación. Así es probable que en las épocas de más calor demanden las tomas con más frecuencia: en algunas ocasiones tendrán hambre, en otras sólo sed.

Resumiendo: la lactancia materna (o la artificial) no tiene que ser cada tres horas sino a demanda: siempre que el bebé quiera.

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2. Dar el pecho duele

Es frecuente escuchar que la lactancia materna duele al principio, que es normal que salgan grietas o que tenemos que hacer «callo» primero para que luego no duela. Nada de esto es cierto: la lactancia materna no debe doler.

Puede que los primeros días moleste un poco, por la hipersensibilidad del pezón o porque es una sensación nueva, distinta, pero si amamantar duele es que el enganche del bebé no es adecuado.

En un bebé que esté bien enganchado, el pezón queda pegado al paladar y bien atrás, y la lengua hace un movimiento ondulante sobre el pecho y la areola para bombear la leche; de esta manera no lesiona el pezón, que debe mantener su forma redondeada-cuadrada al acabar la toma. Si aparecen grietas o la lactancia es dolorosa, debemos consultar: es probable que nuestro bebé no esté bien enganchado.

3. Hay que comer por dos

Las madres lactantes invierten unas 700kcal en producir la leche. De éstas, 500kcal se obtienen de la leche y el resto de los depósitos generados durante el embarazo. Durante la lactancia, debemos realizar una alimentación sana y variada, pero no es necesario que comamos por dos, sino comer de acuerdo con nuestra sensación de hambre.

4. No todas las leches alimentan igual

La leche materna es el mejor alimento para todos los bebés. Salvo contadas excepciones (por desnutrición extrema o enfermedad de la madre) todas las leches tienen una composición muy similar.

Cada madre produce la mejor leche para su bebé. Además, la leche materna tiene la particularidad de cambiar su composición en función de la edad del bebé y a lo largo de una mamada. Así, el calostro (producido durante los primeros 2-3 días de vida) tiene mayor contenido en proteínas y menos grasas y lactosa que la leche madura. Y las madres que dan a luz a bebés prematuros producen una leche diferente a las que dan a luz a bebés a término, con un contenido mayor de proteínas y menor de lactosa, y con más inmunoglobulina A y más lactoferrina, porque es lo que necesitan sus bebés en esos momentos.

En general, la leche materna aporta unas 67kcal/100 ml (62-70kcal/100ml). Las proteínas y los hidratos de carbono se mantienen bastante estables, siendo las grasas el componente más variable, tanto entre mujeres como a lo largo de una toma (la leche al final de la toma puede contener hasta 2-4 veces más de grasa que la leche inicial). En cualquier caso, estas cantidades de grasa, con sus variaciones, son nutricionalmente apropiadas para cualquier lactante.

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5. El calostro no sirve, hay que esperar la subida de la leche

mitos-lactancia-materna

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En algunas culturas se piensa que el calostro, la leche de los primeros 2-3 días, es impuro y no debe tomarlo el bebé. Y antaño era frecuente ofrecer al bebé otros productos pues se pensaba que «el calostro no era alimento suficiente».

Nada más lejos de la realidad; el calostro en muy rico en inmunoglobulinas y otras células defensivas, creando protección inmediata para el recién nacido. Es además rico en proteínas, vitaminas liposolubles y algunos minerales como sodio y zinc y contiene menos grasas y menos lactosa que la leche madura, lo que hace que resulte de fácil digestión para el recién nacido.

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6. Hay alimentos que no se debes tomar si estás dando de mamar

Algunos alimentos que ingieren las madres dan más sabor a la leche materna que otros (por ejemplo, ajos o espárragos) pero no quiere decir que no puedan tomarlos; la madre lactante debe ingerir una dieta variada y sana. Igualmente, puede tomar alimentos que generen gases (ejemplo legumbres), pues el gas no pasa a través de la leche.

7. Conviene alternar los pechos cada 20 minutos

La lactancia materna es a demanda: cuando el bebé quiera y durante el tiempo que éste desee. Hasta que él no se suelte no debemos cambiar de pecho. La primera parte de la mamada es más acuosa y más rica en hidratos de carbono y la parte final, más rica en grasa; conviene dejar que el bebé vacíe bien el pecho. Solamente con un pecho somos capaces de amamantar (como en el caso de gemelos o cirugía mamaria).

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8. Las madres con pecho pequeño tendrán poca leche

Salvo que suframos de hipoplasia mamaria, el tamaño del pecho no es indicador de la cantidad de leche que seremos capaces de producir. Cada madre tiene el mejor pecho para su bebé.

9. Durante la lactancia hay que beber mucha agua y mucha leche

Durante la lactancia debemos seguir una dieta saludable y variada. No hay que aumentar la ingesta de líquidos, debemos beber cuando tengamos sed. Aumentar en exceso la ingesta de líquidos puede, paradójicamente, disminuir la producción de leche.

Tampoco hay alimentos ni remedios naturales para aumentar la producción; no hay base científica para afirmarlo. Una lactancia frecuente y a demanda con una técnica correcta es el mejor galactogogo. También juega un papel importante la autoconfianza materna.

10. A partir del año la leche materna ya no alimenta

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La OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y posteriormente acompañada de otros alimentos hasta los dos años o más. La leche materna sigue siendo el alimento ideal también a partir del año. El contenido en grasa de la leche materna es mayor a partir de los 12 meses.

11. Conviene sacarle la leche para ver cuánto toma el bebé

El bebé tiene una succión mucho más potente que el sacaleches, por lo que lo que extraemos no refleja lo que toma el bebé. El mejor indicador de que un bebé está comiendo bien es la ganancia ponderal.

Los bebés suelen perder entre un 4 y un 6% de su peso y hasta un 10% los primeros días de vida. Aproximadamente a partir del quinto día y hasta los cuatro meses de edad, su peso aumenta alrededor de 150 a 200 gramos por semana.

Si el bebé hace pis varias veces al día (un pis abundante, claro y regular), es signo de que el bebé está sano, bien alimentado e hidratado.

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