Los británicos se saltaban el impuesto sobre el combustible al pasarse a un coche eléctrico. La solución del Gobierno: crear otro impuesto

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El Gobierno británico anunció recientemente un nuevo impuesto para vehículos eléctricos en el que los conductores pagarían por distancia recorrida (millas), con intención de que entre en vigor en abril de 2028. La medida, que se recoge en este documento, ha suscitado las críticas de múltiples ciudadanos y expertos, además de que llega en un momento clave, pues Reino Unido planea prohibir la venta de coches nuevos de gasolina y diésel en 2030. Sus arcas públicas están perdiendo ingresos por impuestos al combustible mientras crece la adopción de vehículos eléctricos.

Cómo está planteado el sistema hasta ahora. Los conductores de coches eléctricos pagarán 3 peniques por milla recorrida (unos 3,4 céntimos de euro), mientras que los híbridos enchufables abonarán 1,5 peniques. El cálculo se hará mediante una estimación anual de kilometraje que los conductores declararán al renovar su impuesto de circulación, y posteriormente se verificará durante la inspección técnica del vehículo. 

Según el Gobierno, un conductor de coche eléctrico medio que recorra 13.680 kilómetros al año pagará unas 255 libras adicionales (295 euros aproximadamente).

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Por qué importa este cambio. Tal y como comparte el medio The Telegraph, la ministra de Finanzas Rachel Reeves justifica la medida como necesaria para compensar la caída de los ingresos por impuestos al combustible. Según Dan Tomlinson, diputado y Secretario del Tesoro, si no se actúa, para 2030 uno de cada cinco conductores no pagará impuesto al combustible mientras otros seguirán aportando una media de 480 libras anuales.

Según cita el medio, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria prevé que este nuevo impuesto podría reducir las ventas de vehículos eléctricos en 440.000 unidades en los próximos cinco años.

Las reacciones de la industria. Fabricantes como Ford y la asociación de fabricantes británicos SMMT han criticado duramente la medida. Ian Plummer, director comercial de Autotrader, declaraba que «necesitamos más zanahoria y menos palo si hablamos en serio sobre la transición eléctrica». Desde Ford señalaron que el presupuesto transmite «un mensaje confuso» sobre el objetivo gubernamental de impulsar el cambio hacia vehículos eléctricos.

Problemas de implementación. El sistema presenta varios retos prácticos. Los conductores tendrán que estimar su kilometraje anual sin que necesariamente coincida con la fecha de su MOT (el equivalente a la ITV en UK), lo que complica el cálculo. Los coches nuevos, que no requieren de inspección durante los primeros tres años, necesitarán controles adicionales. Además, el Gobierno reconoce que podría aumentar el fraude en los cuentakilómetros, una práctica que, según The Telegraph, ya afecta al 2,3% de los vehículos británicos.

Una cuestión polémica. Tal y como está planteada la normativa vigente, los conductores que usen sus vehículos fuera del Reino Unido también pagarían por esas millas, pese a no utilizar carreteras británicas. El Gobierno justifica esta decisión argumentando que el porcentaje de conductores que viajan al extranjero es pequeño, aunque reconoce que afectará especialmente a residentes de Irlanda del Norte, ya que cruzan frecuentemente a la República de Irlanda.

El impacto en el bolsillo. Aunque el Gobierno insiste en que la tarifa equivale a la mitad de lo que pagan los conductores de gasolina y diésel, muchos propietarios de vehículos eléctricos ya se están comenzando a preocupar. Stephen Walton, un conductor que compró un coche eléctrico en 2023, contaba a la BBC que «será mi primer y último vehículo eléctrico porque no hay ventajas fiscales para los conductores de coches eléctricos».

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Una ventaja inesperada para China. Analistas como Sam Goodman, del China Strategic Risks Institute, advierten de que el nuevo impuesto podría incentivar a los consumidores británicos a optar por modelos chinos más económicos como el BYD Dolphin Surf, que se vende por 18.650 libras frente a las más de 26.000 que cuestan algunas alternativas europeas subvencionables. Durante el tercer trimestre de 2025, los modelos chinos ya representaban el 11,8% del mercado británico de turismos nuevos, según Schmidt Automotive Research.

Qué viene ahora. El Gobierno ha abierto un periodo de consulta para definir los detalles finales del sistema antes de 2028. También anunció una inversión adicional de 1.300 millones de libras en ayudas para la compra de vehículos eléctricos, aunque actualmente solo cuatro modelos cumplen los requisitos para recibir la subvención máxima de 3.750 libras, siendo el más económico el Ford Puma Gen-E (26.245 libras aplicando subvenciones). 

La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria estima que el nuevo impuesto recaudará 1.100 millones de libras en su primer año y 1.900 millones para 2030-31, aunque la cifra real dependerá de cuántos británicos decidan comprar coches eléctricos en los próximos años.

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