No es ningún tópico: la llegada de un hijo lo cambia todo. Cambia incluso nuestra forma de ver el mundo, y gracias a ellos pasamos a apreciar un sinfín de detalles que antes pasaban desapercibidos ante nuestros ojos.
Hoy me gustaría compartir con vosotros cuáles son las cosas que antes de ser madre no apreciaba con la misma intensidad con la que lo hago ahora. Y es que los niños, a través de la inocencia de su mirada, su ilusión y su capacidad de asombro, son capaces de cambiar la perspectiva de un montón de cosas.
Viajar, por la cantidad de detalles que te descubren
Viajar por tierra, mar o aire y conocer nuevos lugares es siempre una aventura, pero cuando se hace con niños lo es mucho más. Todo les llama la atención, y gracias a ellos descubres un montón de particularidades que de otro modo quizá hubieras ignorado.
Además, la curiosidad innata de los niños les lleva a querer saber más, y gracias a sus innumerables preguntas te verás obligado a investigar y a aprender todo tipo de historias, nombres o detalles para darles una respuesta. ¡Sin duda tu viaje estará mucho más aprovechado!
La Navidad, porque te «contagian» con su ilusión
Si bien las fiestas navideñas me han gustado desde siempre, he de decir que tengo varios amigos y familiares para quienes la Navidad fue durante un tiempo una época triste. Las ausencias se hacen especialmente notables en estas fechas, y no a todo el mundo le gusta el «espíritu navideño» que inunda las calles.
Sin embargo, estas mismas personas me han confesado que tras convertirse en padres su visión de la Navidad ha cambiado de manera radical. Y es que es muy difícil no disfrutar de esta época del año cuando se tienen niños pequeños, pues todo lo llenan con su ilusión, sus caras de asombro y su felicidad.
Los Reyes Magos y Papá Noel, porque te hacen creer en la magia
¿Qué padre o madre no disfruta como nunca, convirtiéndose en ayudante de excepción de los Reyes Magos o Papá Noel? ¿Qué adulto no vive la noche de Reyes con una mezcla de emoción y nerviosismo? ¿Quien no busca un regalo con su nombre a los pies del árbol de Navidad, la mañana de Reyes?
Cuando hay niños en casa, es maravilloso ayudar a que mantengan viva la ilusión durante el mayor tiempo posible. Y lo cierto es que los padres lo llegamos a hacer tan bien, que no es difícil dejarse hipnotizar por esos días mágicos.
Las fiestas de cumpleaños, porque con ellos son mucho más divertidas
Reconozco que antes de ser madre no era muy dada a hacer celebraciones de cumpleaños ostentosas, y prefería una comida familiar o una cena discreta. Pero a raíz de tener hijos mi visión ha cambiado, y no sólo me vuelco en la organización de sus fiestas de cumpleaños, sino también en la mía o en la de otros familiares adultos.
Me encanta encargarme de la decoración DIY y de preparar la fiesta pensando exclusivamente en los niños. Y es que no hay nada más emocionante que ver sus caritas de asombro ante un salón decorado con globos y serpentinas, o contar con su inestimable ayuda a la hora de soplar las decenas y decenas de velas de una tarta.
Disfrazarse, porque hacerlo juntos es pasar un rato inolvidable
Disfrazarse es tremendamente divertido, pero la mayoría de nosotros dejamos de hacerlo cuando nos convertimos en adultos. Los niños, en cambio, lo hacen constantemente. Les encanta jugar disfrazados y no pierden la ocasión de ataviarse con todo lujo de detalles ante fiestas significativas como Halloween o Carnaval.
Así que cuando te invitan a una fiesta de disfraces en familia, y toca echar a volar tu imaginación para encontrar un disfraz original para adultos y niños, es cuando descubres lo realmente divertido que puede llegar a ser el momento. Serás el centro de atención si te disfrazas en Halloween mientras porteas a tu bebé, o si decides anunciar tu embarazo convertida en un T-Rex.
Disfrutar del agua, porque es increíble la cantidad de actividades divertidas que conlleva
Hasta que no tuve hijos no supe lo que era disfrutar, de verdad, de un baño de espuma. ¡Es increíble la cantidad de cosas que a los niños se les ocurre hacer con una bañera repleta de espuma, y lo divertido que puede resultar compartir ese ratito con ellos!
¿Y que me decís de la piscina o la playa? Hacer un concurso de divertidas zambullidas (¡siempre con precaución!), jugar a la «ranita sentada debajo del agua», hacer guerra de pistolas acuáticas, echar una carrera para ver quien entra antes al mar… Cualquier tipo de entorno acuático se vuelve irresistiblemente divertido en compañía de los más pequeños.
La nieve, ese manto blanco que tanta felicidad aporta
¡Ay, la nieve! ¡Que latosa puede resultar cuando no la vas buscando! Tienes que caminar con mucha precaución por las calles para no resbalar, las carreteras se colapsan y llegas tarde a trabajar, hace frío… Pero con los niños todo es distinto.
Ven caer cuatro copos por la ventana y ya están deseando poder salir a la calle a hacer un muñeco, y los parques se convierten de pronto en una improvisada zona donde hacer batallas de bolas. Y si la nevada cuaja, las ganas de revolcarse en la nieve o de deslizarse con un trineo casero serán irrefrenables.
Y claro, los padres vamos detrás. Y acabamos enfrascándonos con ellos en una divertida guerra sin cuartel, o deslizándonos por la nieve con una bolsa de plástico bajo el trasero. ¡Y es entonces cuando descubrimos lo increíblemente divertida que puede llegar a ser la nieve, cuando te pilla de imprevisto pero se disfruta con niños!
Bailar, porque te hace liberar endorfinas
Además de ser una actividad muy divertida, bailar tiene múltiples beneficios para la salud, ya que ayuda a mitigar el estrés, quemar el exceso de grasa corporal y mantener en forma nuestro esqueleto, músculos y corazón. Pero los adultos bailamos poco, y cuando lo hacemos suele ser en entornos que invitan a ello, como una fiesta o una celebración.
Sin embargo, los niños no necesitan una pista de baile para dejarse llevar por el ritmo. Basta con escuchar la sintonía de un anuncio de televisión, la cabecera de su programa favorito o una canción en la radio para olvidarse del mundo y comenzar a moverse al compás de la música.
Acompañar a nuestros hijos en ese momento no sólo será muy divertido, sino que es una forma más de fortalecer el vínculo con ellos. Y es que no hay nada mejor que dejarse llevar por el ritmo, desinhibirse y acabar riendo a carcajadas junto a nuestros niños, tras un buen subidón de endorfinas.
En definitiva… volver a ser niño otra vez
Pero si hay una cosa que es infinitamente mejor cuando se tienen niños es, precisamente, volver a revivir nuestra propia infancia.
Con peques en casa volverás a tirarte por un tobogán, a rebozarte en la arena del parque mientras construyes una autopista para los coches de juguete, a volar cometas y bailar peonzas, a ver películas de dibujos una y otra vez, a peinar y vestir muñecas…
¡Seguro que hay otras muchas cosas que para vosotros son especiales desde que tenéis niños en casa! ¿Os animáis a compartirlas con nosotros?