La situación por la que están pasando los automóviles diésel no es sencilla de afrontar por ninguno de los diferentes actores involucrados en la película. Uno de los sectores más afectados es el de los vehículos de ocasión. Los profesionales ven cómo sus campas se llenan de coches diésel a los que cada vez es más difícil darle salida y los particulares se las ven y se las desean para vender algunos coches diésel.
La demonización del diésel ha llegado a la calle, ha calado en la sociedad gracias a a escándalos como el Dieselgate del Grupo Volkswagen a mensajes tan desafortunados como el realizado por la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribero, o al anuncio de una equiparación de los impuestos al diésel respecto a la gasolina, que han hecho que toda la atención por parte de los usuarios se centre en el diésel.
«Vivo en un pueblo pequeño y hago 30.000 kilómetros al año, por lo que pensaba comprarme un coche diésel, pero ahora tengo miedo a que no me dejen circular con el ¿Tu qué harías?». Este mensaje lo envió un lector hace solo unas semanas, y como este y derivados podría contarlos por cientos. Miles.
Según un estudio elaborado por PONS Seguridad Vial, Autofácil y AutoScout24, unidos en el Centro de Demoscopia de Movilidad «En la compra del coche le influirán las medidas anticontaminación (56,06%). De éstos un 40% o bien ha decidido no comprar de nuevo un coche o bien no lo comprará diésel o bien usará las nuevas fórmulas de carsharing».
Al igual que los fabricantes se encuentran con un stock de coches diésel a los que es cada vez más difícil darle salida, en la misma situación se encuentran los que se dedican a la venta de coches de segunda mano, que ven como los coches diésel que hasta hace solo dos años eran los reyes en ventas, ahora crían polvo y empiezan a estar mal vistos y ser despreciados por los potenciales compradores.
Lo mismo ocurre con los usuarios particulares que tienen a la venta su coche diésel y ahí un buen indicador de cómo está la situación son los buscadores de coches de segunda mano en Internet. Aunque «en agosto, el 41,2% de las búsquedas que se han producido en coches.net han correspondido a modelos diésel, mientras en la búsqueda de vehículos de combustible gasolina ha sido del 29%» hasta ahí todo normal.
Pero sí que ya empiezan a «observar un cambio de tendencia, y es que, respecto al mes de junio pasado, la demanda de los vehículos diésel ha caído un 2,8% mientras que la búsqueda de modelos gasolina ha subido un 5%».
Eso lleva a que cada vez los anuncios de coches diésel en las plataformas de venta de coches de segunda mano duren más tiempo hasta cerrar la venta, un claro indicador que confirma que deshacerse de un coche diésel no es hoy en día tarea sencilla, ya seas un profesional o un particular.
”Ni el precio convence a alguien que viene con miedo al diésel”
Para averiguar cómo está la realidad en la calle, durante la semana pasada visitamos varias instalaciones donde tienen a la venta coches, y entre ellos lógicamente modelos diésel. El primero, un concesionario de una marca Premium en las afueras de Bilbao, donde la parte de vehículos de segunda mano supone en torno a un 25% del negocio total de la compañía.
Allí, el responsable de ventas de VO nos decía que «Los diésel están siendo un gran problema, porque la gente tiene miedo y mucha desinformación. Gente que vive en Bilbao y alrededores entra por la puerta en busca de un coche de segunda mano, y nos dice que no quieren diésel por si les prohíben utilizarlo», a pesar de que Bilbao y alrededores no entran dentro de las urbes que tienen en marcha protocolos anticontaminación con restricciones circulatorias basadas en el etiquetado medioambiental de la DGT, como sí tienen Madrid y Barcelona.
«Cuesta mucho convencer a la gente de que se compre un coche diésel, y a nosotros como vendedores nos cuesta cambiar el chip. Hace dos años la mayoría de la gente buscaba diésel, no había que argumentar sus beneficios frente a los gasolina o los híbridos. Hoy en día en cambio, hay que defenderlos y está siendo muy difícil, la gente está muy confundida».
Pasamos por delante de un flamante BMW 730Ld, equipado con todo tipo de chucherías, en un aparente perfecto estado de conservación y con un cartel de precio que debería entrar por los ojos de cualquiera. Con sólo 20.000 kilómetros, cuesta 60.000 euros.
«El precio, los descuentos especiales y las ofertas no son las herramientas más efectivas. Puedes bajar mucho el precio a costa de perder algo de margen y así ir sacando stock, pero si el cliente viene con miedo al diésel, no hay forma de convencerlo», nos cuenta un comercial.
Los particulares, atados a sus diésel
Pero la demonización del diésel no solo está afectando a los profesionales que se dedican a la venta de vehículos. También los usuarios particulares lo están sufriendo en sus carnes.
Laura tiene un Volkswagen Golf TDI del año 2003 con 95.000 kilómetros. Lo quiere vender porque le han puesto un coche de empresa, de ahí que no haya podido entregarlo como parte de la compra del nuevo vehículo, y dice que no está siendo fácil.
«Lo tengo anunciado desde hace un mes y medio. Al principio apenas recibí llamadas o contactos, pero es lógico porque era pleno mes de agosto. Desde principios de septiembre me han llamado unas 10 personas, y de ellas 8 me han hablado del tema que es diésel y que no saben si van a poder usarlo durante unos años».
Al principio Laura se sorprendió ya que, según nos dijo, había oído hablar de que los diésel se iban a acabar, pero no había profundizado en el tema «porque como mi próximo coche va a ser de empresa, será la compañía de renting la que se encargue de esas cosas».
Ella no tiene especial prisa por deshacerse del coche, pero se siente preocupada porque tampoco quiere quedarse con el Golf eternamente «Lo tengo en un precio en línea con coches de antigüedad y estado similar, pero me preocupa que nadie lo quiera. Es un buen coche y nunca me ha dado ningún problema, no entiendo que nadie pueda conducirlo unos años más», dijo Laura.
Un caso un tanto diferente es el de Julián, que además de todo es quien me atiende en la charcutería desde hace más de 10 años. Tiene un Hyundai Santa Fe diésel en venta, y dice que a pesar de haberlo anunciado en varias plataformas, apenas recibe llamadas de personas interesadas por el coche y que las que recibe, tratan el mismo tema.
«El coche me gusta, y es justo el que estaba buscando, pero no sé qué hacer con el tema del diésel. Trabajo en Madrid y me da miedo comprármelo y no poder usarlo en muy poco tiempo», le dijo el que parecía más interesado en hacerse con él.
Mientras, las emisiones de CO₂ siguen aumentando
Toda esta casuística que afecta a empresas y particulares se desarrolla mientras las emisiones de CO₂ siguen aumentando. Durante el primer semestre del año se situaron en 116 gramos por kilómetro recorrido, dos gramos más que la media del mismo periodo del año pasado, según datos de la consultora MSI para la patronal de los concesionarios, Faconauto. De esta manera, se acentúa la tendencia negativa que experimentó esta estadística durante 2017, cuando se incrementó por primera vez en diez años.
Así pues, la demonización del coche diésel, además de ralentizar un mercado, el de los diésel de segunda mano que funcionaba correctamente, también está consiguiendo el efecto contrario al que imaginamos tenía como intención la ministra Ribero, que no es otro que reducir las emisiones de CO₂ y mejorar la calidad del aire. Tampoco ayuda la subida impositiva al diésel, incluida finalmente por el Gobierno de Pedro Sánchez en los Presupuestos Generales del Estado y todavía pendiente de aprobación.