La historia real detrás del asesinato de la abuela y la tía de Fito Páez que cuentan en la serie de Netflix

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El 26 de abril, Netflix estrenó El amor después del amor, la serie biográfica de Fito Páez que recorre 30 años en la vida y carrera del reconocido músico, cantautor, compositor y director de cine argentino, atravesados por el dolor, la pérdida, la tragedia, el éxito, el fracaso, el exceso, el amor, y muchas canciones.

Uno de estos episodios de dolor es el que vivió el cantante cuando tenía 23 años, allá por 1986. Se trata del asesinato de su abuela Delma Zulema Ramírez de Páez, y Josefa Páez, la tía abuela del cantautor en su casa de Rosario.

Desconocido para algunos, este hecho marcó la vida personal y artística de Fito, quien en ese momento se encontraba de gira en Brasil junto a su entonces novia Fabiana Cantilo.

Huérfano de madre con tan solo 8 meses de edad, Fito se crio con su abuela, tía abuela y su padre, quien falleció en 1985. Pasados los veinte años, la carrera del cantautor comenzó a despegar, por lo que para noviembre de 1986, se encontraba de gira en Río de Janeiro presentando Giros, su segundo álbum.

El 7 de ese mes, el intérprete de “Mariposa Tecknicolor” recibió la trágica noticia. Habían asesinado a sangre fría a Josefa Páez, de 80 años, y a Delia Zulema Ramírez de Páez, de 76, tía abuela y abuela; también a Fermina Godoy, la empleada doméstica de la casa que estaba embarazada.

Fue el marido de Fermina quien, luego de tocar tímidamente la puerta y no recibir respuesta, entró a la escena del crimen, que daba cuenta de lo sorpresivo e inesperado que había sido todo: la radio estaba encendida, una de las alfombras doblada y la enceradora enchufada.

Caminó hasta el interior de la vivienda y se encontró con Fermina muerta y ensangrentada con un trapo de limpieza en la mano, había recibido varias puñaladas, y con las abuelas de Fito, también sin vida. Josefa con marcas de cuchillo en su cuerpo y Delia, con una bala en la cabeza. A los pies de su tía, un bolso de compras. La casona se encontraba a una cuadra de la Jefatura de Policía.

Inicialmente, se pensó que podría haberse tratado de un robo, pero luego confirmaron que no se llevaron nada importante de la casa, ubicada en la calle Balcarce de Rosario, en Santa Fe. Asimismo, se demostró que la puerta de la casa nunca fue forzada, pero más allá de esto, no se tenía nada importante que diera con el paradero del asesino.

Destrozado por la noticia, el rosarino, se desarmó y destruyó todo lo que encontró a su paso. “Cuando llegamos al hotel, ya tarde por la noche, me llamaron a la habitación y me contaron lo sucedido. Todo fue una película de terror. Voy a la habitación de Fito, él estaba absolutamente devastado”, contó el bajista Fabián Llonch en una nota en La Agenda, sobre el fatídico día. Lexotanil, alcohol y objetos rotos fueron la manera de transitar el dolor.

No puedo explicar cómo quedó el cuarto del hotel en Río. Lo destrocé. Dolor violento. Perdí tanto la conciencia que hoy no me acuerdo exactamente lo que sucedió. Era como un animal enjaulado en su propio dolor”, dijo tiempo después el músico. “Creo que me la pasé todo el día llorando, tomando whisky y lexotanil”, agregó.

A su llegada a Rosario, Fito declaró a los medios: “Vine a contar cómo vivían esas maravillosas mujeres en su casa porque puede servir a la investigación. No puedo creer esta cosa loca que ocurrió. No la entiendo”, dijo. Cerca, su abogado y su representante lo contenían. “Mi abuela y mi tía eran las personas que más quise”.

En medio de esta gran depresión, Fito fue apoyado por Fabiana Cantilo. Juntos, viajaron a Tahití, lugar donde el artista plasma todo su dolor en letras y crea el disco Ciudad de pobres corazones, el cual fue lanzado en junio de 1987.

Tras una investigación que duró alrededor de un año, la Policía -en medio de un operativo- una persona llamó les llamó la atención por tener en su poder una de las joyas de la abuela de Páez. Consultada sobre el origen, les explicó que fue un regalo de su novio, llamado Walter.

En casa de Walter de Giusti, la Policía encontró una grabadora Sanyo que Fito le había regalado a su abuela. Detenido, el implicado confesó que fue el autor de los crímenes y admitió que, además, había matado a dos mujeres una semana antes.

De Giusti había sido compañero de Fito en la secundaria y así como él, se había interesado por la música. Los medios argentinos señalan que tocaba heavy metal pero no le fue muy bien y que fue la envidia y los celos lo que lo habrían llevado a asesinar a los familiares de Fito. El criminal no estaba solo a la hora de asesinar, lo acompañaba su hermano Carlos.

El hombre, poco antes de cometer los crímenes, había ingresado a la Policía. En el momento de su detención era un agente de la sub seccional 15 de la localidad de Pueblo Esther. Fue condenado a prisión perpetua, pero logró bajar su condena. Luego de que en los informes médicos confirmaran que había contraído VIH en la cárcel, logró obtener la prisión domiciliaria, pero tras violarla y caminar por las calles como si nada, volvió tras las rejas, donde murió en 1998.

“No puedo calificarlos. Son locos, pero todos estamos locos. Yo tengo mis rollos y ellos los suyos. Los conocía desde hace muchos años, eran vecinos”, dijo el músico cuando se conoció la identidad de los asesinos de sus familiares.

Con ocho episodios, El amor después del amor está protagonizada por Gaspar Offenhenden e Ivos Hochman, quienes en la serie personificaron a Fito Páez de pequeño y de adulto respectivamente.

En la serie también vemos a reconocidas leyendas del rock argentino interpretadas por: Micaela Riera (como Fabiana Cantilo), Andy Chango (como Charly García), Julián Kartún (como Luis Alberto Spinetta), Daryna Butryk (como Cecilia Roth) y Joaquín Baglietto (como Juan Carlos Baglietto).

Además, acompañan al elenco Martín “Campi” Campilongo (como Rodolfo Páez, padre de Fito) y Mirella Pascual (como Belia, abuela de Fito).