La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó la comercialización de una nueva droga para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso (asociado a comorbilidades), que ya se encuentra disponible en la Argentina.
Este nuevo medicamento, con nombre genérico «liraglutida», se administra en forma inyectable mediante una lapicera prellenada y demostró beneficios significativos y sostenidos en la reducción del peso corporal y, por lo tanto, mejoras en los factores de riesgo cardiometabólico, al indicarse junto a una dieta sana reducida en calorías y un programa regular de actividad física.
Se trata de un análogo del GLP-1, una hormona que el organismo libera en el intestino después de comer y actúa sobre los receptores del cerebro que controlan el apetito y la saciedad, lo que resulta en una menor ingesta de alimentos y la consecuente pérdida de peso.
Está indicada bajo supervisión médica para personas mayores de 18 años con un Índice de Masa Corporal (IMC, coeficiente que surge de dividir el peso sobre la altura dos veces) mayor o igual a 30 (obesidad) o mayor o igual a 27 (sobrepeso), siempre que presenten alguna enfermedad relacionada con el exceso de peso, como prediabetes, diabetes mellitus tipo 2, presión arterial elevada, niveles anormales de grasas en sangre o problemas respiratorios durante el sueño denominados ‘apnea obstructiva del sueño’4.
«Por primera vez en más de 20 años, se presenta en nuestro país una alternativa farmacológica nueva respaldada por numerosas investigaciones científicas que demostraron que, combinada con actividad física y dieta saludable, los participantes que recibieron la nueva droga obtuvieron una reducción de peso considerablemente superior respecto de quienes recibieron placebo y, lo que es todavía más importante, lograron mantener ese descenso en el tiempo», sostuvo Alberto Cormillot, médico diplomado en Enfermedades Crónicas, Director de la Carrera de Nutrición de la Universidad Isalud.
Por su parte, la médica especialista en nutrición Mónica Katz, directora de Posgrados en Obesidad de la Universidad Favaloro, destacó que «la aparición de un fármaco para uso crónico es una herramienta fundamental para enfrentar la epidemia incontrolable de obesidad y sobrepeso».
«Sobre todo si tiene, como en el caso de liraglutida, un perfil de seguridad y eficacia importante», indicó.
Ambos especialistas coincidieron en la importancia de que la indicación de este medicamento siempre se dé en el marco del seguimiento a cargo de un médico especialista, que incluya además cambios en el estilo de vida: un plan de alimentación equilibrado y actividad física habitual a largo plazo.
La obesidad es una condición crónica que se asocia con el desarrollo en el tiempo de serias comorbilidades como hipertensión, diabetes tipo 2, trastornos en los lípidos, ciertos tipos de cáncer y una reducción de la expectativa de vida. Estos riesgos se incrementan en los casos de obesidad mórbida (IMC mayor a 35).
Es una enfermedad compleja y multifactorial en la que confluyen factores genéticos, psicosociales, de comportamiento y psicológicos.
Resultados en estudios clínicos
La eficacia y seguridad de liraglutida fue evaluada en el programa de estudios clínicos ‘SCALE (Saciedad y Adiposidad Clínica – Evidencia con Liraglutida en pacientes diabéticos y no diabéticos), que incluyó más de 5 mil pacientes con obesidad o con sobrepeso, que presentaban al menos una comorbilidad asociada al exceso peso.
En este programa, liraglutida asociada a un plan de alimentación y ejercicio, demostró ser superior al placebo (plan de alimentación y ejercicio solamente) en términos de pérdida de peso y mejoría de los factores de riesgo cardiometabólico.
Uno de los estudios de dicho programa, liderado por el doctor Pi-Sunyer y publicado en el New England Journal of Medicine, mostró que en pacientes no diabéticos con obesidad o con sobrepeso que presentaban al menos una comorbilidad asociada al exceso de peso, el 63.2% de los pacientes logró reducir más del 5% de su peso, el 33.1% bajó el 10% y 14.4% obtuvo una disminución superior al 15%, logrando mejorar su bienestar y calidad de vida.
Reducir el peso entre un 5 y un 10% ha demostrado importantes beneficios para la salud, incluyendo disminución de los niveles de glucosa en sangre, de la presión arterial, de los valores de colesterol malo (LDL) y de los episodios de apnea del sueño.
En el estudio también se evidenció que, en promedio, los pacientes redujeron su perímetro de cintura en 8,2 cm.
El perímetro de cintura es un indicador antropométrico que señala específicamente riesgo cardiometabólico. El máximo recomendado es de 102 cm para los varones y 88 cm en las mujeres.
Fuente: Cadena 3