Jugar dos partidos al mismo horario en una definición: la historia del regla que debió cambiar la FIFA por la mala praxis de los alemanes (y con jugadores del Bayern Munich)

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23/06/2025
00:15hs.

Habrá
una
delgada
línea
roja,
hot,
on
fire,
que
unirá
este
martes
a
las
16,
ni
un
minuto
más,
ni
un
minuto
menos,
el
pitazo
inicial
en
Nashville
del


sueco
Glenn
Nyberg

con
el
silbatazo
de
arranque
del
galo
Francois
Letexier
en
Charlotte.
En
esos
casi
700
kilómetros
de
distancia,


Boca

y

Auckland
City

en
el
Geodis
Park
y

Bayern
Munich
Benfica
en
el
Bank
of
America
Stadium
se
jugarán
su
suerte
en
el

Mundial
de
Clubes

de
manera
simultánea

bajo
un
manto
de
lógicas
especulaciones
.

Los
oceánicos,
el
equipo
más
semiamateur
de
esta
inédita
competencia


FIFA
,
no
buscarán
mucho
más
que
hacer
un
gol
-y
evitar
ser
nuevamente
acribillado-.
Han
recibido
diez
pepas
de
alemanes
y
seis
de
portugueses.
Y
los
argentinos
necesitan
algo
así
de
masivo
en
la
red
neozelandesa.
Aunque
irán
regulando
con
un
ojo
(y
un
oído)
según
lo
que
ocurra
con
muniqueses
y
lisboetas,
con
la
calculadora
en
una
mano
y
un
blíster
de
ansiolíticos
en
la
otra.


Consensuar
un
empate
les
servirá
a
los
europeos
del
grupo
para
pasar
de
ronda
y
eliminar
al
Xeneize
más
allá
de
cualquier
virtual
paliza
ante
los
más
débiles
del
torneo.

Pero…
¿Los ‘tan
rectos’
germanos
serían
capaces
de ‘algo
así’?


Boca
y
la
sombra
(justificada)
de
la
duda

“Tengo
que
confiar
en
el
Fair
Play…”,
dijo
Rodrigo
Battaglia.
“No
digo
nada,
hay
que
jugar,
competir.
Hacer
una
aventura
con
este
tipo
de
cosas…
Las
dejo
de
lado…”,
aseguró


Miguel
Angel
Russo

con
una
sonrisa
que
le
permitía,
como
nunca,
hacer
brillar
esos
blanquísimos
dientes
en
conferencia
de
prensa.


Y
las
firmas
Azul
y
Oro
continuaron
.

Como
si
el
Mundo
Boca
hubiese
escuchado
hablar
alguna
vez
de
La
Desgracia
de
Gijón…
Miguelo,
por
aquel
viernes
25
de
junio
de
1982,
tenía
26
años
y
era
volante
central
del
Estudiantes
platense
de


Carlos
Bilardo
.
Ni
el
doctor
se
hubiera
animado
a
tanto…


Fue
un
papelón
histórico
que
involucró
a
tres
jugadores
del
Bayern
Munich
,
todos
titulares
en
ese
1-0
de
Alemania
sobre
Austria
que
obligó
a
modificar
los
reglamentos
de
las
Copas
del
Mundo.

Paul
Breitner,
Wolfgang
Dremmler
y
Karl-Heinz
Rummenigge
participaron
aquella
tarde-noche
en
El
Molinón
,
la
casa
del
Sporting,

de
un
pacto
facilitado
por
un
calendario
inocentón.

El
tridente
venía
de
una
buena
temporada
-siempre
podio-
aunque
despareja:
campeones
de
la
Copa
local
(4-2
a
Nüremberg
en
la
final),
segundos
en
la
vieja
Champions
(0-1
vs
Aston
Villa
en
el
juego
definitivo)
y
terceros
en
la
Bundesliga
(detrás
del
Hamburgo
y
el
Colonia).
España
82
sería
un
espaldarazo.

Los tres del Bayern Munich con la ropa de la selección alemana en las figuritas Panini para España 82.Los
tres
del
Bayern
Munich
con
la
ropa
de
la
selección
alemana
en
las
figuritas
Panini
para
España
82.
Los tres del Bayern, campeones de la Copa de Alemania y subcampeones de la vieja Champions, antes de jugar el Mundial 82.Los
tres
del
Bayern,
campeones
de
la
Copa
de
Alemania
y
subcampeones
de
la
vieja
Champions,
antes
de
jugar
el
Mundial
82.


Cómo
arreglar
un
resultado
en
un
entretiempo

En
un
Mundial
que
todavía
le
aportaba
dos
puntos
al
ganador
y
una
unidad
al
empate,
Alemania
fue
parte
del
grupo
2
junto
con
su
vecina
Austria,
un
reaparecido
Chile
y
la
joven

Argelia
,
que
sería
la
cenicienta
de
la
zona
y

la
motivadora
del
acto
non
sancto
.
Los
africanos
del
norte
metieron
un
batacazo
al
derrotar
2-1
en
su
debut
mundialista
a
la
vieja
RFA
y
ese
score
sorprendente
quebró
de
entrada
a
las
matemáticas.

Lo
cierto
es
que,
en
el
reino
del
revés,

la
última
y
tercera
fecha
del
cuadrangular
se
programó
desdoblada,
como
era
costumbre:
misma
hora
(17.15
en
la
Madre
Patria)
pero
con
un
día
de
diferencia.
O
sea,
los
que
cerraban
la
cosa,
jugaban
con
los
resultados
puestos…

En
el
Carlos
Tartiere
de
Oviedo,
Los
Zorros
del
Desierto,
independizados
de
Francia
20
años
atrás,
le
ganaron
3-2
a
los
trasandinos
y
concluyeron
su
participación
de
manera
soñada,
casi,
pensando
ya
en
la
segunda
fase.
Otro
bombazo
que
los
dejaba
-con
un
partido
más-
con
los
mismos
cuatro
porotos
que
Austria
pero
con
menor
diferencia
de
gol
(+3
contra
0).

Así
las
cosas,

la
única
manera
que
tenían
los
germanos
de
meterse
entre
los
12
mejores
de
la
Copa,
era
derrotar
(otra
vez,
pero
en
la
cancha)
a
quienes
el
régimen
nazi
había
anexado
en
1938
-hasta
la
conclusión
de
la
Segunda
Guerra-
como
fuese.

Sí,
como
fuese.
Y
así
sucedió.

En
Asturias,
a
los
10′,
llegó
el
centro
desde
la
izquierda
de
Pierre
Littbarski
y
el
cabezazo
al
primer
palo
de
Horst
Hrubesch
que
venció
las
manos
del
gran
arquero
Friedrich
Koncilia
para
un
1-0
que
resultaría
inmodificable.
Igual,
hasta
perder
por
dos
goles ‘se
podía’
sin
alterar
su
futuro.
Total,
el
de
los
argelinos
ya
estaba
escrito.


Los
otros
80′
de
juego,
estuvieron
de
más.

El
primer
tiempo
acabó
con
cierta
dignidad.
Aunque
el
complemento,
sobró.
Todo
fue
como,
si
en
el
descanso,
la
cercanía
cultural
y
lingüística
hubiese
demolido
al
deporte.

Hasta
los
comentaristas
de
TV
invitaban
a
apagar
la
tele…


Asturias
al
ritmo
del
“que
se
besen,
que
se
besen…”

Los
españoles,
gran
mayoría
en
el
estadio,
se
dieron
cuenta
rápido
de
la
jugada
y
pasaron
del
“fuera,
fuera…”
a

un
irónico
“que
se
besen,
que
se
besen…”
,
prueba
visual
y
auditiva
del
acuerdo
tácito.
Muchos
de
esos
40.000
se
retiraron
antes:
algunos
para
ver
el
partido
de
su
selección
por
TV;
otros,
para
acercarse
al
hotel
Principe
de
Asturias,
búnker
alemán,
para
atacar
a
la
Die
Mannschaft.

El Comercio de Asturias no dudó en tildar de timo (engaño) a los alemanes y a los austríacos.El
Comercio
de
Asturias
no
dudó
en
tildar
de
timo
(engaño)
a
los
alemanes
y
a
los
austríacos.

Cuando
el
juez
escocés
Bob
Valentine
acabó
con
la
pantomima,
sin
querer
queriendo,
resultó
el
fin
de
una
era.
“Me
llevó
unos
30
minutos
darme
cuenta
de
lo
que
pasaba.
Después
del
gol,
todo
fue
como
un
entrenamiento,
a
paso
lento.
Cada
vez
que
un
equipo
ganaba
un
córner,
nadie
salía
a
buscarlo
y
los
arqueros
se
quedaban
con
los
centros.

Por
suerte,
la
FIFA
me
apoyó.
Yo
no
estaba
ahí
para
obligar
a
dos
equipos
a
jugar
con
más
intensidad…”,
supo
reconocer
el
árbitro
,
que
no
fue
castigado.


En
realidad,
nadie
violó
la
reglamentación.
Sólo
el
amor
por
el
fútbol
con
dos
gotitas
de
juego
limpio.
«Fue
el
partido
que
cambió
el
fútbol
para
siempre»,
remató
el
referee
scottish.
Por
ese
entonces,
cuando
blanqueó
la
situación,
Argelia
ya
estaba
en
casa
(13°
sobre
24),
la
regalona
Austria
ni
siquiera
logró
meterse
en
semis
(8°),
y
la
aprovechadora
Alemania
Federal
llegó
a
la
final.
Y
perdió
con
Italia
(3-1)…


La
FIFA
metió
mano
pero
igual…


En
el
Congreso
FIFA
realizado
el
20
de
mayo
de
1983

en
el
hotel
Sheraton
de
Estocolmo,
Suecia,
mientras
se
rosqueaba
y
se
definía
a
México
como
sede
del
Mundial
86,
comenzó
a
madurarse
una
decisión.

Con
la
representación
del
argentino
Carlos
Lacoste,
quien
dos
años
antes
había
sido
durante
11
días,
presidente
(de
facto)
de
la
Nación,

se
cortó
por
lo
sano
y
se
decidió
entonces
modificar
el
esquema
de
los
terceros
partidos
de
la
fase
de
grupos.

La
Eurocopa
1984
disputada
en
Francia
inauguró
el
nuevo
sistema:
los
dos
juegos
pasarían
a
desarrollarse
en
mismo
día
y
horario.
Así
y
todo,
el
tiempo
demostraría
que…

Hecha
la
ley,
hecha
la
trampa.
Con
o
sin
alemanes.

Selección
de
Alemania


 

El
recuerdo
del
bochornoso
Alemania-Austria
del
Mundial
de
España
en
1982
que
obligó
a
modificar
los
reglamentos

El
equipo
germano
tenía
a
tres
jugadores
del
Bayern
Munich.
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