La polémica por un evento al que asistieron 800 personas llegó al Concejo Deliberante.

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Colonia Caroya. El fin de semana pasado era, para las autoridades municipales, un momento clave para la organización y control de los dos primeros eventos multitudinarios -dentro de lo permitido por el COE- en pandemia.

La Sagra Nacional de la Uva, anunciada para el domingo 14, había obtenido el permiso para que realice con un máximo de 1.500 personas en Museo Casa Copetti, un predio de 5.000 m2. Por miedo a las críticas, la dieron de baja cinco días antes de sus realización.

El otro, promocionado para la noche anterior -sábado 13-, se llevó a cabo y terminó generando una polémica por el incumplimiento de las medidas sanitarias básicas durante su desarrollo.

Era el primer “baile” con formato bar para nuestra zona desde que la región entró en cuarentena, hace un año.

El combo ofrecido contaba con todos los condimentos bien cuartetero: el grupo del momento, Q´Lokura, en un salón clásico para bailes, el del Club Juventud Agraria Colón.

Incumplimiento.

Hubo más de 700 personas en un espacio cerrado de 1.200 m2, es decir, una persona cada 1,5 m2. Esto es casi la misma ocupación que se tenía en cuenta para calcular la capacidad permitida en un local antes de la pandemia. 

En consecuencia, el salón estuvo colmado y hasta hubo quienes dijeron que ingresó público por otras puertas, superando el número final aprobado por la Municipalidad.

El secretario de Administración de la Municipalidad de Colonia Caroya, Miguel Pérez, aseguró que a las 3:30 del domingo se detectó que el público no respetaba el distanciamiento, se cruzaba de mesa en mesa y había baile, todo lo que no se podía hacer en el contexto de pandemia y que se controla estrictamente en cualquier otro ámbito.

También aseguró que a las 4 se pidió el cese del baile pero en realidad, ese horario de finalización ya estaba anunciado desde la previa, es decir que el evento empezó y finalizó tal como estaba previsto por los organizadores.

Final poco feliz.

“Sobre la ventilación de un lugar cerrado, se pidió al club que tenga abiertas todas las ventanas del salón, pero llegado cierto horario hubo algunos inconvenientes y se pidió el cese; se labraron las actas correspondientes y el evento terminó cerca de las 4 de la mañana; hubo gente que empezó a bailar y a movilizar mucho, no estaba en sus lugares; las actas correspondientes están en el Tribunal de Faltas, que tendrá que resolver la situación, tanto del club como de la empresa privada que lo organizó”, declaró Pérez a los medios locales.

Sin embargo, al cierre de la edición de este diario aún no había actas en el Juzgado Administrativo de Faltas, según lo informado por su titular.

Para completar la situación, el caso llegó al Concejo Deliberante de la ciudad, donde el concejal Hernán Ardiles (Cambiemos) pidió un informe escrito sobre los permisos otorgados a ese evento, en especial para saber quién y cómo lo autorizó y quiénes y cómo lo controlaron.

17-03-2021