Receta de tarta San Marcos, así se hace este clásico de la repostería española (con vídeo incluido)

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Para el bizcocho

Batimos los huevos y el azúcar hasta blanquear. Añadimos la harina, previamente tamizada, y un pellizco de sal. Mezclamos con suavidad antes de incorporar la mantequilla fundida. Removemos de nuevo.

Extendemos la mezcla en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, procurando que quede del mismo grosor por todos lados. Cocemos en el horno, precalentado a 180º C con calor arriba y abajo, durante 10-12 minutos. Retiramos del horno y, cuando esté frío, cortamos en tres rectángulos iguales.

Para los rellenos

Montamos la nata, que habrá de estar muy fría, con el azúcar glasé y la dividimos en dos cuencos. A la nata de uno de los cuencos le añadimos el cacao en polvo, tamizado, para obtener una trufa rápida. Reservamos ambos rellenos en la nevera.

Para el almíbar

Ponemos todos los ingredientes en un cazo (el ron es opcional) y llevamos a ebullición. Apagamos el fuego cuando se haya diluido el azúcar, dejamos enfriar. Con este almíbar calaremos los bizcochos, así que lo reservamos.

Para la cobertura de yema tostada

Hervimos el agua, el azúcar, el zumo de limón y el extracto de vainilla en un cacito a fuego bajo durante cinco minutos. Batimos las yemas con la maicena y añadimos una cucharada de la mezcla anterior. Removemos y volcamos en el cacito con el resto del almíbar, pasándolo por un colador.

Cocemos la preparación a fuego muy suave, removiendo todo el rato con unas varillas, hasta que espese. La mezcla no debe sobrepasar los 65º C, ojo con esto porque se nos cortaría. Retiramos del fuego y reservamos.

Montaje

Colocamos un bizcocho en un plato o tabla de servir y lo calamos con almíbar. Cubrimos con una capa de trufa. Colocamos otro bizcocho encima y lo calamos con almíbar. Cubrimos con una capa de nata montada (guardamos para el sobrante para los bordes y la decoración final).

Tapamos con el tercer y último bizcocho, calamos con más almíbar y cubrimos los laterales con un poco de la nata montada que habíamos reservado. El resto lo metemos en una manga pastelera con una boquilla rizada. Cubrimos la superficie con una fina capa de yema. Espolvoreamos con azúcar y tostamos ligeramente con un soplete o quemador.

Decoramos los laterales de la tarta con las almendras fileteadas tostadas y dibujamos un cordón de nata en el contorno de la superficie. Dejamos reposar en la nevera un par de horas antes de servir.