‘The Gentlemen: Los señores de la mafia’: un gran pasatiempo sin nada que envidiar a ‘Lock & Stock’ y ‘Snatch’

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No pocas veces valoramos en el mundo del cine el apostar sobre seguro como algo negativo al verlo como un intento de conseguir un éxito fácil. En mi opinión creo que eso debe ir asociado a cierta pereza a la hora de crear la obra, como si se creyera que dando lo mismo que funcionó en su momento ya es suficiente. Por suerte, eso no es lo que ha sucedido en el caso de Guy Ritchie y ‘The Gentlemen: Los señores de la mafia’.

Sobre el papel tenemos en ello una película muy en la línea de los títulos que le lanzaron a la fama, pero una vez vista queda claro que es una obra en la que exhibe una mayor madurez tras las cámaras, ya que es más reposada que ‘Lock & Stock’ o ‘Snatch, cerdos y diamantes’. Y lo es si renunciar al ritmo juguetón marca de la casa y a una estructura repleta de saltos en el tiempo, contando para ello con un estupendo reparto que ayuda lo suyo a que uno se lo pase en grande durante su visionado.

La evolución de Ritchie

The Gentlemen Imagen

The Gentlemen Imagen

El primer ingrediente que no podía faltar en una película de estas características de Ritchie es una colección de personajes excéntricos, con Hugh Grant representado el punto álgido de esa tendencia, pero no son personajes que actúen de una forma visceral. Eso es lo que les da un toque especial, ya que en ‘The Gentlemen: Los señores de la mafia’ es todo un constante juego de poder en el que los personajes intentan ponerse por encima de sus rivales pero sin vanagloriarse de ello.

El investigador privado interpretado por un estupendo Grant es en parte la única excepción a la regla, ya que se cree en una posición de poder tan clara para que su chantaje salga adelante que ni siquiera lo disimula. Eso le permite dotar a su personaje de una mayor expresividad para cautivar al público mientras va presentándonos al resto de jugadores en esta entretenidísima partida.

Imagen The Gentlemen

Imagen The Gentlemen

Ritchie parece consciente de ello y por eso va administrando todos los excesos que habría abrazado de entrada años atrás para que conozcamos al resto de personajes. Quizá por ello el otro con una notable importancia inicial es el hombre impasible al que da vida Charlie Hunnam, siendo Colin Farrell, el factor más exótico y fuera de lugar, el último de los personajes principales en hacer acto de presencia.

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La introducción del personaje de Farrell es particularmente estimulante y se presta a que Ritchie se desate por completo, pero incluso entonces sabe cómo utilizar al personaje para que todo resulte más medido. Perfectamente podría haber sido el equivalente al que interpretaba Rade Serbedzija en ‘Snatch, cerdos y diamantes’, pero en lugar del exceso apuesta por un saber estar impecable que convierte al personaje en un invitado de lujo de primera en todo lo que rodea a un señor de la droga que quiere vender su negocio.

Sin renunciar a nada

Escena The Gentlemen

Escena The Gentlemen

Todo esto permite a Ritchie potenciar la importancia de la estructura narrativa para esparcir a lo largo del relato multitud de pequeñas sorpresas con las que impedir que el interés nunca caiga. Ahí el trabajo de montaje de James Herbert, dando a la película una dosis extra de energía que ayuda a que los personajes puedan tener una actitud más sibilina sin que eso dañe el ritmo de la película.

Eso sí, al final la película sería mucho menos entretenida de no ser tanto por el funcionamiento de los personajes de forma individual como cuando llega la hora de que interactúen entre sí. Grant es el que brilla más por todo lo que apuntaba antes, pero todos los demás encajan a la perfección en la película, exprimiendo a fondo los diálogos que Ritchie ha escrito para ellos y logrando que todo funcione como una constante, incluso cuando llega el momento de centrarse en algún personaje que quizá no te motiva tanto como el resto.

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Todo ello acompañado de algunos ingredientes característicos de su director, tanto a nivel más mundano, como la aparente necesidad de contar con el submundo de las peleas, como en la utilización de un humor más negro, que no tiene rubor en estar asociado al evidente contenido violento de ‘The Gentlemen: Los señores de la mafia’. Ahí también se nota no que Ritchie se haya relajado, pero sí que sabe integrarlo mejor en la historia en lugar de deleitarse tanto en ello.

En resumidas cuentas

‘The Gentlemen: Los señores de la mafia’ es un pasatiempo de primera, una estupenda heredera de los primeros trabajos de su director que no se limita a ser una mera reproducción de lo que nos conquistó entonces de su cine. A eso le añades un gran reparto muy implicado para la causa y lo que te queda es una película muy a tener en cuenta, sobre todo por aquellos que simplemente quieran disfrutar lo máximo posible en una sala de cine.