‘La casa de las miniaturas’: la exquisita primera miniserie de Anya Taylor-Joy que puedes recuperar si te gustó ‘Gambito de Dama’

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El éxito de ‘Gambito de Dama‘ (Queen’s Gambit, 2020) ha vuelto a poner los ojos de todo el mundo frente a Anya Taylor-Joy, y puede que ahora el mundo tenga más interés en ‘La casa de las miniaturas‘ (2017), la adaptación en dos partes de BBC1 de la novela ‘The Miniaturist’ trasladada a la pantalla por John Brownlow que actualmente, eso sí, no se encuentra en ninguna plataforma.

Una serie que se movía entre el drama gótico y el misterio, pero que iba de asesinatos, sino de una serie de acertijos intrigantes a través de pequeñas miniaturas de una casa de muñecas. Partiendo de la primera novela de Jessie Burton, muy adecuada para una miniserie de televisión, la producción se mueve entre una casa de muñecas exquisitamente detallada, con sus muebles diminutos, una casa real de un aristócrata en el canal de Ámsterdam, que tiene como protagonista a la familia Brandt y sus secretos ocultos dentro de una sociedad puritana.

Otra serie de casas de muñecas

Miniaturist

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Anya Taylor-Joy hace de “Nella” Oortman, una joven que llega a Amsterdam en 1686 para vivir con su nuevo marido rico, Johannes Brandt (Alex Hassell), quien ha pagado las deudas de su familia a cambio de su mano en matrimonio. Marin Brandt (Romola Garai), la hermana de Johannes, que es una mujer estricta, guiada por el tradicional puritanismo de la época. Pero entre que las normas le impiden probar el mazapán, su comida favorita y Johannes no muestra ningún interés en ella, Nella vive frustrada hasta que le regalan una casa de muñecas por su noche de bodas.

Nella empieza a recibir objetos para su casa de muñecas, como un laúd y una pequeña caja de mazapán, pero pequeños paquetes de objetos no solicitados llegan a la casa de Brandt, con muñecos, perros y cunas misteriosamente perfectos que parecen predecir el futuro dos pasos antes de que ocurra, descubriendo pistas que llevan a mostrarle que no todo es lo que parece en la casa y que su marido esconde secretos que afectan no solo a ella, sino a toda su familia, incluso a la economía de Amsterdam, ya que es un importante exportador de azúcar.

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La casa de las miniaturas‘ es en parte un romance gótico en la tradición clásica de Rebecca de Du Maurier, con toques que reflejan el renacer del género con ecos de ‘La cumbre escarlata‘ (Crimson Peak, 2015) de Guillermo Del Toro, aunque aquí el elemento sobrenatural de la casa de muñecas es muy relativo y ambiguo, algo así como en ‘El hilo invisible‘ (The Phantom Threat, 2018), llevado a una escala de adaptaciones elegantes de la BBC.

Tres horas con Anya

Miniaturist3

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‘La casa de las miniaturas’ es, ante todo, una absoluta delicia visual, gracias a su recreación del Amsterdam del siglo XVII, que junto al asombroso diseño de vestuario, recuerda las pinturas de maestros como Rembrandt y Vermeer, ya que el director Guillem Morales aprovechó la calidez de la luz para que la fotografía se imprima como auténtico arte en movimiento, con vestidos brillantes que reflejan la luz maravillosamente, y hacen que la apariencia de Taylor-Joy haga un contraste directo con vestidos en gris de la sociedad puritana.

Casi como una precuela de ‘La Bruja‘ (The Witch, 2015), sobre la sociedad llamada a colonizar los bosques de Nueva Inglaterra con su rigidez y temor de Dios, muchas de esas obsesiones toman forma en el personaje de Marin Brandt, una rotunda Romola Garai, capaz de ser ruda y desagradable y, seguir siendo humana y que logremos empatizar con su conflicto. Curiosamente, la actriz fue, como Joy, laEmma’ de una versión en 2009, y curiosamente ha debutado este año como directora de terror con ‘Amulet’ (2020) una sorprendente muestra de horror británico.

‘La casa de las miniaturas’ es una inteligente reflexión sobre las paradojas de la riqueza frente al poder de la represión, derievando hacia un pesadumbroso drama con ecos de esperanza pero partes duras, en donde el misterio acaba siendo lo de menos, pese a que las pistas del artesano invisible nos van llevando por los temas de la trama como si de un trovador de una tragedia griega se tratara, ubicando temas de represión (homo) sexual, en un tapiz de intriga, fascinante y filmado de forma exquisita, como el trabajo de sus actores, donde ya TaylorJoy ya dejaba ver que podía llevar sobre su mirada toda una obra de tres horas.