‘Chernobyl’: asfixiante dosis de realidad en una miniserie de catástrofes ejemplar

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Uno de los libros que, sin ninguna duda, más me ha impactado en la vida es ‘Voces de Chernóbil’. Un libro en el cual Svetlana Aleksiévich, galardonada en 2015 con el Nóbel de literatura recoge testimonios de supervivientes, y habitantes de la zona, de la gran catástrofe nuclear que sufrió la Unión Soviética en abril de 1986. Es un libro de los que provocan espanto por el inmenso drama humano que refleja.

Con esa idea de más drama humano que dramatización de hechos históricos, me puse a ver ‘Chernobyl’, la nueva miniserie de HBO de cinco episodios (hemos visto tres en Espinof) que se estrena hoy 7 de mayo, con ganas de ver en qué iba a consistir la propuesta de Craig Mazin, director y guionista de películas tan variopintas como ‘Resacón 2’, un par de ‘Scary Movie‘ y se encuentra preparando la nueva ‘Ángeles de Charlie’.

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Así que, con estos créditos, ya me entraban dudas de que nos encontremos ante el lado más humano de la tragedia, pero tampoco lo deja de lado. ‘Chernobyl’ es el relato de una tragedia desde el primer momento. La gran explosión e incendio, los técnicos de la central que no saben qué ha pasado y se niegan a reconocer que todo indica que lo que ha explotado es el núcleo, los bomberos que llegan para apagar el fuego sin saber que el mero hecho de estar ahí significaría su muerte…

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Y, por otro lado está la gestión de la tragedia por parte de los soviéticos: torpe a veces, acertada ocasionalmente, negacionista y desinformadora a ratos y precavida en varios sentidos. Dentro de este lado «gestor» tendremos a Valery Legasov (Jared Harris), brillante físico y el primero en alzar la voz ante las más altas instancias sobre el verdadero alcance de la catástrofe.

Desde Moscú, volará junto al viceprimer ministro Boris Scherbina (Stellan Skarsgård), asignado para liderar las medidas de control de daño. Por otro lado Emily Watson interpreta a Ulana Khomyuk. física nuclear empeñada en resolver el misterio sobre lo que ha pasado.

El aspecto más humano de la tragedia lo pone Jessie Buckley en el papel de Lyudmila, esposa de Vasily (Adam Nagaitis), bombero de Pripyat que fue de los primeros en llegar al reactor y que es trasladado inmediatamente a Moscú debido a la radiación que le está matando.

Desinformación y desastre en un cóctel ejemplar

Chernobyl Hbo

Chernobyl Hbo

En líneas generales, ‘Chernobyl’ es una película (o miniserie con complejo de película) de desastres que no se aleja demasiado del manual… pero lo clava: Mazin y el director Johan Reck se les ve estudiosos del género y presentan esa mezcla idónea de drama humano, sacrificios personales, gente íntegra que lucha por hacer lo correcto y negación de la realidad que causa un daño mayor.

De hecho ahí se apoya gran parte de la tesis que presenta Mazin. Una que está desde el primer minuto, cuando un personaje, desde la lejanía del tiempo, versa sobre la desinformación y las mentiras que recibimos hasta tal punto que somos incapaz de descubrir qué es verdad. Precisamente por esas primeras frases recordamos que, ante todo, ‘Chernobyl’ es ficción y que, por tanto, maneja los hechos reales a su antojo.

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Pero esto no quiere decir que no nos podamos encontrar con una bofetada de realidad que hace que nos retraigamos a tragedias recientes y cercanas para poder ver cómo los dirigentes soviéticos de entonces no se distinguen tanto de los de «este lado» de la civilización.

‘Chernobyl’ retrata muy bien esa desesperación y esa dureza de la tragedia y lo hace sin demasiados ornamentos. Mazin y Renck escogen un acercamiento sobrio y efectivo que brilla más en los pequeños momentos que en los grandes. Es un drama humano que va más allá de la obviedad radioactiva y pone a los implicados (y a nosotros) ante un reflejo asfixiante.