El Gobierno quiere aprobar una ‘jubilación reversible’ para animar a los jubilados a que vuelvan a trabajar

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La jubilación se ha convertido en uno de los grandes temas sociales, económicos y políticos de nuestro tiempo. España, como muchos países europeos, se enfrenta a una combinación compleja de envejecimiento de la población, déficit de mano de obra en determinados sectores y un sistema de pensiones sometido a una fuerte presión financiera.

En este contexto, el Gobierno ha comenzado a explorar vías para flexibilizar la etapa de retiro, ofreciendo a los jubilados la posibilidad de volver a trabajar de forma voluntaria, parcial o temporal, sin los obstáculos actuales. Esta idea, conocida como ‘jubilación reversible’, pretende actualizar un marco que muchos expertos consideran que no se adapta ya a la realidad social y laboral del país.

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Un sistema de pensiones en tensión: la demografía como detonante

España es uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo (alrededor de 83 años), pero también uno de los que registra una tasa de natalidad más baja de Europa, situada en mínimos históricos. Esta combinación provoca que la pirámide poblacional se invierta, reduciendo el número de cotizantes por cada pensionista.

Esta realidad obliga al Gobierno a replantearse cómo sostener un sistema que se financia básicamente con las aportaciones de los trabajadores en activo. De ahí que en los últimos años se hayan impulsado varias reformas orientadas a retrasar la jubilación y ampliar los periodos de cotización.

La jubilación en España: requisitos cada vez más exigentes

El documento recuerda que, ya en 2025, para jubilarse a los 65 años se necesitarán 38 años y 3 meses de cotización. De no alcanzarse ese umbral, la edad legal se eleva a 66 años y 8 meses. Esta tendencia continuará hasta 2027, cuando la edad ordinaria será de 67 años para quienes no cumplan los 38 años y 6 meses exigidos.

Este incremento paulatino busca acercar España a otras economías europeas donde la jubilación ya se sitúa oficialmente entre los 66 y los 67 años, con ajustes según la esperanza de vida. Sin embargo, esta estrategia tiene un límite: no todos los trabajadores pueden prolongar su vida laboral debido al desgaste físico o emocional de ciertos empleos, lo que genera desigualdades entre profesiones.

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La falta de mano de obra acelera el debate

Además del reto demográfico, España sufre desde hace años un déficit de trabajadores en sectores muy concretos, como la sanidad, la construcción, la hostelería y el turismo, la tecnología, o el transporte y logística.

En otras palabras, España tiene miles de jubilados con experiencia, cualificación y capacidad para trabajar parcial o esporádicamente, mientras algunos sectores reclaman profesionales que no encuentran.

Lo que existe hoy: jubilación parcial y jubilación activa

España ya permite trabajar después de la jubilación, pero las opciones actuales apenas se utilizan debido a sus restricciones económicas». A día de hoy existen dos figuras principales:

  • Jubilación parcial: Permite reducir la jornada y cobrar una parte de la pensión, pero está muy limitada a acuerdos específicos con empresas grandes y comporta requisitos complejos.
  • Jubilación activa: Permite cobrar hasta un 50% de la pensión mientras se trabaja. Los autónomos pueden cobrar el 100%, pero solo si tienen al menos un empleado.

En ambos casos, a muchos jubilados no les compensa económicamente, y para muchas empresas resulta engorroso.

La propuesta de ‘jubilación reversible’

Ahora, el Gobierno trabaja en una nueva opción flexible: la jubilación reversible, que permitiría:

  • Combinar pensión + salario según la jornada trabajada.
  • Elegir volver al empleo de forma parcial, temporal o continua.
  • Evitar perder derechos ya adquiridos.
  • Incentivar la reincorporación sin penalizaciones excesivas.

La reforma aún está en estudio, pero ya ha sido presentada a sindicatos y patronal.

¿Qué hacen otros países europeos?

La flexibilización de la jubilación no es una idea aislada:

  • Alemania: Permite compatibilizar pensión y trabajo con muy pocas restricciones. La tendencia es incorporar progresivamente a más jubilados para reducir la presión sobre el sistema.
  • Francia: Mantiene fórmulas de ‘cumul emploi-retraite‘ que permiten cobrar el 100% de la pensión mientras se trabaja.
  • Reino Unido: No existe edad legal obligatoria de jubilación: cada trabajador decide cuándo retirarse.
  • Dinamarca y Países Bajos: Sistemas híbridos que fomentan trabajar más allá de los 65 con fuertes incentivos fiscales.

España, por tanto, va en línea con un movimiento global: convertir la jubilación en un proceso flexible, no en un corte brusco.

¿Qué efectos podría tener la reforma en España?

  • Para los jubilados: Mayor libertad para decidir cómo gestionar su retiro, manteniéndose activos y socialmente integrados, y conseguir ingresos adicionales sin perder la pensión.
  • Para el mercado laboral: Acceso a profesionales escasos o muy especializados, y menor presión para cubrir vacantes urgentes.
  • Para el sistema de pensiones: Más cotizaciones por parte de jubilados que trabajen, y reducción del gasto si parte de la pensión se ajusta a la jornada.

Sin embargo, también hay que tener en cuenta ciertos pormenores y consecuencias de una reforma de este tipo: En primer lugar, podría reducir oportunidades para los jóvenes al reducirse el ritmo de creación de vacantes. En segundo lugar, se corre el riesgo de terminar presionando a los jubilados para que sigan trabajando. Y además, ¿debe aplicarse por igual a empleados y autónomos?

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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