La
barbacoa
es
ese
artefacto
venerado
durante
los
meses
cálidos
y
luego
abandonado
como
un
trasto
cualquiera.
Pero
en
su
interior
se
acumula
más
que
nostalgia
de
reuniones:
hay
grasa
requemada,
bacterias
invisibles
y
un
aroma
que,
si
no
se
controla,
echa
por
tierra
cualquier
chuletón.
Limpiarla
una
vez
al
año
no
es
un
capricho,
es
una
necesidad.
Y
no
basta
con
darle
un
manguerazo
rápido
o
pasar
un
cepillo
de
alambre
al
final
del
verano.
Una
limpieza
real
implica
desmontar,
revisar
y
actuar
con
productos
que
no
dejen
residuos
de
cualquier
índole
en
contacto
con
los
alimentos.
limpiar
el
microondas
en
5
min.
Actuar
en
frío
Lo
primero
es
esperar
a
que
esté
completamente
fría.
Sí,
parece
obvio,
pero
no
lo
es
tanto
cuando
hay
personas
ansias
que
enseguida
quieren
hincarle
el
diente
a
la
limpieza.
Después,
hay
que
vaciar
las
cenizas,
cepillar
las
paredes
internas
con
un
cepillo
metálico
y
retirar
los
restos
de
carbón
y
grasa
acumulados,
especialmente
en
los
rincones
que
no
se
ven.
Las
parrillas
merecen
un
tratamiento
especial.
Se
pueden
dejar
en
remojo
con
agua
caliente
y
vinagre
durante
unas
horas,
para
luego
raspar
con
un
estropajo.
Si
hay
óxido,
el
truco
es
usar
bicarbonato
y
una
esponja
de
acero
hasta
que
queden
superficies
limpias
y
seguras.
No
a
las
manchas
negras
El
interior
de
la
tapa
también
acumula
residuos.
Algunos
creen
que
esas
manchas
negras
son
señal
de
experiencia,
pero
solo
indican
abandono.
Con
una
espátula
de
cocina
y
un
poco
de
jabón
neutro
se
puede
dejar
como
nueva,
evitando
siempre
los
productos
abrasivos.
Si
tu
barbacoa
tiene
rejillas
inferiores
o
bandejas
recogegrasas,
no
las
ignores.
Son
el
epicentro
de
los
olores
desagradables
y
deben
limpiarse
con
regularidad.
Un
cepillo
de
dientes
viejo
puede
ayudarte
a
llegar
a
las
zonas
más
difíciles
de
alcanzar.
Una
vez
todo
esté
limpio,
es
recomendable
secar
con
un
paño
de
algodón
y
aplicar
una
fina
capa
de
aceite
vegetal
a
las
parrillas
para
evitar
la
oxidación.
Así,
cada
nuevo
uso
empieza
sobre
una
superficie
preparada
y
segura.
Y
por
último,
cúbrela
bien
cuando
no
la
uses.
Las
fundas
impermeables
son
aliadas
esenciales
contra
el
polvo,
la
lluvia
y
la
oxidación.
Porque
una
barbacoa
bien
cuidada
no
solo
cocina
mejor:
también
habla
bien
de
quien
la
mantiene.
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