‘Cincuenta sombras de Grey’ era todo un fenómeno editorial cuando Universal decidió convertirlo en una película. La peculiar historia de amor entre Christian Grey y Anastasia Steele nació como un fan fic de ‘La saga Crepúsculo’ pero no tardó en convertirse en otra cosa. La inspiración sigue notándose incluso en su versión cinematográfica, donde no hay mucho que celebrar.
Como era de esperar, el contenido sexual tiene una fuerte presencia en ‘Cincuenta sombras de Grey’ -aunque siempre buscando en enfoque comercial que espante a la menor cantidad posible de público-, pero se da la particularidad de que la película es más interesante en la primera toma de contacto entre sus dos personajes que cuando se inicia un romance tórrido pero para nada escandaloso. Es como si quisiera jugar a algo pero sin atreverse a ir más allá de lo facilón, tal y como podréis (volver a) comprobar esta noche en La 1 a partir de las 22:00.
Demasiadas pegas
Según avanza la historia va notándose menos, pero lo más destacable de ‘Cincuenta sombras de Grey’ es el acierto de casting que supone Dakota Johnson, quien sabe captar muy bien la inocencia que requiere su persona y cómo su vida cambia por completo tras su encuentro con el personaje interpretado por un desaprovechado Jamie Dornan.
El problema es que luego Johnson tiene que manejar un personaje cada vez menos interesante, consecuencia de una mezcla desigual entre la comedia romántica y el drama adulto que nunca termina de reflejarse bien. Un material así requiere de un enfoque más juguetón y con cierto sentido del humor, y justo es reconocer que esta primera entrega de la trilogía es la que más tiene de eso, pero en cantidades tan insignificantes que en ningún momento sirve para redimir una propuesta mucho más mojigata de que lo que pretende ser.
A cambio, se agradece que no se vuelva tan intensa como nos podríamos temer -en ese aspecto ni punto de comparación con el ridículo absoluto en el que acaba cayendo ‘Cincuenta sombras liberadas’-, ya que ofrece un enfoque ligero que matiza en parte lo decepcionante de la propuesta, como si quisieran ofrecer la versión más aceptable posible del material que tienen entre manos.
Hay muchos más aspectos cuestionables, desde el poco peso de los personajes secundarios hasta el guion firmado por Kelly Marcel o la relativa desidia que transmite la puesta en escena de Sam Taylor-Johnson, pero lo que realmente condena a la película es la escasa química entre Johnson y Dornan. Esto podría haber compensado hasta cierto punto todo lo demás, pero cuando los ves juntos nunca te terminas de creer esa ardiente pasión que surge entre ellos, casi tan poco interesante como los traumas que sufre él.
La película de ‘Cincuenta sombras de Grey’ arrasó en cines tanto o más que la novela original en ventas. Hecha con un «ajustado» presupuesto de 40 millones de dólares, sus ingresos en taquilla se dispararon hasta los 569 millones, una cifra que sus dos secuelas se quedaron muy lejos de igualar.
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