Carlos Squeo, el mundialista que jugó en Sportivo Belgrano

0
392

El marcador de punta Carlos Squeo falleció este domingo a los 71 años, según informó Racing de Avellaneda en sus redes sociales. El defensor que también supo jugar como volante central hizo gran parte de su carrera en la Academia aunque en la recta final de su etapa como jugador tuvo un paso por Córdoba.

En 1980 jugó seis partidos para Sportivo Belgrano de San Francisco en la Liga Cordobesa de Fútbol. La institución de barrio Alberione manifestó su pesar en redes sociales.

En Instituto y en Belgrano

Squeo jugó también en Instituto en 1983. Disputó 33 partidos, marcó un gol y vio una roja.

Llegó como un experimentado refuerzo de 35 años para aportar su oficio a un equipo que no tenía grandes estrellas. No desentonó y su único gol lo marcó en un clásico ante Talleres: fue victoria por 3 a 2 de la Gloria el 4 de diciembre de 1983.

Surgido de Dock Sud, el nacido en Capital Federal tuvo un paso por Belgrano en 1985: allí disputó seis partidos y marcó un tanto.

Squeo (izq) en un partido ante la Selección de Holanda.

Sacrificado, con despliegue y potencia, sus grandes actuaciones lo llevaron a la selección argentina y pudo disputar el Mundial de Alemania 1974.

Squeo también jugó en Boca (donde fue campeón de la Copa Libertadores 1978), en Oro de Jalisco (México), Loma Negra (Olavarría) y Alumni (Villa María). 

Su última etapa en el fútbol la llevó a cabo como fiel ladero de Miguel Angel Brindisi en la conducción técnica. Estuvieron juntos en Independiente, Racing y Boca, entre otros clubes. Cultor del perfil bajo, jamás tuvo una frase polémica en los medios y era una persona muy querible en el ambiente futbolístico.

De Dock Sud a marcar a Cruyff

Squeo debutó a los 16 años en la Primera de Dock Sud, allá por el año 65, y tuvo una destacada carrera con su punto cúlmine como integrante del plantel argentino que disputó el Mundial de Alemania 1974, donde le tocó marcar nada menos que a Johan Cruyff, el crack de la Holanda que revolucionó el fútbol mundial.

Luego de destacarse como volante por la derecha en el Docke, pegó el salto a Racing, donde se erigió en uno de los símbolos de la Academia durante la década del 70 pese a no haber podido ganar ningún título. En 1977 fue transferido a Boca pero antes, en el 74, participó de la Copa del Mundo. Allí fue uno de los que sufrieron el famoso 4-0 de la Naranja Mecánica.

Con información de Mundo D y Olé