Airbnb me ha quitado lo que más me gustaba de viajar en los 2010. Tengo nostalgia de los años donde el consumo colaborativo reinaba

0
98

Cada vez que viajo a lugares que conocí hace ya años se me hace inevitable comparar lo que yo conocí, lo que ví en otras visitas y cómo está el sitio ahora. Me pasó hace unos meses cuando fui a Mostar, lugar que conocí por primera vez en el año 2009, ciudad que visité varias veces y en la que estuve unos días la pasada primavera, de este año 2025. 

Lo que más me sorprendió es cómo las plataformas tan ampliamente usadas para alquiler de alojamientos han puesto una enorme distancia entre personas, donde a veces ni siquiera hace falta una comunicación entre viajeros y anfitriones y recogí esa aventura en un reportaje: 

Airbnb y Booking me han quitado lo que más me gustaba de viajar en los 2000. La Gen Z tiene nostalgia de aquellos años... y yo también

Ahora estoy en el sur de Marruecos visitando a una amistades y la nostalgia que me llega es de cómo viajábamos usando plataformas de consumo colaborativo y eso nos ayudaba a vivir compartiendo y a viajar conociendo nuevas culturas. Yo era una gran usuaria de Couch Surfing, una web que yo usaba para alojarme en casa de gente en mis destinos y para acoger a personas en mi casa. También para encontrar actividades y eventos en los lugares que visitaba, promovidos por gente local. 

Hace unos días, llegué a la casa donde estoy de visita. Es la casa de unos amigos a quienes conocí en el año 2012 gracias a Couch Surfing, y estaban ahí para cenar, de sorpresa, dos hermanos de mi amigo. Llevábamos años sin vernos y pasamos la cena de risas recordando lo que habíamos vivido juntos conviviendo hace 13 años.

Hay que mencionar que, gracias a la amplia implementación de las tecnologías de la información y la comunicación, el consumo colaborativo se ha popularizado. Las tecnologías hicieron posible reconducir formas de viajar compartiendo de una manera más simple: a través de unos clics online. Pero, al mismo tiempo, los multimillonarios del mundo han salido de plataformas tecnológicas. 

La importancia de viajar compartiendo 

Era el año 2012, yo vivía y viajaba por Marruecos porque quería aprender más sobre el país vecino al mío y quería aprender el idioma dariya (me encantaría también aprender amazigh pero me resulta mucho más difícil). Tras varios meses en el país, decidí viajar el sur, la zona de las tierras rojas y las kasbahs y me fui a Ouarzazate. 

La "nostalgia millenial" y los años en que internet daba mucho espacio a compartir: mi nochebuena multicultural con Couchsurfing

Contacté a un chico con muy buenas referencias en Couch Surfing pero él no podía alojarme aquella noche porque estaba fuera pero me recomendó la casa de un amigo, su mujer y sus hijos. Ahí fui, aunque un par de días más tarde pude conocer al primer chico que contacté, ya que me llevó a pasear lugares de la ciudad. Me encantó Ouarzazate. 

Es un lugar bonito, tranquilo, gente muy amable. Y unas semanas más tarde decidí que quería irme allí a pasar una temporada. Consulté a mis colegas si sabían de algún lugar donde pudiera alquilar y me ofrecieron sus casas con toda la hospitalidad que me fascinó de Marruecos en todo momento. 

El tiempo que pasé allí fue muy feliz, aprendí muchísimo e hice amistades que perduran hasta ahora. Incluso, tras el terremoto que arrasó casas en el Atlas en 2023, pudimos de manera conjunta hacer llegar apoyo humanitario a familias que habían perdido sus hogares, también gracias al apoyo económico de amistades en España, porque compartimos la misma visión de la vida. Ahora de vuelta con ellos nos reímos muchísimo recordando el tiempo que pasamos conviviendo y nuestras pequeñas aventuras del día a día.

Tras años viajando por el mundo y alojándome gratis en mis destinos, veo que el dinero ha acabado con la "economía" del compartir

Como ya escribí en otro reportaje analizando si las plataformas que permiten hacer dinero por servicios que solían ser gratuitos en los años clave en los que el consumo colaborativo se puso de moda (moda fugaz), la finalidad de alojarse gratis en casa de gente al viajar no es ahorrar y ya estaría. Es compartir. Es intercambiar: tiempo, experiencias, conocimiento… Personalmente, la principal razón para ir a nuevos lugares del mundo es conocer otras formas de vida y diferentes maneras de comprenderlo, descubrir otras costumbres, comidas, música…. y para ello lo mejor es quedarte con gente local.

¿Y si hemos cambiado y compartir ya no es un valor? 

Mi amigo y su mujer siguen alojando a gente en casa y les pregunté hace unos días si era a través de Couch Surfing, pero me dijeron que habían cambiado a Work Away. No es la primera vez que, amigos que conozco que eran muy activos en Couch Surfing, me cuentan lo han dejado y han buscado nuevas formas de poder hacer algo similar pero donde realmente haya un intercambio. 

Me comentaban estos amigos que llegó un momento que muchísima gente solo lo usaba para viajar sin gastar pero no con el fin de crear espacios donde compartir. Tengo otra amiga de Florida, Estados Unidos, que era muy activa en esta plataforma y que también ha decidido buscar nuevas formas de alojar a gente en casa. 

Quise hacer lo que dijo el CEO de Airbnb y ofrecer un alojamiento barato. Es imposible por la legislación y los gastos en España

Yo ya viví esto cuando alojaba a gente en mi casa, pero solo en algunas ocasiones: personas que venían para dormir gratis en su destino, pero sin interés en compartir con quienes los hospedábamos en casa, o aportar algo como cocinar una cena de su país. 

De hecho, he llegado a tener algunas personas en casa que ni siquiera se levantaban para lavar el plato tras una cena que mis compañeros de piso y yo habíamos compartido con ellos. Con el tiempo, parece que esto dejó de ser algo aislado y pasó a ser muy recurrente. 

Qué ha pasado para que el consumo colaborativo tenga el dinero como un fin

Siendo un fenómeno tan reciente, no hay muchos estudios al respecto, pero sí hay algunos. En los alrededores de 2010 era una revolución y solo 10 años después han salido ya estudios viendo cómo su declive ha logrado ser tan rápido. 

La Revista Internacional de Investigaciones de Marketing publicó en 2024 un artículo recordando que, aunque los estudios sobre el consumo colaborativo en la economía colaborativa se centran generalmente en los consumidores (quienes consumen dichos servicios), se ha pasado por alto a un actor importante: los proveedores de servicios (es decir, las plataformas tecnológicas que han permitido que estos intercambios fueran posible y que, con el tiempo, en muchos casos, se han convertido en empresas multimillonarias).

Todo vale en Airbnb: un cliente tuvo que dormir dos noches en una habitación que en realidad era un cuarto de baño

El mismo CEO de Airbnb llegó a decir que un problema de su propia plataforma es que perdió «su esencia inicial». Cuando Airbnb salió a la luz se presentaba como una especie de Couch Surfing, pero de pago: el visitante pagaba y el huésped podía recibir un dinero que le ayudase a hacer frente a los gastos de su hogar o de sacar algo de rentabilidad a su propiedad. 

Al principio se englobaba dentro del término consumo colaborativo. Hace un tiempo, Brian Chesky, su CEO, afirmaba en una conferencia que el sistema de la plataforma de alquiler «está roto» puesto que ha perdido esa esencial inicial y los precios de los alquileres que presenta han subido mucho.

La falta de legislación y control acabó convirtiendo esta idea en una empresa multimillonaria más cuyo fin ya no es compartir, sino hacer dinero. No es ningún secreto que grandes empresas se han hecho con edificios enteros en el centro de las ciudades encareciéndolas. Tampoco es un secreto que la gente ya no viaja en Airbnb para juntarse con los locales. De hecho, el modelo más común es totalmente impersonal: de base, recoges las llaves en un cajetín que se abre con un código.

Para qué viajamos

Al mismo tiempo, me pregunto si nosotros como viajeros y viajeras también hemos cambiado. Como persona de Europa con un pasaporte que da mucha libertad de cruzar fronteras, la ciudadanía puede viajar más que nunca: vuelos baratísimos, mucha información y tours organizados para los más miedosos, la posibilidad de organizar absolutamente todo online sin necesidad de enfrentarnos a situaciones diversas en un destino desconocido… 

Viajamos más que nunca. Para qué lo hacemos es otro tema. Puede ser que ya no por compartir y conocer más de la cultura de nuestro destino. Sino que por puro disfrute, curiosidad, ganas de un ocio diferente…

Estamos a niveles récord de estrés en la historia: la generación Z ha entrado en el mundo laboral en un momento duro

Al mismo tiempo, viajar compartiendo puede ser cansado. Al fin y al cabo, si respetas a la persona que te aloja en su casa, lo natural es que en tu destino dediques tiempo a la charla, a cocinar algo a tus anfitriones… y a veces pienso que igual andamos demasiado agotados y estresados en la rutina como muestran constantemente investigaciones, también en España, como para esforzarnos en las vacaciones.

Igual al viajar ya solo queremos descansar, desconectar… igual es que tanto cansancio nos lleva a ser más individualistas. Socializar requiere de energía, de tiempo… En este viaje, donde dos amigas de España me han acompañado y estamos visitando a mis amistades, obviamente estamos pasando horas comiendo, charlando, compartiendo puntos de vista sobre la vida… ayer pasamos varias horas cocinando para agradecer toda la hospitalidad y cariño que hemos recibido estos días. 

Llevan décadas estudiando el trabajo y muestran una preocupante realidad: los españoles están entre los empleados menos comprometidos

A veces, mis amistades de aquí y yo hacemos bromas a mis amigas que me acompañan sobre que las he engañado: no hemos venido de vacaciones, sino a aprender idiomas y culturas y a hacer deporte (mis amistades de Marruecos son muy deportistas) porque no paramos un solo segundo de socializar o conocer. Puede ser agotador en tiempos de agotamiento pero lo que sí tengo claro es que es muy enriquecedor. 

Imagen | Foto de Beth Macdonald en Unsplash

En Genbeta | Esta web te dice cuánto vale tu casa o la que quieres comprar según datos del Catastro: consultamos el ‘valor de referencia’

En Genbeta | Si teletrabajas y quieres mudarte de ciudad, hay más de 30 países  que ofrecen visados para facilitar tu llegada. Hay paraísos