Adaptar el colegio al niño con TDAH: 13 estrategias para ayudar a los niños con hiperactividad

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Entre un dos y un cinco por ciento de los niños sufre Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), según la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH), un trastorno (no una enfermedad) que no tiene solución, aunque es cierto que los síntomas tienden a relajarse con los años.

Pero mientras crece, el niño no encaja en el aula y a menudo sufre las consecuencias negativas de estereotipos de profesores y compañeros que le califican de ‘niño conflictivo’, provocando su retraso académico y social. Sin embargo, colegios con metodología apropiada para estos pequeños ‘diferentes’ demuestran que con unas medidas adaptadas a sus necesidades pueden disfrutar de una vida escolar exitosa.

Elena Montaña Ruíz, responsable del Departamento de Orientación de la Escuela Ideo, nos cuenta en qué consisten.

Una escuela normalizada que apuesta por la inclusión

La clave del éxito para trabajar con niños con TDAH radica, según Elena Montaña, en «adaptar el centro al niño, no el niño al sistema educativo«, un sistema que, asegura, beneficia a toda la comunidad educativa, no solo a los alumnos con dificultades.

Y parece que su sistema funciona, ya que es uno de los pocos colegios en España especializado en este tipo de trastorno y al que acuden los padres con niños ya diagnosticados. «Niños con problemas menos visibles, como dislexia o TDAH, no se sienten estigmatizados en nuestras aulas, ya que trabajamos de forma muy anticipada para que no se les señale con el dedo», señala.

Porque la Escuela Ideo, según la responsable del Departamento de Orientación, es un colegio normalizado donde «incorporamos al alumno que presenta dificultades y adecuamos el sistema al niño con estrategias muy sencillas»:

Estrategias para ayudar a los niños con TDAH

1. Programación de la clase. El profesor inicia su sesión escribiendo en la pizarra las pautas de su sesión, contenidos, horas, etc. Beneficia al niño con hiperactividad, pero también al resto de los compañeros. Porque el niño con TDHA necesita anteponer las tareas, saber lo que va a suceder (contenido, competencia, tema qué se va a tratar…).

2. Tener un reloj en el aula. De esa forma cada profesor puede ajustar el tiempo al desarrollo de la clase: pautar qué va a hacer en cada hora. Si saben qué ocurre a cada momento y cuando es, por ejemplo, la hora del recreo o de ir a comer, se van centrando en lo que dice el profesor.

3. Servirse de una agenda. Les ayuda escribir qué material y qué tareas deben llevar al día siguiente. En Ideo lo llaman ‘cuaderno viajero’, porque intentan que no tenga formato de agenda, y es un sistema de comunicación entre padres, profesores y alumnos. Ayuda a los padres a estar pendientes de su hijo, saber qué tiene qué hacer.

4. Trabajo cooperativo. Va muy bien a los alumnos con Déficit de Atención, porque sus compañeros de grupo les refuerzan y reconducen cuando están despistados. A los niños con dificultades de capacidad o de falta de hábito les asignaremos los contenidos y actividades más amenas y les implicaremos en la utilización de recursos diferentes.

5. Mirarle a los ojos. Es la forma que tienen los profesores de asegurarse de que han entendido la tarea que tienen que hacer. Simplemente después de dar la lección, se acercan al niño y mirándole fijamente a los ojos, le preguntan si sabe lo que tiene qué hacer.

6. Refuerzos visuales. Exponer en el aula, a la vista de todos, el horario semanal y, al lado de cada hora, dibujos o pictogramas que reflejen en qué consiste cada actividad, hasta que se vayan acostumbrando. Les cuesta mucho centrarse con el tiempo, así que si les anticipamos qué va a ocurrir les estamos ayudando. Un ejemplo: poner una pegatina de una casa en la última actividad, para que sepa que cuando llegue esa hora (que puede mirar en el reloj) se terminan la clases y se va a casa.

7. Darle alguna responsabilidad. El niño con TDAH suele tener la autoestima baja, porque siempre se le ha señalado como despistado y repercute en fracaso escolar y absentismo. Por eso, cuando se confía en él, se anima porque ve que puede y acude a clase más contento y quiere hacer cosas.

Podemos animarle con refuerzos positivos del tipo: «El trabajo es sencillo y estoy seguro de que lo vais a hacer bien».

8. Trabajar por proyectos. Con estos niños no funciona la forma de educación tradicional: estudiar de memoria dos temas seguidos. Son emocionalmente muy vulnerables por lo que si se les evalúa así, se frustrarán y terminarán fracasando.

Por eso trabajan mejor por proyectos y se les evalúa por ellos. Hay pruebas escritas también, pero cuentan menos, no son toda la evaluación. Y es una práctica buena para todos los alumnos (incluso para cuando lleguen a la Universidad) porque se habitúan a defender sus ideas, a trabajar en equipo.

Es importante que entienda que se valora el proceso y la actitud ante el examen, que todo cuenta.

9. Organizar conceptos espacio-temporales. Tienen problemas para entenderlos, así que hay que hacerle que sepa cuándo es por la mañana o por la tarde, qué se hace antes de comer y después…

Puede servir establecer un calendario de trabajo con objetivos a cumplir en un tiempo determinado (plazos). Se entregará a cada grupo, dando un margen de flexibilidad.

10. Plan de convivencia multidisciplinar. El equipo de orientación está formado por ocho personas y tenemos reuniones semanales para tratar situaciones concretas. Apostamos por un plan de convivencia escolar desde Infantil hasta Bachillerato con la participación conjunta de padres, profesores y alumnos. Además, damos mucha importancia a las actividades, fundamentales para entender las diferencias de los niños.

Más técnicas motivadoras

En el mismo sentido se mueven las recomendaciones para el aula de la Fundación CADAH «para generar mentalidad de crecimiento, de hacerles creer que sus aptitudes y competencias se mejoran a base de entrenamiento y esfuerzo», y así reducir sus fluctuaciones de atención. Añaden a las estrategias anteriores:

11. Hacerle entender que el trabajo supone esfuerzo y que tendrá que trabajar duro para hacerlo bien, aunque hay que darle la posibilidad de elegir entre varias actividades de trabajo y herramientas de búsqueda de información variadas, introduciendo por ejemplo, las nuevas tecnologías.

12. Anticipar posibles refuerzos: «los trabajos se expondrán en el tablón, estos se comentarán en otras clases…», y que utilidad tienen para su vida diaria.

13. Comenzar el tema indagando sobre los conocimientos que los alumnos tienen en relación con el tema.

¿Qué es el TDAH?

«El Trastorno por Deficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno de funciones ejecutivas, de rendimiento, no de aprendizaje» (Barkley 2005).

Así lo define la Asociación de Afectados por TDAH de Madrid (ANSDHA). Explica que «los afectados son personas con verdaderas dificultades para trabajar con lo que saben o han aprendido anteriormente lo que se refleja a la hora de demostrar los conocimientos adquiridos en el momento de ejecutar una prueba».

Señala como principales dificultades:

  • Capacidad atencional mermada ante una tarea compleja y larga, lo que repercute en dificultades para estructurar, organizar y planificar la información.

  • Pocas habilidades lingüísticas de narración escrita.

  • Cometen errores durante los exámenes a la hora de identificar las ideas relevantes y expresarlas de forma ordenada. El discurso es pobre, desorganizado, exento de aspectos importantes y con interferencias no relevantes.

  • La impulsividad provoca la precipitación en las respuestas, dedicar poco tiempo a los aspectos importantes y demasiado a los detalles.

Por su carácter heterogéneo, es importante que se acuda a un profesional cualificado para realizar el diagnóstico (psiquiatra de niños y adolescentes o de adultos, neuropediatra, neurólogo o pediatra) que cuente con una amplia experiencia en su diagnóstico.

La Fundación Cadah señala que la mayoría de los casos se descubren al comenzar Primaria «cuando aumentan la demandas sociales y académicas y se requiere de una mayor atención y control sobre sí mismos, lo que produce mayores dificultades y una sintomatología más clara».

Opiniones discrepantes: no es una enfermedad

Niño ausente en el aula

Niño ausente en el aula

El TDAH afecta a la atención del niño y de la niña, que no es capaz de llevar determinadas rutinas y se le califica de impaciente, de inoportuno, inquieto, de querer hacer algo cuando no toca…

Así describe Elena Montaña a las etiquetas se les cuelga a los niños con Déficit de Atención, y apuntilla:

«Cada niño es un mundo y no hay que caer en la generalización, aunque sea sencillo hacerlo».

Más información | Fundación CADAH
Fotos | iStock

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