Tras meses de incertidumbre tecnológica y quejas por parte de las patronales, el Gobierno ha decidido posponer la entrada en vigor del sistema tecnológico de facturación Verifactu. Lo que iba a ser una obligación inminente para muchos autónomos y empresas se aplaza un año más, según recoge elDiario.es.
Nuevas fechas en el calendario. El Consejo de Ministros aprobará un Real Decreto-ley que modifica los plazos originales. Las empresas (contribuyentes del Impuesto sobre Sociedades) no tendrán que tener sus sistemas adaptados hasta el 1 de enero de 2027. Por su parte, los autónomos ganan aún más tiempo: su fecha límite se desplaza hasta el 1 de julio de 2027.
Este movimiento responde a un acuerdo político con Junts y a las demandas de asociaciones como ATA y Pimec, que alertaban de los costes de implementación (entre 1.000 y 6.000 euros) y la falta de preparación del tejido empresarial. Por otra parte estaban las multas: como recoge elEconomista, las sanciones iban hasta los 50.000 euros.
¿Qué es exactamente lo que se retrasa? Hay que recordar que Verifactu no es un software o programa específico, sino un reglamento técnico que deben cumplir los programas de facturación. El objetivo de Hacienda es evitar el fraude fiscal mediante la prohibición del «software de doble uso». Antes 2026, y ahora desde 2027, cualquier programa que emita facturas deberá garantizar la integridad, conservación y trazabilidad de los registros.
Es decir una vez emitida una factura, no se podrá modificar sin dejar rastro. Además, todas deberán incluir un código QR para que los clientes puedan verificar su autenticidad. Todas salvo las facturas simples que veremos a continuación.
El mito del «adiós al Excel». Uno de los puntos que más confusión ha generado de toda la polémica es si Verifactu obliga a utilizar un nuevo software a todos los autónomos. La respuesta tiene matices importantes. Si un profesional utiliza Word o Excel meramente como una «máquina de escribir» digital (para introducir datos, imprimir y guardar), no está obligado a adoptar Verifactu.
Pero la Agencia Tributaria hila fino: si ese Excel utiliza macros, fórmulas complejas o automatizaciones para generar la contabilidad, entonces sí se considera un Sistema Informático de Facturación (SIF) y deberá cumplir con los estrictos requisitos de inalterabilidad y conexión, algo que una hoja de cálculo estándar no puede ofrecer.
El Gobierno da aire, pero el mensaje de fondo se mantiene: la facturación manual o «creativa» tiene los días contados. Eso sí, es normal que mover de plazo la obligatoriedad de use cause desconcierto entre quienes ya asumían enero como fecha límite.
Imagen | Towfiqu barbhuiya en Unsplash para montaje





































