En primer lugar, corta los calabacines en rodajas de medio centímetro. En una sartén grande vierte un pelín de aceite de oliva y ve dorando el calabacín en tandas y, antes de sacarlo, echa la pimienta recién molida, un poco de hierbas provenzales y una pizca de sal (con cuidado, que el jamón y el queso feta ya llevan mucha). En la misma sarten puedes ir dorando el ajo en láminas.
Según van saliendo los calabacines, colócalos en una fuente para el horno, seguidos de un poco de ajo, una capa de jamón serrano en lonchas, y de una nueva capa de calabacines, y así sucesivamente. Continúa con la operación hasta finalizar con una última capa de calabacines.
Acaba el plato con el queso feta, que puedes desmigar con la mano para cubrir toda la fuente. Añade un último toque de pimienta y hierbas provenzales, el medio vaso de agua, y mete la fuente en el horno, a 180º.
Hornea los calabacines entre 20 y 40 minutos, dependiendo del horno, hasta que el feta empiece a dorarse. Sirve de inmediato.