Tras más de tres décadas sin rastro de la peste porcina africana en España, el país enfrenta de nuevo la amenaza de esta enfermedad animal, tras la reciente detección del brote en varios jabalíes en la sierra de Collserola, en la provincia de Barcelona.
Las autoridades sanitarias han confirmado que varios ejemplares han muerto como consecuencia del virus, lo que ha encendido todas las alarmas en uno de los sectores económicos más relevantes del país: la industria porcina.
España no solo lidera la producción de porcino en Europa, sino que también ocupa el tercer lugar a nivel mundial. Esta posición convierte cualquier amenaza sanitaria en un asunto de máxima prioridad nacional. La peste porcina africana, originada en África y detectada en Europa por primera vez en los años cincuenta, vuelve a presentarse ahora con la fuerza suficiente como para poner en peligro no solo la producción interna, sino también la potente maquinaria exportadora que representa el sector porcino español.
La UME entra en acción ante la presencia de animales salvajes muertos
Hasta el momento, no se han detectado casos en explotaciones ganaderas. Todos los animales fallecidos son jabalíes salvajes encontrados en zonas boscosas próximas a la ciudad de Barcelona, en la localidad de Cerdanyola del Vallés.
El brote, de momento, no ha llegado a ninguna granja, habiéndose producido solo muertes en animales salvajes.
A pesar de ello, la situación ha sido valorada como crítica por las autoridades catalanas, que ya han solicitado formalmente al Gobierno central la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME). El objetivo es frenar cualquier avance del brote antes de que pueda alcanzar granjas o centros de producción porcina, donde el impacto sería devastador.
No en vano, en cifras de comercio exterior, el porcino supone para España hasta 8.800 millones de euros, de los que el 60% se generan en la Unión Europea y alrededor de 1.000 millones corresponde a las ventas a China.
De hecho, no es una cuestión menor en Cataluña, donde la industria del porcino representa aproximadamente el 20% de la facturación de las exportaciones agroalimentarias catalanas. Sin duda, un motor fundamental de la economía de Cataluña, sobre todo del rural.

Buscar la ‘regionalización’ para capear la solución a corto plazo
El Ministerio de Agricultura, encabezado por Luis Planas, ha señalado que la contención del virus es la máxima prioridad del Ejecutivo. Se trabaja de forma coordinada con la Generalitat y otras administraciones autonómicas para controlar el foco en origen y evitar la expansión. A la par, se está desplegando una estrategia diplomática crucial: lograr que los países importadores de productos porcinos españoles acepten la llamada “regionalización del problema”.
Esta medida consiste en reconocer oficialmente que el brote se limita a una única región –en este caso, Cataluña– y que, por tanto, las exportaciones procedentes del resto del país puedan continuar sin restricciones.
Las autoridades están trabajando en que se regionalice el problema
Evitar un veto generalizado a los productos porcinos españoles es vital para mantener la estabilidad económica del sector, ya que gran parte de los ingresos proviene de mercados internacionales. Países de Asia, como China –que sí admite la regionalización–, y otros de América Latina o Europa del Este, representan clientes fundamentales, que no admiten la regionalización, están en ese candelero.
La peste porcina africana, una enfermedad que no afecta a los humanos
Por su parte, las autoridades sanitarias han querido transmitir tranquilidad a la población. La peste porcina africana no afecta a los seres humanos, ni puede transmitirse a través del consumo de carne, embutidos o cualquier otro producto derivado del cerdo. Tampoco se propaga entre especies animales distintas a cerdos domésticos y jabalíes. La alerta, por tanto, es exclusivamente veterinaria y económica, aunque no por ello menos seria.
En la provincia de Barcelona, la Generalitat ha intensificado los controles y la vigilancia en zonas rurales y forestales. También se han lanzado campañas informativas dirigidas a la ciudadanía. Se recomienda a quienes vivan en las cercanías de Collserola que eviten transitar por las zonas donde se han registrado los casos. Esta medida preventiva pretende frenar la expansión del virus, ya que los humanos pueden actuar como vectores pasivos, transportando restos biológicos o materiales contaminados sin saberlo.
La PPA no afecta a los humanos, ni tampoco a otro tipo de animales más allá del porcino.
Además, los especialistas recuerdan que la peste porcina africana es extremadamente contagiosa entre los animales afectados. Se transmite a través de fluidos, contacto directo o superficies contaminadas. Por eso se insiste en la necesidad de reforzar los protocolos de bioseguridad en granjas, transportes de ganado y centros de sacrificio. Las medidas de limpieza y desinfección se han endurecido en toda Cataluña, y el resto del país permanece en estado de alerta.
El impacto económico potencial de este brote es incalculable si no se logra contener de forma rápida y efectiva. Basta recordar que países como Alemania o Polonia han sufrido graves consecuencias tras la aparición del virus en sus territorios. En esos casos, la expansión a granjas comerciales provocó restricciones de exportación, cierre de mercados y sacrificios masivos de animales.
Por eso, la respuesta del Gobierno español ha sido inmediata. No solo se busca frenar el brote actual, sino también blindar al resto del territorio. La colaboración entre las administraciones y el sector ganadero será clave para lograrlo.
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