¿Qué ocurre cuando la machista en el trabajo es otra mujer?

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Desde ayer es noticia, o mejor dicho, se habla de ello en Twitter que una actriz despidió a otra por el hecho de estar embarazada. Una actriz que se ha encargado de enarbolar la bandera del feminismo como si ella hubiera provocado con su comportamiento, algún cambio social positivo para nosotras.

El problema del machismo laboral no sólo lo tienen algunos hombres, e insisto con lo de algunos, sino algunas y digo también algunas mujeres que han confundido igualdad con un carro al que subirse para su propio beneficio, como la fama a costa de escribir libros que no pasarán a la historia. Flaco favor hacen a las mujeres que a lo largo de los siglos lucharon por lograr derechos, como Clara Campoamor.

Un poco de historia sobre el feminismo y el trabajo

En 1908 las obreras del vestido de Chicago exigieron la reducción de la jornada laboral y la mejora de las condiciones de trabajo, pésimas en aquella época donde las niñas de diez años trabajaban como adultas.

En 1909, Nueva York fue testigo de la primera acción obrera de gran magnitud. Pero el año del desastre fue 1911 cuando tras una huelga textil, los dueños de la Triangle Shirtwaist Company provocaron un incendio de graves consecuencias para las mujeres.

A muchas mujeres les gustaría saber qué opinarían estas luchadoras de otras que a través de un móvil tratan de apoderarse de algo que es un derecho universal, una reivindicación coherente y, sobre todo que va de la mano de la mujer y del hombre.

Me siento ciudadano, antes que mujer (Clara Campoamor)

Las mujeres salían a las calles, para reivindicar derechos laborales y mejoras en trabajos que las esclavizaba a ellas y a los hombres. Incluso a los niños. Mucho dista este comportamiento de algunas «feministas» con peticiones surrealistas y actitudes que van en contra de lo que predican.

Volviendo a las obreras, tiempo después, Clara Campoamor figuraría en la historia por su lucha para lograr el derecho al voto de la mujer en España. Los avances a nivel laboral y social han ido de la mano de hombres y mujeres que han logrado que todos nos beneficiáramos de sus conquistas.

Cuando los términos feminismo, micromachismo, brecha salarial, techo de cristal, etcétera aparecen en los medios de comunicación y en las conversaciones cotidianas, echar la vista atrás para encontrar la inspiración en esas mujeres a las que debemos logros importantes, es necesario.

El feminismo no es una moda ni una excusa para atacar, sino para reivindicar

Que la mujer es la encargada de cuidar a un familiar cuando éste cae enfermo, es un hecho. Que la mujer es la responsable de cuidar de los hijos o resolver asuntos relacionados con médicos, reuniones del colegio, etcétera es una realidad. Que conseguir una conciliación total sería un gran paso para hombres y mujeres, también.

El problema para el feminismo son algunas mujeres que se han sumado sin ser conscientes de lo serio que resulta este movimiento

Los machistas existen en el ámbito laboral, pero las mujeres machistas, también. Por contar algo personal, una jefa que nunca me contrató ni me dio de alta en la seguridad social, tras sonreír y acariciar al bebé de la mujer a la que yo iba a sustituir, me metió en un despacho y me espetó:

-¿Estás pensando en tener hijos? Porque espero que no me hagas lo mismo que esta desagradecida.

Si las mujeres queremos contar con los mismos derechos y obligaciones que los hombres, algunas no deberían tratar de convertirse en referentes porque ninguna mujer se lo hemos pedido. Es más, causan más daño que beneficio.

El problema diario de una mujer trabajadora, dista mucho de parecerse a una persona que se pasa el día en las redes sociales o escribiendo libros demagógicos que en nada ayudan y nada aportan a los obstáculos reales a los que nos enfrentamos todas a diario.

El hombre no es el enemigo. Las leyes, la educación, mentalidades en hombres y mujeres que viven ancladas en el pasado, sí lo son. Esa idea de que por fuerza una mujer haya de formar parte de la plantilla de una empresa, de entrada ya es curiosa, puesto que va en contra de lo que la lógica y la justicia dicta.

Un puesto de trabajo debe ser ocupado por una persona que demuestre su capacidad y valía.

Trabajar por la conciliación y las mejoras salariales es feminismo

Las abanderadas del feminismo no buscaban que el foco estuviera en ellas, sino en sus causas. Y a día de hoy es lo que nosotras necesitamos, mujeres que saben lo que significan los problemas cotidianos, y que traten de aportar soluciones sin hacer ruido que a la hora de la verdad, no aporta y no sirve para avanzar.

Según la RAE, feminismo es:

Del féminisme, y este del femĭna ‘mujer’ e -isme ‘-ismo’.

  1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.

  2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.

El feminismo mal tratado puede causar rechazo tanto a hombres como mujeres, sobre todo cuando se nos trata como si fuéramos niños o incapaces de luchar por nuestros derechos si no nos respalda un famoso o una famosa.

El feminismo no es una moda, no es una camiseta ni un tuit con muchos RT’s es esa mujer que trabaja en una fábrica, tiene su propio negocio, limpia sin estar asegurada, tiene que abandonar su carrera profesional por cuidar de sus padres, cuando su deseo no es ése. El feminismo reivindica respeto e igualdad y no va en contra de los hombres sino del machismo o lo injusto.

Imagen|Pixabay