¿Cómo va a funcionar tu empresa si tu palabra favorita es yoísmo?

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Ayer mientras cambiaba de canal, tropecé con un programa infantil. Al fin, un espacio para niños donde se comportaban como tal. No cantaban, ni iban cargados de maquillaje mientras imitaban a adultos. Competían en pruebas en principio, apropiadas para su edad, entre 8 y 11 años.

Pronto me di cuenta que lo que más se potenciaba era la figura del líder. Oír a esos niños fue un mazazo. ¿Cómo era posible que con esa edad la palabra más repetida fuera: mejor? «Soy mejor que él», «Soy mejor líder que él». Pero no es de extrañar en esta era del yoísmo donde los adultos, y dentro de la empresa sobre todo, se premia el individualismo dejando a un lado el trabajo en equipo.

El trabajo en equipo, una realidad o una quimera

A veces, de lo que más se habla como un hecho positivo para implantar en la empresa, no deja de estar alejado de la realidad. De ese día a día donde el trabajador se esfuerza, da lo mejor de sí por un sueldo que no es para tirar cohetes, y no recibe ni una palabra amable por parte de su superior ni por asomo.

La idea irreal de que en todas las organizaciones, se trabaja en un ambiente cálido, donde las ideas de todos son tenidas en cuenta dista mucho de lo que existe en España. Todavía abundan las pymes donde el que manda es el jefe, y los demás son sus súbditos, ni siquiera sus empleados.

Si el jefe se cree el mejor, ¿cómo vas a aportar tus ideas?

El ejemplo que de manera más frecuente se emplea para la mejora del rendimiento de la empresa, es el trabajar como en un equipo de cualquier deporte. Si puede ser, como el fútbol. Pero ojo, no todos los equipos juegan para lograr un objetivo común. Cada vez más, hay uno que despunta y al que los demás siguen.

No hay más que ver las redes sociales, para comprobar que el yoísmo y el líder poco generoso y poco dado a que los demás brillen, es el rey.

Se puede hacer equipo, si nos olvidamos de mirarnos tanto al espejo

Nada es eterno: ni el éxito, ni el fracaso. Una personalidad narcisista demuestra que no puede vivir sin ser el protagonista, y a la vez, le pone muy nervioso que otros ocupen su lugar.

Afortunadamente, el ser ambicioso, el querer luchar por sobresalir no es negativo, siempre y cuando se tenga una idea clara: «Cualquier día te derrumbas por lo que sea, y si no estás rodeado de personas similares y distintas a ti, no sólo te hundirás tú, también tu negocio».

Imagen|Pixabay

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